4
Y oré al SEÑOR mi Dios, y confesé, y dije: Ahora SEÑOR, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;
6
Que todos nosotros eramos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hojadel árbol ; y nuestras maldades nos llevaron como viento.