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Daniel 11

Studie

   

1 Y en el año primero de Darío el de Media, yo estuve para animarlo y fortalecerlo.

2 Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos; y fortificándose con sus riquezas, despertará a todos contra el reino de Grecia.

3 Y se levantará un rey valiente, el cual se enseñoreará sobre gran dominio, y hará a su voluntad.

4 Pero cuando esté enseñoreado, será quebrantado su reino, y será partido por los cuatro vientos del cielo; y no a su descendiente, ni según el señorío con que él se enseñoreó; porque su reino será arrancado, y para otros fuera de éstos.

5 Y se hará fuerte el rey del mediodía y de sus principados y le sobrepujará, y se hará poderoso, y su señorío será grande señorío.

6 Mas al cabo de algunos años se concertarán, y la hija del rey del mediodía vendrá al rey del norte para hacer los conciertos; mas no tendrá fuerza de brazo; ni permanecerá él, ni su brazo; porque ella será entregada, y los que la habían traído, y su padre, y los que estaban de su parte en aquel tiempo.

7 Mas del renuevo de sus raíces se levantará uno sobre su silla, y vendrá al ejército, y entrará en la fortaleza del rey del norte, y hará en ellos a su voluntad , y predominará.

8 Y aun los dioses de ellos, con sus príncipes, con sus vasos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos en Egipto; y por algunos años se mantendrá él contra el rey del norte.

9 Así entrará en el reino el rey del mediodía, y volverá a su tierra.

10 Mas los hijos de aquél se airarán y reunirán multitud de grandes ejércitos: y vendrá a gran prisa, e inundará, y pasará, y tornará, y llegará con ira hasta su fortaleza.

11 Por lo cual se enfurecerá el rey del mediodía, y saldrá, y peleará con el mismo rey del norte; y pondrá en campo gran multitud, y toda aquella multitud será entregada en su mano.

12 Por lo cual la multitud se ensoberbecerá, se elevará su corazón, y derribará muchos millares; mas no prevalecerá.

13 Y el rey del norte volverá a poner en campo mayor multitud que la primera, y al cabo del tiempo de algunos años vendrá a gran prisa con gran ejército y con muchas riquezas.

14 Mas en aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del mediodía; e hijos de disipadores de tu pueblo se levantarán para confirmar la profecía, y caerán.

15 Vendrá, pues, el rey del norte, y fundará baluartes, y tomará ciudades fuertes; y los brazos del mediodía no podrán permanecer, ni su pueblo escogido, ni habrá fortaleza que pueda resistir.

16 Y el que vendrá contra él, hará a su voluntad, ni habrá quien se le pueda parar delante; y estará en la tierra deseable, la cual será consumida en su poder.

17 Pondrá luego su rostro para venir con la potencia de todo su reino; y hará con aquél cosas rectas, y le dará una hija de sus mujeres para trastornarla; mas no estará ni será por él.

18 Volverá después su rostro a las islas, y tomará muchas; mas un príncipe le hará parar su afrenta, y aun tornará sobre él su oprobio.

19 Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no aparecerá más.

20 Entonces sucederá en su silla quien quitará las exacciones, el cual será Gloria del Reino; mas en pocos días será quebrantado, no en enojo, ni en batalla.

21 Y sucederá en su lugar un vil, al cual no darán la honra del Reino: vendrá empero con paz, y tomará el reino con halagos.

22 Y con los brazos serán inundados de inundación delante de él, y serán quebrantados; y aun también el príncipe del pacto.

23 Y después de la unión con él, él hará engaño, y subirá, y saldrá vencedor con poca gente.

24 Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que nunca hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; presa, despojos, y riquezas repartirá a sus soldados; y contra las fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo.

25 Y despertará sus fuerzas y su corazón contra el rey del mediodía con gran ejército; y el rey del mediodía se moverá a la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá, porque le harán traición.

26 Aun los que comerán su pan, le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos muertos.

27 Y el corazón de estos dos reyes será para hacerse mal, y en una misma mesa tratarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no es llegado.

28 Y se volverá a su tierra con gran riqueza, y su corazón será contra el santo pacto; hará pues, y se volverá a su tierra.

