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Juan 1

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1 En el principio ya era la Palabra, y aquel que es la Palabra era con el Dios, y la Palabra era Dios.

2 Este era en el principio con el Dios.

3 Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5 Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.

6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, para que todos creyesen por él.

8 El no era la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

9 Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.

10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él; y el mundo no le conoció.

11 A lo que era suyo vino, y los suyos no le recibieron.

12 Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre;

13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

14 Y aquella Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros; (y vimos su gloria,) gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es del que yo decía: El que viene tras de mí, es antes de mí; porque es primero que yo.

16 Y de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia.

17 Porque la ley por Moisés fue dada, mas la gracia y la verdad por Jesús, el Cristo, fue hecha.

18 A Dios nadie le vio jamás; el Unigénito hijo, que está en el seno del Padre, él nos lo declaró.

19 Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas, que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?

20 Y confesó, y no negó; confesó que no era el Cristo.

21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.

22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

23 Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como Dijo el profeta Isaías.

24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.

25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué pues bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni profeta?

26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros ha estado, quien vosotros no conocéis;

27 éste es el que ha de venir tras mí, el cual es antes de mí; del cual yo no soy digno de desatar la correa del zapato.

28 Estas cosas acontecieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

29 El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dice: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

30 Este es del que dije: Tras mí viene un Varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

31 Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando con agua.

32 Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.

33 Y yo no le conocía; mas el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que permanece Sobre él, éste es el que bautiza con Espíritu Santo.

34 Y yo le vi, y he dado testimonio que éste es el Hijo de Dios.

35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.

36 Y mirando a Jesús que andaba por allí , dijo: He aquí el Cordero de Dios.

37 Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.

38 Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguirle, les dice: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras?

39 Les dice: Venid y ved. Vinieron, y vieron dónde moraba, y permanecieron con él aquel día; porque era como la hora décima.

40 Era Andrés el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que habían oído de Juan, y le habían seguido.

41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que declarado es, el Cristo).

42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Piedra).

43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halla a Felipe, al cual dijo: Sígueme.

44 Y era Felipe de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.

45 Felipe halló a Natanael, y le dice: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

46 Y le dijo Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo bueno? Le dice Felipe: Ven y ve.

47 Jesús vio venir hacía sí a Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en el cual no hay engaño.

48 Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.

49 Respondió Natanael, y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.

50 Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees; cosas mayores que éstas verás.

51 Y le dice: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre.

Commentary

 

Explorando el significado de Juan 1

By Ray and Star Silverman (machine translated into Español)

En el principio era el Verbo

1. En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.

2. Este estaba en el principio con Dios.

3. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho.

4. En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres.

El Evangelio según San Juan comienza con estas palabras: "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todo fue hecho por medio de Él, y sin Él nada fue hecho" (Juan 1:1-3). Estas palabras nos traen a la memoria las palabras iniciales de la Biblia: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Génesis 1:1). En ambos casos, ya se trate de las palabras iniciales del Génesis o de las palabras iniciales de Juan, se hace referencia a la creación. Así como Dios creó todas las cosas del universo físico, la Palabra de Dios crea todas las cosas del universo espiritual.

Si se toma literalmente, el libro del Génesis describe la tierra como sin forma, vacía y en tinieblas. En Juan, la Palabra de Dios nos muestra que este vacío sin forma es una vida sin significado ni propósito, y la "oscuridad" es una vida sin comprensión de la verdad espiritual. Por eso el primer mandamiento de Dios en la Biblia es "Hágase la luz" (Génesis 1:3). Necesitamos tanto la luz natural como la luz espiritual. Como está escrito en los salmos: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino" (Salmos 119:105).

La "palabra del Señor"

En las escrituras hebreas, la frase "la palabra del Señor" se repite repetidamente, "Por ejemplo, Jeremías escribe: "Ahora escuchad todos vosotros la palabra del Señor" (Jeremías 44:26). Ezequiel escribe: "Diles: 'Oíd la palabra del Señor soberano'" (Ezequiel 25:3). E Isaías escribe: "Porque la ley saldrá de Sión y la palabra del Señor de Jerusalén" (Isaías 2:3). En cada uno de estos contextos, la frase "la palabra del Señor" se refiere a la proclamación de la verdad divina.

La palabra del Señor también tiene poder creador. Como está escrito en los salmos: "Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el soplo de su boca" (Salmos 33:6). A un nivel más profundo, esto significa que el "cielo" se construye en cada uno de nosotros, junto con todo lo que es bueno y verdadero por "la palabra del Señor." 1

La palabra del Señor, pues, da nacimiento a todo lo que es bueno y verdadero. Todo nuevo nacimiento y toda nueva creación que se mencionan en la Palabra se refieren al nacimiento de un nuevo entendimiento o a la creación de una nueva voluntad. Cuando el Señor dice: "Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros" (Ezequiel 36:26), esto se refiere a la creación de una nueva voluntad y al desarrollo de un nuevo entendimiento. Sin el aliento de Dios insuflando nueva vida en nosotros a través de Su Palabra, es imposible desarrollar un nuevo entendimiento o recibir una nueva voluntad. Esta es la obra del Señor en nosotros, y tiene lugar por medio de la Palabra. Como dice Juan en las primeras palabras de este evangelio: "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios... y todas las cosas fueron hechas por medio de Él" (Juan 1:1-3). 2

Otra forma de decir esto es que todas las cosas llegan a existir a través de las palabras que Dios habla, es decir, a través de todo lo que sale de la boca de Dios. En el libro del Génesis, cada nuevo día de la creación comienza con las palabras: "Entonces dijo Dios". Ya sea la creación de la luz en el primer día, o la creación de los seres humanos en el sexto día, todo comienza con las palabras: "Entonces dijo Dios" (ver Génesis 1:3-28). Entendido así, puede decirse con verdad que el Verbo es "Dios con nosotros", que todas las cosas están "hechas por medio de Él" y que "en Él está la vida y esa vida es la luz de los hombres" (Juan 1:4). Como dijo Jesús cuando se enfrentó al diablo en el desierto: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). 3

Las palabras "no sólo de pan vivirá el hombre" nos recuerdan que una vida verdaderamente humana es mucho más que la capacidad de comer, dormir y disfrutar de los placeres sensuales. Si bien es cierto que Dios proporciona todas estas cosas, la vida es mucho más que la mera satisfacción de las necesidades naturales. Para ser verdaderamente humanos necesitamos elevar nuestro entendimiento a la luz de la verdad y recibir una nueva voluntad viviendo de acuerdo con esa verdad.

