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Éxodo 7:21

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21 Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, que los Egipcios no podían beber de él: y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.

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La Verdadera Religión Cristiana # 635

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635. En siete capítulos del Apocalipsis es descrita la consumación de la Iglesia actual de muy parecida manera que la devastación de Egipto es descrita en el Éxodo; ambos fueron devastados por idénticas plagas o muy parecidas, cada una de las cuales significa espiritualmente cierta falsedad, que causaba devastación hasta la completa destrucción. Por esta razón la Iglesia actual devastada y destruida se llama en el Apocalipsis Egipto, cuyo término se debe entender espiritualmente (Apocalipsis 11:8). Las plagas de Egipto eran las siguientes: las aguas fueron convertidas en sangre, con el resultado de que los peces murieron y las ribas despedían un olor infecto (Éxodo 7). Cosa similar se dice en el Apocalipsis (Apocalipsis 8:8; 16:3); la sangre significa la Divina verdad falsificada (Apocalipsis Revelado 379, 404, 681, 687, 688) y los peces que murieron significan las verdades en el hombre natural igualmente falsificadas (Apocalipsis Revelado 290, 405). Vinieron ranas sobre el país de Egipto (Éxodo 8; compárese con el Apocalipsis 16:13). Ranas significan raciocinios por el deseo de falsificar las verdades (Apocalipsis Revelado 702). En Egipto hombres y animales fueron heridos con úlceras o tumores apostemados (Éxodo 9); lo mismo se dice en el Apocalipsis (Apocalipsis 16:2); úlceras significan males y falsedades interiores, destructivos del bien y de la verdad en la Iglesia (Apocalipsis Revelado 678). En Egipto hubo granizo mezclado con fuego (Éxodo 9); de cosa parecida se habla en el Apocalipsis (Apocalipsis 8:7; 16:21); granizo significa falsedad infernal (Apocalipsis Revelado 399, 714). Sobre el país de Egipto vinieron langostas (Éxodo 10); lo mismo en el Apocalipsis (Apocalipsis 9:1-11); langostas significan falsedades en las cosas extremas (Apocalipsis Revelado 424, 430). Densas tinieblas cubrieron a Egipto (Éxodo 10); igualmente en el Apocalipsis (Apocalipsis 8:12); tinieblas significan falsedades, que nacen, ora de ignorancia, ora de falsedades de religión, ora de los males de la vida (Apocalipsis Revelado 110, 413, 695). Para concluir: los Egipcios perecieron en el mar bermejo (Éxodo 14); y en el Apocalipsis (Apocalipsis 19:20; 20:10) el Dragón y el profeta falso fueron echados al lago de fuego y azufre. El mar bermejo y en lago significan el infierno. La razón por la cual se dice de Egipto cosas iguales o parecidas a las que se dice con respecto a la Iglesia, cuya consumación o fin se describe en el Apocalipsis, es que Egipto era antiguamente la iglesia preeminente y por eso representa la iglesia preeminente en su principio; por lo cual Egipto, tal como era antes de la devastación de su iglesia, se compara en el Verbo con el jardín de Edén y de Jehová (Génesis 13:10; Éxodo 31:8). También es llamado la piedra del ángulo de las tribus; el hijo del sabio y de los reyes antiguos (Isaías 19:11-13). Más acerca de Egipto en su estado floreciente y en su estado de devastación puede verse en el Apocalipsis Revelado (Apocalipsis Revelado 503).