29 Al tiempo señalado tornará al mediodía; mas no será la postrera venida como la primera.

30 Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y se volverá, y se enojará contra el santo pacto, y hará; se volverá pues, y pensará en los que habrán desamparado el santo pacto.

31 Y serán puestos brazos de su parte; y contaminarán el santuario de fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio , y pondrán la abominación de asolamiento.

32 Y con lisonjas hará pecar a los violadores del pacto: mas el pueblo que conoce a su Dios, se esforzará, y hará.

33 Y los sabios del pueblo darán sabiduría a muchos; y caerán a cuchillo y a fuego, en cautividad y despojo, por algunos días.

34 Y en su caer serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas.

35 Y algunos de los sabios caerán para ser purgados, y limpiados, y emblanquecidos, hasta el tiempo del fin, porque aun para esto hay plazo.

36 Y el rey hará a su voluntad; y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y será prosperado, hasta que la ira sea acabada, porque hecha está la determinación.

37 Y del Dios de sus padres no se cuidará, ni del amor de las mujeres; ni se cuidará de Dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá.

38 Mas honrará en su lugar al dios Mauzim, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro, y plata, y piedras preciosas, y con cosas de gran precio.

39 Y con el pueblo del dios ajeno que conocerá, hará fortalezas fuertes, ensanchará su gloria; y los hará señores sobre muchos, y repartirá la tierra por precio.

40 Pero al cabo del tiempo el rey del mediodía se acorneará con él; y el rey del norte levantará contra él tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchos navíos; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará.

41 Y vendrá a la tierra deseable, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom, y Moab, y lo primero de los hijos de Amón.

42 Extenderá su mano a las tierras, y la tierra de Egipto no escapará.

43 Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto, de Libia, y Etiopía por donde pasará.

44 Mas nuevas del oriente y del norte lo espantarán; y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos.

45 Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares, en el monte deseable del Santuario; y vendrá hasta su fin, y no tendrá quien le ayude.

   

Komentář

 

Exposición de la Visión de los Reyes de Daniel

Napsal(a) Andy Dibb (strojově přeloženo do Español)

Este capítulo continúa el testimonio del ángel a Daniel. Originalmente, los capítulos nueve, diez, once y doce fluyeron como una narración continua -las divisiones en capítulos y versículos vinieron mucho más tarde- y en el sentido interno la continuidad es fácil de ver Para poner el capítulo once en su perspectiva hay que retroceder, al arrepentimiento de Daniel en el capítulo nueve y su visión en el capítulo diez después de arrepentirse, en un profundo estado de humildad, ve a un hombre, vestido de lino, cuya cintura estaba ceñida con el oro de Ufaz. Sólo Daniel vio esta visión y cayó a la perrera. Entonces un ángel, uno de los hijos de los hombres, lo tocó, lo puso de pie y, diciéndole que no temiera, procedió a prometerle que le diría a Daniel "lo que está anotado en la Escritura de la Verdad". El capítulo once es el registro de esa escritura.

Es importante notar que a lo largo de los capítulos once y doce es el "uno como los hijos de los hombres" quien habla. La importancia de este punto radica en la correspondencia del ángel. Como vimos antes, el "uno como los hijos de los hombres" representa la verdad que se desarrolla en nuestras mentes, que nos libera de la esclavitud del egoísmo y la codicia.

Sin embargo, lo que no queda claro en el relato es por qué habla el ángel. En cualquier parte de la Palabra, la persona que habla establece el enfoque principal de todo el capítulo. De esto podemos ver que cuando el ángel que parece "uno de los hijos de los hombres" habla, el principio principal es la aparición en nuestra conciencia de la verdad que finalmente nos libera de la esclavitud del egoísmo.

En general, el capítulo once es una descripción de la perversión o torcedura de la mente humana por ideas y pensamientos erróneos, y la rectificación de esto por medio de verdades genuinas, ahora conscientes en nuestras mentes (Arcana Coelestia 3708). Así, todo el capítulo describe la batalla, o la tentación que conduce al derrocamiento final de los sentimientos, pensamientos y acciones del egoísmo.