Así es como recibimos el amor y la sabiduría de Dios, que es la esencia misma de la vida. En pocas palabras, la vida de Dios está contenida en la Palabra de Dios. Cuando Dios está con nosotros, llenándonos de Su amor y sabiduría, comenzamos a ver todas las cosas bajo una nueva luz. Como está escrito: "En Él estaba la vida, y esa vida era la luz de los hombres" (Juan 1:4). 4

La luz que brilla en la oscuridad

5. Y la Luz aparece en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.

6. Hubo un hombre enviado por Dios; su nombre [era] Juan.

7. Vino para dar testimonio, para testificar acerca de la Luz, a fin de que todos creyesen por medio de él.

8. No era él la Luz, sino que [fue enviado] para que diese testimonio de la Luz.

9. Él era la Luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene al mundo.

10. Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por Él, y el mundo no le conoció.

11. Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron.

12. Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios,

13. Los cuales no nacieron de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

14. Y el Verbo se hizo carne, y habitó en un tabernáculo entre nosotros, y observamos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Al final del Evangelio según San Lucas, Jesús dijo a sus discípulos: "Quedaos en Jerusalén hasta que recibáis poder de lo alto" (Lucas 24:49). Como hemos señalado, "Permanecer en Jerusalén" es una expresión simbólica para estudiar la Palabra de Dios a la luz de su significado más profundo. Cuando esto se hace con reverencia, la Palabra se convierte en mucho más que letras y palabras. Se convierte en el aliento mismo de Dios con nosotros, que nos inspira a poner esas palabras en nuestras vidas. Cuando se escucha la voz de Dios en Su Palabra, la luz de la verdad brilla en nosotros, y recibimos "poder de lo alto". 5

La historia de cómo alcanzamos gradualmente este nivel de desarrollo espiritual comienza con Juan el Bautista, que representa el sentido literal de la Palabra. Aunque hay muchas verdades genuinas en la letra de la Palabra, gran parte de la letra parece dura, condenatoria y contradictoria. Al igual que el áspero vestido de pelo de camello con el que está vestido Juan el Bautista, el sentido literal de la Palabra por sí mismo no siempre revela las verdades más profundas y preciosas de la Palabra. El sentido literal de la Palabra debe verse en conexión con su significado más profundo.

Por eso se dice que Juan el Bautista "da testimonio" de la luz, pero no es la luz verdadera. Como está escrito, "la luz verdadera", la "luz que alumbra a todo el que viene al mundo... estaba en el mundo y el mundo fue hecho por Él" (Juan 1:7-10). Esta es la luz de la verdad divina que llega a cada uno de nosotros a través de la Palabra. Es la luz que nos revela no sólo la naturaleza y el alcance de nuestras falsas creencias y malos deseos, sino también el amor, la sabiduría y el poder de Dios, que nos ayudará a dar a luz no sólo una nueva comprensión, sino también a recibir una nueva voluntad.

Creer en Su nombre

Lamentablemente, no todos acogen la luz. Como está escrito: "Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron" (Juan 1:10-11). Sin embargo, para aquellos que reciben la luz, para aquellos que genuinamente se examinan a sí mismos a la luz de la verdad divina, se arrepienten de sus pecados, invocan a Dios y se esfuerzan por vivir de acuerdo con los preceptos de la Palabra, hay una gran promesa. Como está escrito: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no nacieron de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:12-13). 6

Cuando se comprende bien la Palabra, vemos que está llena de gloria y de poder. Al leerla, nos damos cuenta de que Dios mismo nos llena de los pensamientos más nobles y profundos y de los afectos más hondos y conmovedores. En la Sagrada Escritura, todo lo que procede de Dios, incluidas sus cualidades divinas, se llama "el nombre de Dios". Entre ellas se encuentran cualidades como la bondad, la valentía, la comprensión y el amor. Cuando empezamos a vivir de acuerdo con los pensamientos nobles y los afectos benévolos que Dios insufla en nosotros, se abre el camino para que Dios cree una nueva voluntad en nuestro interior. Es el comienzo de un nuevo día en nuestras vidas. Como se dice en el lenguaje de la Sagrada Escritura, "nacemos de Dios" (Juan 1:13). 7

El Verbo se hizo carne

Para ser comprendida y vivida, la verdad divina infinita debe acomodarse al entendimiento humano finito. Por lo tanto, el infinito e incomprensible Creador del Universo -la Verdad Divina misma- viene a nosotros inicialmente a través de las palabras literales de las Sagradas Escrituras. Como hemos mencionado, esto está representado por Juan el Bautista, que "da testimonio de la Luz, pero no es esa Luz" (Juan 1:8). La verdadera Luz viene al mundo a través de la vida y las enseñanzas de Jesucristo. Por eso está escrito que "el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:14). Históricamente, se refiere a la venida de Dios al mundo en la forma corporal de Jesucristo. Como está escrito, "inclinó los cielos y descendió" (Salmos 18:9).

Esto es más que un hecho histórico. Es también una realidad perpetuamente presente. Explica cómo Dios está dispuesto a "descender" a cada una de nuestras vidas, anhelando inspirarnos con Su verdad, llenarnos con Sus cualidades, y capacitarnos con el deseo de servir a los demás. Mediante nuestra disposición a recibir Su verdad en nuestro entendimiento y Su amor en nuestra voluntad, "nacemos de Dios" y nos convertimos en "hijos de Dios."

Una aplicación práctica

Las palabras iniciales del Evangelio según San Juan dejan claro que el Señor está plenamente presente con nosotros a través de su Palabra. Pero a menudo es difícil ver al Señor en Su Palabra, sobre todo cuando hay tantas cosas en sentido literal que parecen, como hemos dicho, contradictorias, duras y condenatorias. Por eso es necesario tener tanto el sentido literal, que sirve de cuerpo, como el sentido espiritual, que sirve de alma. Cuando se tienen presentes simultáneamente estos dos sentidos de la Palabra, se reconcilian las contradicciones, y la aparente dureza de la letra se transforma en el sabio y poderoso amor de Dios. En tus relaciones personales puedes hacer algo parecido. Intenta escuchar la intención amorosa que hay en las palabras que pronuncian los demás. Aprende a escuchar el amor. 8

La Ley y la Gracia

15. Juan dio testimonio de Él, y clamó diciendo: Este era aquel de quien yo dije: El que viene después de mí fue antes que yo, porque era anterior a mí.

