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Ezequiel 7:26

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26 Quebrantamiento vendrá sobre quebrantamiento, y rumor será sobre rumor; y buscarán respuesta del profeta, mas la ley perecerá del sacerdote, y el consejo de los ancianos.

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Sobre La Palabra #10

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10. QUE EL SENTIDO ÚLTIMO DE LA PALABRA, QUE ES EL SOLO SENTIDO DE LA LETRA, CORRESPONDE A LA BARBA, Y A LOS CABELLOS DE LA CABEZA, EN UN HOMBRE- ÁNGEL.

Que los cabellos de la cabeza y la barba corresponden a la Palabra en las cosas últimas, puede parecer sorprendente cuando esto primero es dicho y oído; pero esta correspondencia deriva su causa desde esto: que todas las cosas de la Palabra corresponden a todas las cosas del Cielo, y el Cielo a todas las cosas del hombre. Pues el Cielo en su complejo, es ante el Señor como un [solo] Hombre, sobre la cual correspondencia vea en la obra Sobre el Cielo y el Infierno 87-102, 307.

[2] Que todas las cosas de la Palabra corresponden a todas las cosas del Cielo, me ha sido dado el percibirlo desde esto: que capítulos singulares en la Palabra profética corresponden a sociedades singulares del Cielo; pues cuando yo releí a través de los libros proféticos de la Palabra, desde Isaías a Malaquías, me fue dado el ver cómo se excitaban las sociedades del Cielo, en su [propio] orden, y percibían el sentido espiritual que correspondía a ellas. De ahí (desde éstas y otras comprobaciones), quedó patentizado para mí, que hay una correspondencia del Cielo entero con la Palabra, en una serie. Ahora, porque hay tal correspondencia de la Palabra con el Cielo, y el Cielo en todo y en parte corresponde al hombre, de ahí es, que lo último de la Palabra corresponda a las cosas últimas del hombre. Lo último de la Palabra es el sentido de la letra, y las cosas últimas del hombre son los cabellos de la cabeza y la barba.

[3] De ahí es, que los hombres que han amado la Palabra, incluso hasta las cosas últimas de ésta, después de la muerte, cuando ellos se convierten en espíritus, aparecen con una cabellera decorosa, y similarmente los ángeles. Lo mismo cuando ellos se convierten en ángeles, que se dejan crecer la barba. Pero viceversa ocurre con todos aquellos, quienes han despreciado el sentido de la letra de la Palabra, y que después de la muerte, cuando ellos se convierten en espíritus, aparecen como calvos. Ésta también es una señal de que ellos están sin las verdades, y por ende, para evitar avergonzar a otros, ellos se cubren la cabeza con una tiara.

[4] Porque los cabellos y la barba significan las cosas últimas del Cielo, y de ahí también las cosas últimas de la Verdad Divina o de la Palabra, por ello el Anciano de Días es descrito como teniendo los cabellos de Su cabeza como lana limpia (Daniel 7:9). Similarmente se describe al Hijo del Hombre, o al Señor, en cuanto a la Palabra (Apocalipsis 1:14). Y por ello la fuerza de Sansón estaba en su cabellera, y cuando esta última le fue cortada, aquélla quedó débil e invalidada. Y el Nazareato también dependía del cabello, pues por un Nazareo se representaba al Señor en cuanto a Sus cosas últimas, y así también al Cielo en las cosas últimas. Ésta fue la causa de que los cuarenta y dos niños hayan sido despedazados por los osos, porque ellos llamaron a Eliseo “Calvo” (2 Reyes 2:23-24).

[5] Eliseo, como Elías y los otros profetas, representaba al Señor en cuanto a la Palabra, y la Palabra sin su sentido último, que es el sentido de la letra, no es la Palabra; pues el sentido de la letra de la Palabra es como un vaso repleto de vino noble, por lo cual cuando el vaso se rompe, todo el vino se dispersa. El sentido de la letra también es como los huesos y las pieles en el hombre, quitados los cuales el hombre entero se despedazaría. De ahí es, que la consistencia, o más bien la potencia de la Palabra entera, se erija sobre su sentido último, que es el sentido de la letra; pues este sentido sustenta y contiene allí [en él] a toda la Verdad Divina.

[6] Ya que la calvicie significa la nulidad de la verdad, porque no existe lo último de ésta, por ello los de la Iglesia judaica, cuando ellos dejaron a Jehovah y rechazaron la Palabra, fueron llamados “calvos," como en Jeremías:

“Toda cabeza está calva, y toda barba está rasurada” (Jeremías 48:37).

En Isaías: “Calvicies en las cabezas, y la barba rasurada” (Isaías 15:2).

En Ezequiel: “Que afeitara la cabeza y la barba con una navaja” (Ezequiel 5:1).

“Sobre todas las caras la vergüenza, y la calvicie sobre todas las cabezas” (Ezequiel 7:18).

En él mismo: “Toda cabeza es hecha calva” (Ezequiel 29:18); y también en otras partes, como en Amós 8:10 y Miqueas 1:16.

[7] Pero el sentido de la Palabra que es llamado “el sentido de la letra”, corresponde en las cosas últimas al cabello de la cabeza; en las cosas restantes corresponde a las varias partes en el hombre, como a su cabeza, pecho, lomos, y pies; pero donde hay estas correspondencias en ese sentido, la Palabra está como vestida, y de ahí que corresponda también a las vestimentas de dichas partes, pues los vestidos en general significan las verdades, y también realmente corresponden a ellas. Pero sin embargo, muchas cosas en el sentido de la letra de la Palabra están desnudas, como sin vestidos, y éstas corresponden a la cara del hombre, y también a sus manos, las cuales [dos] partes están desnudas. Estas partes de la Palabra sirven para la doctrina de la Iglesia, porque en sí [mismas] son verdades naturales-espirituales. De donde puede constatarse, que no hay ningún obstáculo para prevenir que también allí [en la letra de la Palabra], el hombre pueda encontrar y ver las verdades desnudas. 1

Footnotes:

1. Las versiones inglesas consultadas recogen esta nota marginal, que no aparece en el texto latino utilizado por nosotros: “A partir de la correspondencia de las cosas naturales con las espirituales, el sentido último de la Palabra es significado por las doce piedras preciosas, sobre las cuales descansan los fundamentos del muro de la Nueva Jerusalén.”

  
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Muchas gracias a la "Heavenly Doctrine Publishing Foundation", por el permiso para utilizar esta traducción.