El enfoque principal de esta serie es la verdad, ahora consciente en nuestras mentes, que nos conduce a través de los estados de tentación que siguen al arrepentimiento hasta la victoria final. Este enfoque da una visión diferente de las batallas que hemos visto antes. Por ejemplo, en el capítulo cuatro vimos las tentaciones a las que se enfrentó Nabucodonosor cuando fue reducido al estado de animal salvaje. Del mismo modo, en el capítulo seis vimos la tentación de Darío el Medo cuando puso a Daniel en el foso de los leones. en estas tentaciones las vemos desde el lado del egoísmo -Daniel es un actor algo menor en la serie histórica.

Cuando el egoísmo está en lo más alto de nuestra mente, cualquier ataque contra él se percibe como un ataque contra uno mismo. Como el egoísmo apela tan fuertemente a nuestros sentidos naturales e incluso físicos, cualquier cosa que se oponga a él se toma como una amenaza contra nuestra propia vida. Es irónico que el bien nunca tiente, porque la tentación es un asalto desde el infierno a las cosas buenas y verdaderas dentro de nuestra mente (cf. Arcana Coelestia 986). Sin embargo, el sentimiento o la sensación es precisamente lo contrario. La tentación se siente como si estuviéramos a punto de perder cosas que amamos, cosas que nos motivan y entusiasman. Mientras que la realidad es que estas cosas nos arrastrarán al infierno, la sensación es de felicidad celestial cuando se permite que el egoísmo corra sin control. Todas las tentaciones de las primeras partes de Daniel se acercan a las tentaciones desde este aspecto. El cambio, sin embargo, se produce cuando nos arrepentimos, cuando entregamos nuestros males al Señor, no en el sentido de quedarnos de brazos cruzados esperando un milagro, sino en el sentido de reconocer que en términos de nuestras propias fuerzas no tenemos capacidad para luchar contra los males que proliferan en el fondo de nuestro ser. Con el reconocimiento esencial de que el Señor tiene el control, que vimos representado como la profunda humildad de Daniel, comenzamos ahora una nueva fase de tentaciones.

Esta vez vemos la batalla desde el lado de la bondad, por lo que el que habla es el de "los hijos de los hombres". La verdad ha librado una dura batalla para entrar en nuestras mentes conscientes, luchando contra nuestros estados de Nabucodonosor y Belsasar, y es sólo en el sexto capítulo, en el reinado de Darío el Medo, cuando la conciencia comienza realmente a avanzar.

Los últimos capítulos de Daniel, sin embargo, indican el cambio de enfoque. Una vez que una persona se arrepiente de verdad, deja de pensar desde el egoísmo y empieza a pensar desde la conciencia. El resultado es un cambio completo en la forma de Ionic in g en la tentación.

Darío el Medo representa la conciencia de nuestra conciencia. Esto se muestra en su reacción ante Daniel después de la muerte de Belsasar. Este último rey había utilizado a Daniel como una especie de oráculo, para leer la escritura en la pared, de la misma manera que en un estado pre-regenerado podríamos utilizar nuestro conocimiento de la verdad para mantenernos fuera de problemas. Por otro lado, Darío vio el potencial de Daniel y lo elevó a una posición de alta autoridad.

Es por ello que este capítulo final tiene lugar en el reinado de Darío el Medo: "También en el primer año de Darío el Mode, yo, me levanté para confirmarlo y fortalecerlo".

El relato vuelve entonces sobre sus pasos desde el reinado de Ciro hasta el de Darío. Sin embargo, al igual que en el caso de Nabucodonosor y Belsasar, que ilustraban lo interno y lo externo de los lados babilónicos o egoístas de nuestras naturalezas, Ciro y Darío son las partes internas y externas de nuestras naturalezas regeneradoras. Se oponen a los dos reyes babilónicos ']'esto está claro si tenemos en cuenta que Ciro representa al Señor en su humanidad, iluminando contra los poderes del infierno y venciéndolos en nuestro nombre'), mientras que Darío describe la creciente conciencia de nuestra conciencia y la voluntad de elevarla en nuestra mente. Si evitamos el pensamiento lineal, es posible ver a los dos reyes gobernando simultáneamente en diferentes niveles, y así como Ilelsasar tuvo que ser asesinado, Darío necesita luchar por la verdad. Belsasar fue asesinado porque en el proceso de regeneración el comportamiento externo debe cambiar Darío proporciona el escenario para las batallas finales, porque la verdad debe hacerse consciente en nuestras mentes externas, para que nosotros, conscientemente, podamos hacer de la verdad nuestro gobernante. Tiene sentido entonces que en el primer año de Darío el Modo el ángel "que tenía la semejanza de uno de los hijos de los hombres" fuera capaz de levantarse y fortalecer a Miguel.