16. Y de Su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia,

17. Porque la Ley fue dada por Moisés, [pero] la gracia y la verdad vinieron a ser por Jesucristo.

Salvados por gracia

En los tiempos bíblicos, el concepto de gracia no se entendía claramente. En su lugar, se asumía generalmente que la mera obediencia a la letra de los mandamientos es el camino a la salvación. Ningún otro mensaje es más consistente en las escrituras hebreas que la importancia de una vida de acuerdo a los mandamientos. Como está escrito en los salmos: "Dame entendimiento y guardaré tu ley; es más, la observaré con todo mi corazón. Hazme caminar por la senda de tus mandamientos" (Salmos 119:34-35).

Cuando el Creador invisible del universo vino a la tierra como Jesucristo, no eliminó los mandamientos. Al contrario, profundizó en su mensaje llevando a las personas más allá de la letra. Enseñó que la mera observancia externa de los mandamientos no era, en sí misma, salvadora. Aunque debemos poner de nuestra parte, esforzándonos por comprender la Palabra y por vivir de acuerdo con los mandamientos, nada de esto es posible sin la gracia de Dios (Juan 1:12).

Ser "salvo por gracia", por tanto, es recibir la capacidad de comprender la verdad y el poder de vivir de acuerdo con ella. Este "poder de lo alto" nos es dado gratuitamente por la gracia de Dios. Esto, ciertamente, incluye la capacidad de amar a Dios y la capacidad de guardar Sus mandamientos. Esta gracia está más allá de toda medida, siempre presente, desbordante. Como está escrito: "Y de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia" (Juan 1:16). La gracia divina, por tanto, es ilimitada y abundante, tanto como seamos capaces de recibir. 9

Mientras que la ley es dada a través de Moisés, y debemos obedecerla, la gracia y la verdad vienen a través de Jesucristo (Juan 1:17). Esto significa que el necesario primer paso de obediencia y autocompulsión será gradualmente reemplazado por el amor de hacer la voluntad de Dios. En otras palabras, al principio, obedecemos los mandamientos, simplemente porque es la Palabra de Dios. Luego, obedecemos los mandamientos porque tiene sentido hacerlo. Finalmente, obedecemos los mandamientos porque nos gusta hacerlo. Esta es la gracia que Jesús trae a nuestra vida. Cuando el don de la gracia desciende sobre nosotros, descubrimos que ya no cumplimos los mandamientos por obediencia, sino por amor. 10

Cuando hablamos de obedecer los mandamientos, hay que distinguir entre las leyes ceremoniales y las leyes morales. En la Palabra, todas las leyes ceremoniales relativas a rituales, festivales, lavados y sacrificios son representativas de verdades eternas. Mientras que algunas de estas leyes todavía pueden ser útiles, como la conmemoración de eventos sagrados, otras leyes, como el sacrificio de animales, han sido totalmente derogadas. No obstante, siguen formando parte de la Palabra por su significado interno. En cambio, la ley moral, especialmente los Diez Mandamientos, permanece para siempre tanto en la letra como en el espíritu. Esto se debe a que no sólo revela la voluntad de Dios, sino que también describe los males que hay que evitar y el bien que hay que hacer si queremos vivir según la voluntad de Dios.

Al esforzarnos por cumplir los mandamientos, aprendemos rápidamente que no podemos hacerlo sin Dios. De este modo, no sólo nos revelan nuestra impotencia, sino que también nos dirigen a la fuente de todo poder, el único que puede darnos la fuerza para cumplirlos. A este respecto, el apóstol Pablo escribe que "la ley es santa, justa y buena" (Romanos 7:12). 11

Una aplicación práctica

En el lenguaje cotidiano, la palabra "gracia" se utiliza a veces para describir los movimientos fluidos de un bailarín o un patinador artístico, o el estilo pulido de un atleta o un músico. Estos profesionales experimentados actúan con una destreza que parece fluida, fácil y sin esfuerzo. Sin embargo, todos sabemos que este tipo de gracia se consigue con la práctica. Lo mismo ocurre con el desarrollo espiritual. Al principio, tenemos que obedecer a la verdad, haciendo lo que nos enseña. Puede que nos resulte incómodo. Pero si seguimos practicando, podemos notar un cambio sutil pero significativo en nuestro espíritu. Mientras que antes nos obligábamos a hacer lo que la verdad enseña, empezamos a amar vivir de acuerdo con la verdad. Por ejemplo, si ha aprendido que nunca debe actuar con ira y practica este principio constantemente, puede comenzar a experimentar algo de la bondad que resulta de ser obediente a esta verdad. Al principio, puede que tengas que obligarte a ser consciente de tu tono. Poco a poco, sin embargo, a medida que esto se convierta en un hábito, disfrutarás hablando amablemente. Descubrirás que eres más amable con los demás y que tus relaciones mejoran. Como aplicación práctica, observa cómo vivir de acuerdo con la verdad, aunque al principio tengas que obligarte a ello, se hace cada vez más fácil. Esto es el Señor obrando a través de ti. Esto es gracia. 12

En el seno del Padre

18. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, Él [Lo] ha sacado a la vista.

Inmediatamente después de la afirmación de que la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad por medio de Jesucristo, Juan añade que "A Dios nadie le ha visto jamás. Al Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, Él lo ha declarado" (Juan 1:18). A lo largo de este evangelio, Juan volverá con frecuencia al tema central de la íntima relación entre "el Padre" y "el Hijo".

Aunque pueda parecer que hay dos Dioses -un "Padre" invisible y un "Hijo" visible que está "en el seno del Padre"-, es importante entender que no hay dos Dioses, sino uno. Son "uno" del mismo modo que el cuerpo visible es uno con el alma invisible. Aunque Jesús hable con frecuencia de sí mismo como separado del Padre, sólo están separados del mismo modo que el calor y la luz pueden considerarse aspectos separados del fuego solar. En el sol ardiente, que es su origen, el calor y la luz son uno. 13

Del mismo modo, el amor y la sabiduría, vistos como originarios de Dios, son uno en esencia y en origen. Siempre que Jesús se refiere al "Padre", que es invisible, debe entenderse que se refiere al Amor Divino que es Su misma alma. Y cuando Jesús se refiere al "Hijo de Dios", se refiere a Su encarnación humana, especialmente a la verdad divina que expresa en Sus palabras y acciones. Así es como los aspectos invisibles y visibles de Dios -el alma invisible llamada "Padre" y el cuerpo visible llamado "Hijo"- pueden verse como uno solo. 14

