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Génesis 2:3

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3 Y bendijo Dios al día séptimo, y santificólo, porque en él reposó de toda su obra que había Dios criado y hecho.

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El Cielo y el Infierno #341

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341. Que la inocencia es receptáculo de todas las cosas del cielo, y que por consiguiente la inocencia de los niños es la base de toda la inclinación al bien y a la verdad, puede ser claro por aquello que antes (n. 276-283) se ha expuesto acerca de la inocencia de los ángeles en el cielo, es decir, que la inocencia es querer ser conducido por el Señor y no por sí mismo; por consiguiente que el hombre se halla en inocencia en la medida en que se halla apartado de su propio, y cuanto se halla uno apartado de su propio tanto se halla en lo propio del Señor. Lo propio del Señor es lo que se llama la justicia y el mérito del Señor. Pero la inocencia de los niños no es la inocencia genuina, puesto que aún carece de sabiduría; porque cuanto uno es sabio tanto quiere ser guiado por el Señor, o lo que es lo mismo, cuanto uno es guiado por el Señor tanto es sabio; los niños son también conducidos de la inocencia exterior en la que al principio se hallan, y que se llama la inocencia de la infancia, a la inocencia interior, que es la inocencia de la sabiduría. Esta inocencia es el fin de toda su instrucción y progreso; y por lo tanto, cuando llegan a la inocencia de la sabiduría, se une a ellos la inocencia de la infancia, la cual entretanto les ha servido por base. He visto representado la naturaleza de la inocencia de los niños, mediante cierta sustancia parecida a madera, casi exánime, la cual adquiere vida conforme van perfeccionándose mediante conocimientos de la verdad e inclinaciones al bien; y luego se me ha enseñado cómo es la genuina inocencia, mediante la presentación de un hermosísimo niño, vivo y enteramente desnudo; aquellos que son la inocencia misma, que están en el íntimo cielo, y por eso más próximos al Señor, aparecen a los ojos de los demás ángeles como niños, y por cierto desnudos, porque la inocencia es representada por una desnudez, que no causa rubor, como se ve por el primer hombre y su esposa en el paraíso (Génesis 2:25), por lo cual, cuando hubieron perdido su estado de inocencia, se ruborizaron de su desnudez, y se escondieron (Génesis 3:7, 10-11). En una palabra, cuanto más sabios son los ángeles tanto más parecen niños los unos a los otros. Por esto es que en el Verbo "infancia" significa inocencia (véase arriba (n.278).

  
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