VERSOS 2-13

Con Daniel escuchando, el ángel comienza su narración de los acontecimientos que conducen al cumplimiento del largo camino iniciado cuando Nabucodonosor llevó a Daniel al cautiverio babilónico tantos años antes. Las primeras palabras del ángel son de esperanza, ya que aún quedan batallas por librar.

La "verdad" aquí es la misma "verdad" mencionada al final del capítulo diez. No se trata de la verdad fría y objetiva de un tribunal, sino de la verdad cálida, amorosa y solidaria de la presencia del Señor en nuestras vidas, que hace posible la edificación y el apoyo de nuestros espíritus en tiempos de tentación. A medida que avanza el capítulo, el ángel esbozará la tremenda batalla que cada uno de nosotros libra en el camino de la regeneración. Sin embargo, al preceder esta descripción con la mención de "la verdad", indica que no estamos solos en esta batalla, y que por lo tanto podemos tener confianza en su resultado.

Este penúltimo capítulo está repleto de las alternancias de estado tan frecuentes en el proceso de regeneración. Incluso una lectura rápida del capítulo las muestra claramente: en el versículo dos aparece la interacción del rey de Persia y de Grecia. Los versículos tres y cuatro hablan del surgimiento de un "rey poderoso" cuyo reino será desarraigado. A partir del versículo cinco se nos habla de la guerra entre los reyes del Norte y del Sur. Estas alternancias de estado se ajustan al patrón establecido en los capítulos anteriores. A medida que progresamos espiritualmente, oscilamos entre los estados en los que se expresa nuestra naturaleza egoísta y aquellos en los que, con la conciencia guiándonos, somos capaces de resistir al yo.

CINCO REYES

La visión de este capítulo se centra en cinco reyes:

[1] El rey de Persia

[2] El rey rico y fuerte (vs 2)

[3] El rey poderoso (vs 3)

[4] El rey del Sur (vs 6)

[5] El rey del Norte (vs 6)

Estudiando la interacción de estos cinco reyes podemos ver las principales posiciones, o protagonistas, de las diversas alternancias de estados por las que pasamos en los estados finales de la tentación. Como en muchas otras partes de Daniel, hay una interacción o un diálogo entre los reyes. Algunos de ellos aparecen de forma secuencial, por ejemplo el rey de Persia al que sucede el rey rico y fuerte, seguido del rey poderoso. Las secuencias son introducidas por las palabras introductorias de cada verso. Por ejemplo: "He aquí que se levantarán otros tres reyes en Persia, Y el cuarto será mucho más rico y fuerte que el espino, y entonces se levantará un rey poderoso".

Estas secuencias se sustituyen luego por la presencia simultánea de los reyes del Norte y del Sur, y la mayor parte del resto del capítulo se ocupa de las batallas entre ellos.

Cada uno de estos reyes representa la forma en que la verdad guía nuestras mentes en tiempos de tentaciones.

EL REY RICO Y FUERTE

La verdad que el ángel le dice a Daniel es la siguiente: tres reyes más se levantarán en Persia, seguidos por un cuarto que será más rico que todos los anteriores, "Por su fuerza, por sus riquezas, se levantará todo contra el reino de Grecia".

Estas palabras, preñadas de significado, abren el relato de las batallas finales de nuestra vida espiritual. En sentido literal, el rey de Persia fue Ciro, que venció al rey de Babilonia. Después de Ciro hubo tres reyes, Cambyses, el hijo de Ciro, Smerdis, que era un impostor que pretendía ser otro hijo de Ciro, y Darío, hijo de Hystaspes, que se casó con la hija de Ciro (Comentario de Clarke en este versículo). Daniel no se refiere a ninguno de ellos por su nombre, sino que los enumera como otros tres reyes surgidos de Persia.