Por eso, cuando se dice que Jesús está "en el seno" del Padre, se sugiere que Jesús está de alguna manera profundamente conectado con el Padre. Incluso en el lenguaje común, el término "amigos del seno" implica una profunda amistad interior. Por eso, cuando se dice que Jesús está en el seno del Padre, significa que el alma invisible de Jesús, el lugar de su amor más íntimo está dentro del Padre. Lo mismo ocurre con cada uno de nosotros. Nuestra alma es el lugar donde residen nuestros amores más profundos, las cosas que nos importan más profundamente, las cosas que nos impulsan y nos motivan. Este lugar invisible que nadie puede ver se llama "el seno" o "el alma". Esta relación entre el alma invisible y el cuerpo visible, ya sea en una persona o en Dios, es la relación más íntima posible. Por eso, en el lenguaje de la Sagrada Escritura, esta relación se describe con las palabras: "El Hijo está en el seno del Padre". 15

Pero eso no es todo. El Hijo no sólo está "en el seno del Padre"; el Hijo también "ha hecho visible [al Padre]". En Jesucristo, el Padre invisible se hace visible. A través de sus palabras y acciones, Jesús revela el corazón y el alma del Padre, los amores más íntimos y las verdades más nobles de Dios. En otras palabras, vemos la encarnación del amor y la sabiduría infinitos del "Padre" invisible a través de las palabras y los actos finitos del "Hijo" visible.

Al continuar nuestro estudio de las conexiones episódicas en Juan, será importante tener presentes los términos "Padre" e "Hijo". El término "Padre" se referirá constantemente al Amor Divino que es invisible e inaccesible. Y el término "Hijo" se referirá a la Verdad Divina hecha visible a través de la vida y las enseñanzas de Jesucristo. 16

El Cordero de Dios

19. Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Quién eres tú?

20. Y él profesó, y no negó, y profesó: Yo no soy el Cristo.

21. 21. Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Y él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el Profeta? Y él respondió: No.

22. Para que respondamos a los que nos enviaron, ¿qué dices de ti?

23. El declaró: Yo [soy] la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

24. Y los enviados eran de los fariseos.

25. Le preguntaron y le dijeron: ¿Por qué bautizas, pues, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?

26. Juan les respondió diciendo: Yo bautizo en agua, pero en medio de vosotros está [uno] a quien vosotros no conocéis.

27. Es aquel que, viniendo detrás de mí, estaba delante de mí, de quien no soy digno de que le suelte la correa del zapato.

28. Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

29. Al día siguiente, Juan mira a Jesús que se le acerca y dice: ¡Mirad, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

30. Es aquel de quien dije: Detrás de mí viene un Hombre que estaba delante de mí, pues era anterior a mí.

31. Y yo no le conocía; pero para que fuese manifestado a Israel, a causa de esto he venido bautizando con agua.

32. Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre Él.

33. Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.

34. Y yo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

Al comenzar el siguiente episodio, Juan el Bautista es confrontado por los líderes religiosos que le preguntan si Él es el Cristo. Cuando responde: "Yo no soy el Cristo", le interrogan más a fondo. "¿Eres Elías?", le preguntan. "¿Eres profeta? Una y otra vez, Juan dice: "No lo soy". Mientras continúan interrogándole, Juan da una respuesta que contiene el secreto de su representación. "Yo soy la voz del que clama en el desierto", dice. "Enderezad el camino del Señor" (Juan 1:19-23).

Como hemos señalado, Juan el Bautista representa la letra de la Palabra, las verdades sencillas que hay que obedecer. Siempre que esto ocurre, hay una limpieza de nuestro comportamiento exterior. Esto "prepara el camino" para la venida del Señor, la limpieza más profunda e interna del espíritu. Por eso el grito de Juan, en todos los evangelios, es siempre el mismo. Es un grito dirigido a todos los que han descuidado o tergiversado las enseñanzas literales de las Sagradas Escrituras. Es el grito urgente e insistente de que se arrepientan y enderecen su entendimiento para que el Señor pueda entrar en sus vidas. Juan el Bautista, pues, es "la voz del que clama en el desierto". Clama en un mundo yermo de verdad, diciendo: "Aprended las Escrituras". Esto se debe a que el sentido literal de la Palabra abre el camino para la comprensión del sentido espiritual. Las enseñanzas literales de la Palabra "preparan el camino" para la venida del Señor. 17

Aún insatisfechos con la respuesta de Juan el Bautista, los líderes religiosos continúan interrogándole. Le preguntan: "Si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta, ¿por qué bautizas?". (Juan 1:25.) Juan el Bautista dice: "Yo bautizo en agua, pero en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Es aquel que, viniendo detrás de mí, estaba delante de mí, de quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia" (Juan 1:26-27).

Juan el Bautista tiene muy claro que su obra no puede compararse en modo alguno con la que Jesús ha venido a realizar. Mientras que el sentido literal de las Escrituras puede orientar sobre la forma externa de nuestro comportamiento, esto es totalmente diferente de lo que el sentido espiritual puede hacer dentro de nosotros. El sentido externo se compara con el lavado del agua que sólo puede limpiar el cuerpo, mientras que el sentido interno se compara con el lavado de la verdad que puede limpiar el alma. Desde la perspectiva de Juan el Bautista, la purificación externa que él ofrece, comparada con la purificación mayor que se produciría a través de Jesús, es como una sombra comparada con la luz; es como una representación de la realidad comparada con la realidad misma. 18

Jesús es bautizado

Sabiendo que Jesús viene a traer una limpieza que es mucho mayor que un bautismo con agua, Juan el Bautista dice: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). Es bien sabido que los corderos tienen una disposición que les permite reconocer la voz de su amo y seguirle a donde les lleve. En las Sagradas Escrituras, esta confianza inocente, semejante a la de un cordero, se convierte en un símbolo representativo de la capacidad que Dios nos ha dado para escuchar la voz del Señor en Su Palabra y seguirle adonde Él nos guíe. Como está escrito en las Escrituras hebreas: "El Señor es mi pastor. Nada me falta. En lugares de delicados pastos me hará descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce" (Salmos 23:1-2).

En este sentido, Jesús no es sólo el "Verbo hecho carne", sino también un modelo para toda la humanidad. Al igual que un cordero reconoce y sigue la voz de su amo, Jesús es un "Cordero" dispuesto a seguir los impulsos de la voz de Dios. En este papel, Jesús es la inocencia misma, mostrando lo que significa amar a Dios y seguirle, como un "Cordero de Dios." 19

Después de referirse a Jesús como "el Cordero de Dios", Juan dice: "Vi al Espíritu que descendía del cielo como una paloma y permanecía sobre Él. Yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo'. Y yo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios" (Juan 1:32-34).