  
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Apocalipsis Revelado # 678

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678. "Y vino una úlcera maligna y perniciosa" significa los males y falsedades interiores, destructoras de todo bien y verdad en la Iglesia. Por la úlcera aquí no se significa otra cosa sino el mal que surge de la vida según este punto capital de la doctrina (que afirma) que la sola fe sin las obras de la Ley justifica y salva, porque entonces se dice 'de los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen', con lo cual se significa esa fe y la vida según ella. Por lo tanto, por "úlcera maligna y perniciosa" se significan los males y falsedades interiores, destructoras de todo bien y verdad en la Iglesia. Por 'pernicioso' se entiende destructivo, y el mal difícilmente puede destruir el bien y la falsedad destruir la verdad. Que "la úlcera" signifique estas cosas es porque las úlceras tienen su origen en la corrupción de la sangre o en alguna otra malignidad interna. Lo mismo ocurre con las úlceras entendidas en sentido espiritual; éstas tienen su origen en las concupiscencias y en los placeres derivados de ellas, que son las causas interiores. El mal mismo, que se significa por la "úlcera" y que aparece como placer en los externos, oculta en sí mismo las concupiscencias, de donde proviene su origen y excitación.

[2] Es bueno saber, sin embargo, que los interiores de la mente humana están en orden sucesivo y en orden simultáneo en cada persona. Están en el orden sucesivo desde los superiores o anteriores a sus inferiores o posteriores, y están en el orden simultáneo en los últimos o extremos, pero en éstos van de los interiores a los exteriores como del centro a las periferias; que es así es lo que se ha mostrado muchas veces en el libro Sabiduría Angélica sobre el Divino Amor y la Divina Sabiduría (173-281), donde se tratan los grados y donde se hace evidente que el último es el complejo de todos los anteriores. De ello se deduce que todas las concupiscencias del mal están en el orden simultáneo dentro del propio mal que el hombre percibe en sí mismo. Todo el mal que el hombre percibe en sí mismo está en lo último; por eso, cuando el hombre rechaza el mal lejos de sí mismo, al mismo tiempo rechaza sus concupiscencias; pero no por sí mismo, sino por el Señor. Un hombre puede, en efecto, rechazar el mal lejos de sí mismo, pero no las codicias del mal; por eso, cuando un hombre quiere rechazar el mal luchando contra él, debe mirar al Señor, porque el Señor obra desde los íntimos hasta los últimos, porque entra en el alma del hombre y la purifica. Estas cosas fueron dichas para que se sepa que “la úlcera” significa el mal que aparece en los últimos o en los extremos procediendo de la malignidad interna. Esto les sucede a todos los que se persuaden de que sólo la fe salva y, por tanto, no reflexionan sobre ningún mal propio y no miran al Señor.

[3] En los pasajes que siguen, "las úlceras" y "las heridas" significan también los males en los extremos, procedentes de los males interiores, que son las codicias:

"Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay integridad: la herida, y la cicatriz, y la herida reciente, no han sido exprimidas, ni vendadas, ni ablandadas con aceite" (Isaías 1:6).

"Mis iniquidades han alcanzado mi cabeza. Están infectadas y purulentas mis heridas, a causa de mi locura" (Salmo 38:4, 5).

"El día en que Jehovah cure la fractura de su pueblo, curará la herida de la llaga" (Isaías 30:26).

"Si no obedecéis la voz de Jehovah, para cuidar de cumplir sus preceptos, Jehovah os herirá con la úlcera de Egipto, con hemorroides y tiña y tumores; y con úlcera maligna en las rodillas y los muslos, desde la planta del pie hasta la cabeza, del que no podréis curaros" (Deuteronomio 28:15, 27, 35).

Por 'el forúnculo de costras que brotaba en el hombre y en la bestia de Egipto' (Éxodo 9:8-11) no se significa otra cosa, porque los milagros que allí se hacían significaban los males y falsedades en que estaban. Y como la nación judía estaba en la profanación de la Palabra, y tal profanación se significa por 'lepra', por eso había lepra no sólo en su carne, sino también en sus vestidos, casas y utensilios: y los géneros de profanación se significan por los diferentes males de la lepra, que eran 'los tumores, las úlceras de los tumores, las pústulas blancas y rojizas, los abscesos, los carbuncos, el ántrax, los dardos, etc.' (Levítico 13:1 hasta el final). Pues la Iglesia de la nación judía era una Iglesia representativa, en la que los internos estaban representados por los externos que les correspondían.

  
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