El cuarto rey después de Ciro fue Jerjes, quien, aunque de menor capacidad que Ciro (Bright 1972:375), seguía siendo un hombre de enormes riquezas (Comentario de Clarke en este versículo). Fue este Jerjes el que arrasó las murallas de Babilonia y, una vez hecho esto, puso sus miras en una invasión de Grecia. En el año 480 a.C., "cruzando el Helesponto, se desplazó con un enorme ejército a través de Macedonia, arrolló a la heroica banda espartana en las Termópilas, capturó Atenas y quemó la Acrópolis" (Bright 1972:376).

Aunque el ángel de la visión de Daniel describió acontecimientos que pueden verse fácilmente en términos históricos, el hecho es que, al igual que las visiones anteriores, el sentido histórico es sólo un recipiente que contiene el significado espiritual de la propia visión. Los reyes retratados en el relato no son importantes por su valor histórico, sino porque representan estados de la iglesia o, dicho de otro modo, la comprensión de la verdad y la práctica de la bondad del ser humano, que en conjunto constituyen la iglesia en él.

Para entenderlo, debemos ir más allá de los personajes meramente históricos. Sin embargo, es digno de mención que la introducción gira en torno a los "reyes de Persia". Persia, como vimos en el último capítulo, describe un nuevo estado en nuestro desarrollo espiritual. Los persas derrocaron a Babilonia, liberaron a los judíos y, bajo Jerjes, invadieron Grecia. Todas estas cosas son significativas. Además, Persia se encontraba al este geográfico de Babilonia, y, como vimos antes, el este representa el tlie1ord.

Los persas aparecen por primera vez en el capítulo diez, del que se nos dice que es una visión que tiene lugar en el reinado de Ciro, rey de Persia. Antes de eso, los reyes eran babilónicos o medos. El hecho de que Persia surja, sin embargo, indica un gran avance en nuestro estado espiritual. Darío el Medo es el rey que mató a Belsasar, y al hacerlo describe cómo, cuando nos hacemos conscientes de nuestra conciencia, lo único que tenemos que dejar de hacer son las actividades malvadas que antes disfrutábamos. Del mismo modo, Darío elevó a Daniel a hombre más poderoso de su imperio, sólo superado por él mismo. Esto, a su vez, muestra cómo, una vez que iniciamos el camino de la regeneración, la conciencia tiene prioridad en nuestra forma de ver las cosas. A continuación, se salta a través de las visiones de Daniel en los capítulos siete y ocho, a través del arrepentimiento del capítulo nueve, hasta las tentaciones del capítulo diez.

Es aquí donde nos encontramos con el rey persa Ciro por primera vez. Ciro, recordemos, representa al Señor luchando y venciendo los males en nuestras vidas. Los persas vinieron del este, que representa al Señor, y conquistaron a los babilonios del oeste. Como hemos visto antes, el oeste describe un estado en el que el amor por el Señor se ha enfriado, ha sido eclipsado por amores egoístas.

Obsérvese el desarrollo de la secuencia de reyes en este versículo: tres reyes más se levantarán en Persia, y el cuarto será mucho más rico que todos ellos. El número tres corre como una cinta a lo largo del libro de Daniel, pues fue en el tercer año de Joaquín cuando Nabucodonosor invadió Jerusalén. La visión del macho cabrío de Daniel fue en el tercer año del reinado de Belsasar, y la visión del ángel en el tercer año de Ciro. Además, el número tres aparece varias veces: Daniel tenía tres amigos, oraba tres veces al día durante la prohibición de orar de Darío, etc. La recurrencia del número tres, como vimos al principio del libro de Daniel, radica en el significado, y esto es tan cierto en este versículo como en cualquier otro.

El ángel le dijo a Daniel que se levantarían otros tres reyes en Persia Para seguir esto necesitamos recordar que Ciro, el rey de Persia que derrocó a Babilonia, representa la presencia del Señor luchando en nosotros para derrocar nuestros estados personales de egoísmo. El número., tres, que sigue aquí, representa la progresión de un estado hasta su finalización.

Como también hemos visto antes, el proceso de regeneración, y en particular de superación del egoísmo, es cíclico. A medida que superamos un estado surge el siguiente, presentándonos una serie de estados en los que la conciencia y nuestro egoísmo se alternan entre sí.