Una vez más, Juan el Bautista dice que sólo puede bautizar con agua. Esta vez añade que Jesús "bautiza con el Espíritu Santo". Por su capacidad de limpiarnos externamente, el agua representa la reforma gradual de nuestro entendimiento mediante el aprendizaje y la obediencia de las verdades literales de la Palabra. Pero Jesús bautiza con el Espíritu Santo, lo que significa que Jesús no sólo nos da el poder de entender la verdad, sino también el poder de vivir de acuerdo con ella. A esto también se le llama "poder de lo alto" o simplemente, "gracia". En el lenguaje de las Sagradas Escrituras, este poder también se llama "Espíritu Santo". 20

Ya hemos mencionado que el Padre y el Hijo son uno, como el alma y el cuerpo son uno. En este versículo se menciona el término "Espíritu Santo". Este es el tercer aspecto de Dios, que es infinito, pero puede entenderse en términos finitos. La relación entre el "Padre", el "Hijo" y el "Espíritu Santo" puede compararse a la forma en que nuestra alma trabaja junto con nuestro cuerpo para producir una acción. Por ejemplo, el amor que sentimos por otra persona es, por así decirlo, nuestra "alma". Nuestro cuerpo nos permite expresar este amor de diversas maneras. A través del cuerpo, este amor puede expresarse mediante una palabra amable, una acción considerada o, tal vez, una caricia compasiva. Así es como el alma, el cuerpo y la acción trabajan juntos en cada ser humano, una interacción que corresponde a la unidad esencial de los términos Padre, Hijo y Espíritu Santo. 21

Los primeros discípulos

35. De nuevo al día siguiente, Juan se puso en pie, y dos de sus discípulos.

36. Y mirando a Jesús que caminaba, dice: ¡Mirad, el Cordero de Dios!

37. Y los dos discípulos, oyéndole hablar, siguieron a Jesús.

38. Y Jesús, volviéndose y observando que le seguían, les dice: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que traducido es: Maestro), ¿dónde te quedas?

39. Él les dijo: Venid y veréis. Vinieron y vieron dónde se hospedaba, y se quedaron con Él aquel día, y era cerca de la hora décima.

40. Uno de los dos que oyeron a Juan y le siguieron era Andrés, hermano de Simón Pedro.

41. Primero encuentra a su propio hermano Simón y le dice: Hemos encontrado al Mesías (que es, traducido, el Cristo).

42. Y lo llevó a Jesús, y Jesús, mirándolo, dijo: Tú eres Simón, el hijo de Jonás. Tú te llamarás Cefas (que traducido es, Pedro).

43. Al día siguiente, Jesús quiso salir a Galilea, y encuentra a Felipe, y le dice: Sígueme.

44. Y Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y de Pedro.

45. Felipe encuentra a Natanael y le dice: Hemos encontrado a Aquel de quien escribió Moisés en la Ley, y [también] los Profetas: Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

46. 46. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dice: Ven y lo verás.

47. Jesús, viendo a Natanael que se le acercaba, dice de él: Mira, verdaderamente un israelita en quien no hay engaño.

48. Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamase, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

49. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.

50. Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, ¿crees? Verás cosas mayores que éstas.

51. Y le dice: Amén, amén te digo: Desde ahora verás el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre.

Como hemos visto, un nuevo episodio en los evangelios comienza a menudo con un cambio de lugar o de tiempo, como "al día siguiente" o "al día siguiente". Así, leemos que "al día siguiente Juan estaba de pie con dos de sus discípulos" (Juan 1:35). Aunque estos dos hombres eran discípulos de Juan el Bautista, le habían oído proclamar que Jesús es "el Cordero de Dios" y el mismísimo "Hijo de Dios". La recomendación de Juan es todo lo que necesitan; deciden, en ese momento, seguir a Jesús. A veces, la voz de Juan el Bautista -la poderosa verdad de la letra de la Palabra- es todo lo que necesitamos para convencernos de seguir a Jesús. No se trata sólo de la letra, sino de algo mucho más profundo que llega a través de la letra con el poder de conmovernos. 22

Y cuando esto sucede -cuando tomamos la decisión de seguir a Jesús- nuestra vida da un giro notable. Comenzamos a examinar nuestro verdadero propósito en la vida. Cuando Jesús habla a los que están pensando en ser sus discípulos, les hace una pregunta sencilla, pero profunda. Pregunta: "¿Qué buscáis?". (Juan 1:38). Esta pregunta es una invitación a examinar nuestros verdaderos motivos, y a preguntarnos: "¿Qué busco realmente?". "¿Cuáles son mis objetivos?" "¿Cuál es mi propósito?" Si buscamos la felicidad, la paz o la comodidad, podríamos preguntarnos: "¿Cómo la alcanzaré?". Si buscamos convertirnos en mejores personas, podríamos preguntarnos: "¿Cómo podría lograrlo?".

En respuesta a la pregunta de Jesús, le preguntan: "Rabí, ¿dónde te hospedas?" (Juan 1:38). Jesús no les da una respuesta concreta. En su lugar, les invita a "venir y ver" (Juan 1:39). En un nivel, esto puede entenderse de manera bastante simple. Jesús quiere que aprendan por experiencia, que simplemente hagan lo que Él manda y vean a dónde les lleva. Más profundamente, las dos palabras "venid" y "ved" se refieren tanto a la voluntad como al entendimiento. El acto de "venir" implica un cambio de posición o ubicación, un acto deliberado de la voluntad; y el acto de "ver" implica el entendimiento, las facultades que nos permiten comprender nueva información, reconocer la verdad cuando se presenta, y decir, cuando una nueva luz amanece en nuestra conciencia: "Veo". Por eso está escrito que "vinieron y vieron dónde se hospedaba, y se quedaron con Él aquel día" (Juan 1:39).

Andrés y Pedro

Sólo se nombra a uno de estos dos primeros discípulos. Su nombre es "Andrés". Los eruditos bíblicos han conjeturado que el discípulo sin nombre es Juan, el autor de este evangelio. Pero eso es incierto. Lo que es seguro, sin embargo, es que Andrés informa inmediatamente a su hermano, Simón Pedro, de su descubrimiento. "Hemos encontrado al Mesías", dice Andrés a Pedro. Andrés conduce a Pedro hasta Jesús (Juan 1:41). Mirando a Pedro, Jesús le dice: "Tú eres Simón, el hijo de Jonás. Te llamarás Cefas". El autor de este evangelio añade a continuación que el nombre "Cefas" significa roca o piedra (Juan 1:41-42).

En tiempos bíblicos, las rocas y las piedras se utilizaban para diversos fines, especialmente como armas de defensa y como bloques de construcción de fortalezas. También se utilizaban para construir el templo, que estaba hecho de piedras enteras. Las piedras del templo significan verdades que proceden directamente de la Palabra y no del propio razonamiento. Estas piedras enteras son las verdades que defienden contra la falsedad. En general, pues, las piedras y las rocas, por su dureza y durabilidad, representan una fe sólida como una roca que se construye sobre verdades de la Palabra del Señor. Por lo tanto, al llamar a Pedro "Cefas", Jesús está indicando que en el futuro, el nombre de Pedro será sinónimo de fe verdadera-una fe que es tan sólida como "una piedra" y tan duradera como "una roca." Como dice Jesús, "Tú serás llamado Cefas" Puede que Pedro no sea todavía una roca de fe, pero Jesús promete que su fe será tan sólida como la piedra. 23

Felipe y Natanael

Mientras Jesús viaja hacia Galilea, sigue añadiendo discípulos. Cuando encuentra a Felipe, le dice: "Sígueme" (Juan 1:43). Sin dudarlo, Felipe decide seguir a Jesús. No sólo decide seguir a Jesús, sino que inmediatamente recluta a un hombre llamado Natanael. "Hemos encontrado a Aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también en los profetas", dice Felipe a Natanael. "Es Jesús de Nazaret, hijo de José" (Juan 1:45). Natanael, sin embargo, se muestra reacio a seguir a Jesús. "¿De Nazaret puede salir algo bueno?", dice (Juan 1:46). Impertérrito, Felipe le dice: "Ven y verás" (Juan 1:46).

Aunque Natanael no está convencido, siente curiosidad. Por eso va al encuentro de Jesús. Cuando Natanael se acerca a Él, Jesús le dice: "He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño" (Juan 1:47). En respuesta, Natanael le dice: "¿De dónde me conoces?". Y Jesús responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi" (Juan 1:48). Con estas palabras, Jesús revela Su omnisciencia, haciendo que Natanael exclame: "¡Rabí, Tú eres el Hijo de Dios! Tú eres el Rey de Israel". (Juan 1:49). Jesús aprovecha esta oportunidad para enseñar una importante lección sobre el discipulado. Dice: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', ¿crees? Veréis cosas mayores que éstas" (Juan 1:50).

Las palabras "Veréis cosas mayores que éstas" están llenas de significado. Los discípulos, por supuesto, serán testigos de milagros asombrosos. Con el tiempo, sin embargo, a medida que continúen siguiendo a Jesús, desarrollarán la capacidad de ver cosas maravillosas en la Palabra. Entenderán verdades celestiales que, por el momento, están mucho más allá de su comprensión. A medida que sus pensamientos asciendan hacia el cielo, la luz del cielo descenderá sobre ellos, y todo esto tendrá lugar a través de la apertura gradual de la Palabra. Como dice Jesús: "Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre" (Juan 1:51). 24

Con estas palabras finales, Jesús hace vislumbrar a sus discípulos el glorioso futuro que les espera.

Una aplicación práctica

En los primeros días de nuestro desarrollo espiritual, especialmente cuando estamos aprendiendo la verdad y esforzándonos por ponerla en práctica en nuestras vidas, vemos lo que es bueno a partir de nuestra comprensión de la verdad. Este es el ascenso hacia arriba. En el lenguaje de las sagradas escrituras, se describe como "ángeles ascendiendo". Pero con el tiempo, a medida que empezamos a vivir de acuerdo con la verdad que conocemos, se produce una transformación gradual. Cuando la verdad ha hecho su trabajo de conducirnos a la bondad, esa misma bondad comienza a conducirnos a una nueva verdad. Pasamos de "tengo que hacer esto" a "puedo hacer esto" a "me encanta hacer esto". Cuando esto ocurre, se describe como "ángeles descendiendo". Como aplicación práctica, entonces, observa cómo los ángeles que te llevaron hacia arriba en tus esfuerzos por vivir de acuerdo con la verdad se convierten en los ángeles que te inspiran nuevas actitudes y nuevas percepciones cuando descienden a tu vida. 25

Footnotes:

1Explicación del Apocalipsis 304:55: “En la Palabra, 'engendrar', 'dar a luz', 'generar' y 'generar' significan nacimiento espiritual y generación espiritual, que son [nacimientos y generaciones] de fe y amor, por lo tanto reforma y regeneración." Ver también Arcana Coelestia 10122:2: “La voluntad que procede del Señor, que también se llama nueva voluntad, es el receptáculo del bien; mientras que el entendimiento que procede del Señor, que también se llama nuevo entendimiento, es el receptáculo de la verdad. Pero la voluntad que procede de una persona, y que también se llama voluntad antigua, es el receptáculo del mal, y el entendimiento que procede de una persona, y que se llama entendimiento antiguo, es el receptáculo de la falsedad. En este viejo entendimiento y en esta vieja voluntad, las personas nacen de sus padres. Pero en el nuevo entendimiento y en la nueva voluntad, las personas nacen del Señor, lo cual se hace cuando están siendo regeneradas. Porque cuando las personas son regeneradas, son concebidas y nacen de nuevo".

2Sabiduría divina 6: “Cuando está escrito que Dios creará en una persona 'un corazón nuevo y un espíritu nuevo', el 'corazón' significa la voluntad, y el 'espíritu' significa el entendimiento, porque cuando las personas están siendo regeneradas, son creadas de nuevo".

3Arcana Coelestia 9407:12: “Que la verdad divina es el Señor mismo, es evidente por el hecho de que todo lo que procede de cualquier persona es esa persona, así como lo que procede de una persona mientras habla o actúa es de la voluntad y el entendimiento de esa persona; y la voluntad y el entendimiento hacen la vida de la persona, por lo tanto la persona real. Pues un individuo no es persona por la forma de su rostro y cuerpo, sino por el entendimiento de la verdad y la voluntad del bien. De esto se desprende que lo que procede del Señor es el Señor, y que éste es la Verdad Divina."

4La Verdadera Religión Cristiana 471: “Todo bien de amor y toda verdad de sabiduría provienen únicamente de Dios, y que en la medida en que las personas los reciben de Dios viven de Dios, y se dice que han nacido de Dios, es decir, que han sido regeneradas."