Este proceso se describe en este versículo y en los siguientes, pero desde la perspectiva de la conciencia, pues es el ángel el que habla a Daniel. Así, después del arrepentimiento, nuestros estados de humildad hacen posible que el Señor esté presente y activo en nuestras mentes. Al principio, como resultado del arrepentimiento, tenemos una mayor conciencia del egoísmo y una mayor dedicación para superarlo. Esta conciencia está representada por el ángel que le habla a Daniel, la dedicación a superarla viene del propio Señor, y así lo describe Ciro, rey de Persia.

Los tres reyes que siguen son estados de conciencia aumentados. En capítulos anteriores vimos cómo los "reyes" representan estados de verdad en nuestras mentes (Arcana Coelestia 3708, Apocalipsis Revelado 720). No podemos ver nuestros males sino desde la perspectiva de la verdad. La verdad, sin embargo, no es algo estático, ya que constantemente estamos aprendiendo cosas nuevas, y cuanto más aprendemos, más perfecta se vuelve nuestra comprensión. Esta nueva comprensión aumenta nuestra conciencia de nuestros males, ampliando así la brecha entre las dos partes distintas de nuestra personalidad.

El cuarto rey es descrito como un hombre que se eleva en su riqueza y fuerza. En esto es similar a Gabriel, el "ángel fuerte" mencionado en el capítulo ocho. Allí se nos dijo que "un ángel fuerte" se refiere a todo el cielo Apocalipsis Explicado 302) La fuerza espiritual nos llega en el poder de la verdad, y aquí vemos la concurrencia de correspondencias en la descripción del cuarto rey, pues los reyes, como hemos visto, representan verdades, las riquezas son una acumulación de verdades (Arcana Coelestia 1327). Así vemos una progresión desde el momento en que empezamos a derrocar nuestro egoísmo -representado por Darío matando a Belsasar-, pasando por el proceso de arrepentimiento y tentación en los capítulos nueve y diez, hasta el gobierno de Ciro, o la presencia del Señor. A medida que este proceso continúa, la presencia de la conciencia aumenta y extiende su control sobre nuestras mentes, algo así como el carnero del capítulo ocho que extendió su poder empujando hacia las cuatro esquinas.

El clímax llega con el empuje hacia Grecia. En la historia, paralela a las profecías de la Palabra, vemos a Jerjes empujando hacia el oeste, hacia Grecia. En ese momento Grecia estaba en la cúspide de su poder, y su civilización se hacía sentir más allá de sus fronteras, lo que de hecho llamó la atención de Jerjes.

Hemos visto en capítulos anteriores que Grecia representa estados de pensamiento alejados del Señor, pero que pueden ser conducidos a estados de comprensión (Apocalipsis Explicado 50, Apocalipsis Revelado 34). Los antiguos griegos conocían algunas correspondencias de la Iglesia Antigua (Arcana Coelestia 2762, 7729, 9011, 10177, Apocalipsis Explicado 405), Sin embargo, en esencia, Grecia era una nación gentil (Arcana Coelestia 2724), que había caído en la costumbre de considerar a los simples hombres como dioses (Apocalipsis Explicado 955). Las verdades primitivas de la Iglesia antigua, que constituían el subculto básico de la vida griega, habían sido fuertemente recubiertas por el paganismo y la idolatría hasta el punto de una ignorancia espiritual casi completa.

Esta información es muy útil para entender el significado interno de por qué Jerjes invadió Grecia, ya que en la historia de Grecia vemos algo parecido a nuestras propias vidas. Antes de comenzar con algún conocimiento religioso básico tenemos tendencias espirituales implantadas divinamente, por ejemplo, hay un influjo en todas las mentes humanas de que hay un Dios, y que es uno (La Verdadera Religión Cristiana 8). Además, tenemos los dones duales de la infancia, la inocencia y la presencia de los ángeles, que sirven para establecer un plano de base en nuestras mentes sobre el que se pueden construir las cosas espirituales posteriores. Estos estados ocultos pueden compararse con el papel que desempeñó la Iglesia antigua en el desarrollo de los pueblos de Grecia (y de otros lugares). Sobre estos cimientos se añaden otras cosas, cosas sencillas que nos enseñan nuestros padres o maestros.