5Apocalipsis Revelado 200: “La Palabra que estaba en el principio con Dios, y que era Dios, significa la verdad divina subyacente en la Palabra que existía anteriormente en este mundo y la que está presente en la Palabra que tenemos hoy. No se refiere a la Palabra vista en relación con las palabras y las letras de sus lenguas, sino vista en términos de su esencia y vida, que está inmensamente presente en los significados de sus palabras y letras. Por esta vida, la Palabra anima los afectos de la voluntad de la persona que la lee reverentemente, y por la luz de esta vida ilumina los pensamientos del intelecto de la persona".

6Explicación del Apocalipsis 329:29: “Nacer de Dios" es ser regenerado por medio de las verdades de fe, y por medio de una vida conforme a ellas." Ver también Arcana Coelestia 5826:4: “Los "nacidos de la sangre" son los que violan la caridad y profanan la verdad. Los que "nacen de la voluntad de la carne" representan a los que se rigen por los males que brotan del amor propio y del amor al mundo. Los que "nacen de la voluntad del hombre" representan a los que se rigen por nociones totalmente falsas. Esto se debe a que el término 'hombre' [vir] significa verdad, y en sentido contrario falsedad. Los "nacidos de Dios" son los que han sido regenerados por el Señor y, en consecuencia, se rigen por el bien. Reciben al Señor, creen en Su nombre y reciben el poder de convertirse en hijos de Dios".

7Arcana Coelestia 2009:3: “Invocar el nombre de Jehová'... no significa en absoluto depositar el culto en el nombre, o creer que se invoca a Jehová usando su nombre, sino conociendo su cualidad, y por tanto por medio de todas las cosas en general y en particular que proceden de Él". Véase también Arcana Coelestia 1028: “Porque sólo el Señor es santo, todo lo que procede de Él es santo. Por tanto, en la medida en que una persona recibe el bien, y junto con el bien recibe también verdades del Señor, que son santas, en esa medida esa persona recibe al Señor; pues tanto si hablamos de recibir el bien y la verdad del Señor, como de recibir al Señor, es lo mismo. Pues el bien y la verdad pertenecen al Señor, porque proceden de Él, por eso son el Señor."

8. Índice AC 23: “El sentido interno de la Palabra está en el sentido literal, como el alma está en el cuerpo.... El sentido literal de la Palabra es como el cuerpo, y el sentido interno el alma, y el primero vive por medio de la segunda". Véase también Arcana Coelestia 9407:2: “Las personas sabias prestan atención al fin que ha dado origen al pensamiento expresado en el discurso. En otras palabras, prestan atención a los objetivos del orador y a lo que éste ama".

9Apocalipsis Explicado 22: “Las verdades divinas que el Señor dijo se llaman palabras de gracia que salen de su boca, porque eran aceptables, agradecidas y deliciosas. En general, la gracia divina es todo lo dado por el Señor; y como cada cosa dada tiene referencia a la fe y al amor, y la fe es el afecto de la verdad por el bien, por lo tanto, esto se entiende específicamente por gracia divina; porque estar dotado de fe y amor, o del afecto de la verdad por el bien, es estar dotado del cielo, por lo tanto de la bienaventuranza eterna."

10Arcana Coelestia 9193:3: “Una vida de fe consiste en cumplir los mandamientos desde la obediencia y una vida de caridad en cumplir los mandamientos desde el amor." Ver también Arcana Coelestia 10787: “Amar al Señor es amar los mandamientos que provienen de Él, es decir, vivir según ellos desde este amor. Amar al prójimo es querer el bien y desde él hacer el bien al conciudadano, a la patria, a la iglesia y al reino del Señor, no por amor propio, ni para ser vistos, ni para tener méritos, sino desde el afecto al bien."

11La Verdadera Religión Cristiana 68: “Cuanto más vive una persona en el orden divino, tanto más puede recibir poder, del poder divino, para luchar contra el mal y la falsedad..... Esto se debe a que nadie puede resistir los males y sus falsedades excepto sólo Dios". Ver también Sobre el Cielo y el Infierno 5: “Sólo el Señor tiene el poder de desterrar los infiernos, alejar a la gente de los males y mantenerla ocupada en lo que es bueno."

12Arcana Coelestia 8234: “Antes de que las personas reciban una nueva voluntad del Señor, es decir, antes de que hayan sido regeneradas, practican la verdad por obediencia a ella. Pero después de haber sido regeneradas, practican la verdad por afecto a ella. Cuando la verdad reside en la voluntad [no sólo en el entendimiento], se vuelve buena. Porque obrar por obediencia es obrar por entendimiento; pero obrar por afecto es obrar por voluntad." Ver también Apocalipsis Explicado 22: “La fe es el afecto de la verdad desde el bien, por lo tanto, esto se entiende específicamente por gracia divina; porque ser dotado con fe y amor, o con el afecto de la verdad desde el bien, es ser dotado con el cielo, por lo tanto con la bienaventuranza eterna."

13La Divina Providencia 8: “El amor divino y la sabiduría divina, que en el Señor son uno, y que proceden del Señor como uno, son en cierto modo imaginados en todo lo creado por Él..... Por consiguiente, en todo lo que procede del Señor, el amor y la sabiduría están perfectamente unidos. Estos dos proceden del Señor como el calor y la luz proceden del sol. El amor divino procede como calor, y la sabiduría divina procede como luz. Éstos, en efecto, son recibidos por los ángeles como dos, pero están unidos en ellos por el Señor; y lo mismo sucede con las personas de la Iglesia."

14La Divina Providencia 8: “El amor divino y la sabiduría divina, que en el Señor son uno, y que proceden del Señor como uno, son en cierto modo imaginados en todo lo creado por Él..... Por consiguiente, en todo lo que procede del Señor, el amor y la sabiduría están perfectamente unidos. Estos dos proceden del Señor como el calor y la luz proceden del sol. El amor divino procede como calor, y la sabiduría divina procede como luz. Éstos, en efecto, son recibidos por los ángeles como dos, pero están unidos en ellos por el Señor; y lo mismo sucede con las personas de la Iglesia."

15Arcana Coelestia 6997: “La Palabra en el sentido de la letra está escrita según las apariencias sensuales. Y, sin embargo, tiene verdades genuinas guardadas en su seno interior; y en su seno interior, la verdad Divina misma que procede inmediatamente del Señor; así también la bondad Divina, es decir, el Señor mismo."

16La Doctrina de la Nueva Jerusalén sobre el Señor 21: “En la actualidad, muchos no piensan en el Señor de otra manera que como en una persona común como ellos mismos, porque piensan únicamente en Su humanidad, y no al mismo tiempo en Su divinidad, cuando, sin embargo, Su divinidad y Su humanidad no pueden separarse. Porque el Señor es Dios y Hombre, y Dios y Hombre en el Señor no son dos, sino una sola Persona, sí, toda una, como el alma y el cuerpo son una sola persona." Ver también Arcana Coelestia 3704: “Por 'Padre' se entiende el bien divino y por Hijo se entiende la verdad divina, ambos en el Señor. Del bien divino, que es el Padre, nada puede proceder o salir sino lo que es divino, y lo que procede o sale es la verdad divina, que es el Hijo." Ver también Arcana Coelestia 8127: “La Divinidad misma [el Padre] no instruye y habla con las personas, ni tampoco con los ángeles inmediatamente, sino mediatamente por la Verdad Divina [el Hijo]. Por 'el unigénito Hijo' se entiende el Señor en cuanto a la Verdad Divina".

17La Verdadera Religión Cristiana 690: “El bautismo de Juan representaba la limpieza de lo que es externo en una persona; mientras que el bautismo de los cristianos en la actualidad representa la limpieza de lo que es interno en una persona. Esto es la regeneración. Por eso está escrito que Juan bautizaba con agua, pero que el Señor bautizaba con el Espíritu Santo y con fuego, y por eso el bautismo de Juan se llama bautismo de arrepentimiento..... Los que fueron bautizados con el bautismo de Juan se convirtieron en personas internas cuando recibieron la fe en Cristo".

18Arcana Coelestia 9372:10: “Cuando Juan el Bautista hablaba del Señor mismo, que era la Verdad Divina misma, o el Verbo, decía que él mismo no era nada, porque la sombra desaparece cuando aparece la luz misma, es decir, el representante desaparece cuando el original mismo hace su aparición."

19Arcana Coelestia 3994:6: “El Señor es llamado 'el Cordero de Dios' porque Él es la inocencia misma... la fuente de toda inocencia". Sobre el Amor Conyugal y Sobre el Amor Inmoral 281: “El bien es bueno en la medida en que tiene inocencia en él, por la razón de que todo bien viene del Señor, y la inocencia es una disposición a dejarse guiar por el Señor."

20Apocalipsis Explicado 475: “Juan el Bautista sólo los inauguró en el conocimiento derivado de la Palabra acerca del Señor y así los preparó para recibirlo, pero el Señor mismo regenera a las personas por la verdad divina y el bien divino que proceden de Él mismo."

21Nueve preguntas 3: “La Divina Trinidad en el Señor debe entenderse como alma, cuerpo y operación procediente, que juntos forman una esencia, puesto que una surge de la otra y, en consecuencia, es parte de la otra. En toda persona hay también una trinidad, que constituye una sola persona: alma, cuerpo y operación que procede. En las personas esta trinidad es finita, ya que la persona no es más que un órgano de vida, pero en el Señor la Trinidad es infinita y, por tanto, Divina."

22Explicación del Apocalipsis 440:5: “La razón por la que hay poder divino por medio de la verdad del bien en la letra del Verbo es porque la letra es lo último en lo que desembocan las cosas interiores, que son celestiales y espirituales, y allí existen y subsisten juntas. Por consiguiente, allí están en su plenitud, en la cual y de la cual es toda operación divina. Por tanto, el sentido de la letra del Verbo posee poder divino".

23Arcana Coelestia 6426:4: “En la Palabra, la verdad de la fe está significada por una 'piedra' y una 'roca'". Ver también Arcana Coelestia 8581: “La razón por la que "una roca" significa el Señor con respecto a la verdad de la fe es que "una roca" también se utiliza para significar una fortaleza que resiste a las falsedades. La verdadera fortaleza es la verdad de la fe, pues desde ella se libra la batalla tanto contra las falsedades como contra los males." Véase también Arcana Coelestia 8941:7: “Las piedras del templo debían estar 'enteras y sin labrar'. Esto significa que la religión debía ser formada por verdades del Señor, por lo tanto de la Palabra, y no de la inteligencia propia."

24La Nueva Jerusalén y su Doctrina Celestial 303: “En la Palabra 'el Hijo del Hombre' significa la verdad Divina, y 'el Padre' el bien Divino." Ver también Apocalipsis Explicado 906: “La frase, 'Hijo del Hombre,' significa el Señor en la verdad Divina o la Palabra que es de Él".

25Arcana Coelestia 3701:6-7: “Las verdades del nuevo entendimiento fluyen de los bienes que son de la nueva voluntad. En la medida en que las personas sienten deleite en este bien y placer en estas [nuevas] verdades, tienen un sentimiento de lo que es desagradable en los males de su vida anterior, y de lo que es desagradable en sus falsedades. Como resultado, tiene lugar una separación de las cosas que son de la antigua voluntad y del antiguo entendimiento de las cosas que son de la nueva voluntad y del nuevo entendimiento. Esto no está de acuerdo con el afecto de conocer tales cosas, sino de acuerdo con el afecto de hacerlas. Por consiguiente, la gente ve entonces que las verdades de su infancia estaban relativamente invertidas, y que las mismas habían sido poco a poco llevadas a un orden diferente, es decir, a estar inversamente subordinadas, de modo que las que al principio estaban en el lugar anterior están ahora en el lugar posterior; de modo que por aquellas verdades que eran las verdades de su infancia y niñez, los ángeles de Dios habían ascendido como por una escalera de la tierra al cielo; pero después, por las verdades de su edad adulta, los ángeles de Dios descendieron como por una escalera del cielo a la tierra." Ver también Sobre el Cielo y el Infierno 533: “Cuando la gente empieza, el Señor da vida a todo lo bueno que hay en ellos.... A esto se refieren las palabras del Señor: "Mi yugo es fácil y mi carga ligera" (Mateo 11:30).”

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Arcana Coelestia #144

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144. As to 'calling by name' meaning recognizing their nature, it must be realized that the ancients understood nothing else by 'a name than the essential nature of a real thing, and by 'seeing and calling them by name' recognizing the nature of such. This was why they gave their sons and daughters names in keeping with the things that were meant by them; for there was something unique to every name, as a means of knowing the origin and nature of those children, as will also be seen later on where, in the Lord's Divine mercy, the twelve sons of Jacob are dealt with. Since therefore a name embodied a person's origin and nature nothing else was meant by 'calling by name'. This manner of speaking was customary among them; but anyone who does not understand is sure to wonder whether they do have these meanings.

  
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