Sin embargo, a medida que crecemos y nos alejamos de la inocencia de la infancia, esas cosas tiernas de la niñez se van apartando. En lugar de ellas, recogemos falsedades del mundo que nos rodea. Los conceptos de Dios se extrapolan a la adoración de los héroes, la inocencia se convierte gradualmente por la experiencia en una forma totalmente diferente de ver las cosas. Poco a poco partes de nuestra mente se "gentileizan".

Es a estas partes de nuestra mente a las que se dirige el rey rico y fuerte que dirige su atención a Grecia. A medida que la conciencia de una persona se desarrolla, especialmente después de que la mente desarrolla el sentido de la realidad espiritual, dejando de ser un ejercicio intelectual para convertirse en una fuerza que guía la vida, otras áreas comienzan a mostrarse necesitadas de la presencia de la verdad.

Hay muchas actitudes, ideas, hábitos que tenemos que originalmente tenían alguna base en la verdad, pero que se han degradado tanto que la verdad ya no está allí. Estos necesitan ser analizados y evaluados, y la luz de la verdad debe oírse en ellos de tal manera que podamos elevarnos por encima de los lazos restrictivos del afecto y el hábito, y ver estas partes de nuestras mentes como lo que realmente son: estados gentiles separados del Señor.

Este versículo, por lo tanto, abre el resto del undécimo capítulo. El rey, rico y poderoso, invade Grecia. El resultado de la invasión histórica de Jerjes a Grecia pasa aquí a un segundo plano. Ha servido para mostrarnos algo acerca de nuestras mentes, de lo compartimentadas que están, y de cómo, a pesar de que nuestra conciencia crece, todavía hay zonas que no se han tocado. Estas zonas se verán afectadas por la presencia de la conciencia.

EL REY PODEROSO

Llega el momento del rey poderoso. Este segundo rey contrasta con el cuarto rey del que hemos hablado anteriormente. A primera vista parece que los dos podrían ser el mismo, ya que como el rey rico y fuerte, el Jerjes histórico, se levanta contra Grecia, parece que el siguiente rey poderoso que surja debe seguir en la misma línea.

Sin embargo, no es así. El "rey poderoso" debe ser visto en su contexto, ya que en el siguiente verso leemos que su reino será roto y dividido hacia los cuatro vientos del cielo, y así desarraigado. Si este rey fuera el mismo en la misma línea que el rey rico y fuerte, entonces se vería una continuación de su reinado.

Lo que uno ve aquí es una de las alternancias de estado, que han sido tan evidentes a través de todo el libro de Daniel. Un "rey" significa una verdad, pero también puede significar una falsedad (Arcana Coelestia 3708, Apocalipsis Revelado 720). Como hemos visto antes, la lucha por el control de las mentes humanas se libra en el frente de la verdad y la falsedad. La lucha continúa hasta que uno u otro bando gana, lo cual, técnicamente hablando, sucede cuando nos decidimos irremediablemente a comprometernos con el cielo o con el infierno.

El rey, en el versículo tres, representa la antítesis del rey rico y fuerte. En nuestra mente puede ser comparado con los estados descritos por Nabucodonosor, o con el amor al egoísmo cuando se le permite una libertad sin obstáculos. La diferencia es, sin embargo, que mientras que al principio del libro, Nabucodonosor era libre de hacer lo que quisiera, a este rey se le opone una conciencia muy poderosa.

Fíjate en lo que se dice de este poderoso rey: "gobernará con gran dominio, y hará según su voluntad". Un rey temporal gobierna por medio del poder investido en él, y a través del respaldo de su sistema social. Un rey espiritual gobierna por medio de la verdad. El oficio de "rey" del Señor es la administración de sus verdades para mantener el orden y administrar la justicia.

Lo mismo ocurre con un rey espiritual, ya que la mentira representa la presencia de la verdad en nuestras mentes, el gobierno de esa verdad es la presentación y preservación de la verdad y la justicia, y el mantenimiento del orden en nuestros pensamientos y a través de eso en nuestro comportamiento. El rey poderoso, sin embargo, tiene el significado opuesto. Representa las falsas formas de pensar, que llevan nuestros pensamientos a ideas torcidas y, en última instancia, nos conducen a un comportamiento malo.

Antes de que nuestra conciencia se apodere de nuestros procesos de pensamiento, hay muy poco que pueda detener esta proyección negativa de nuestros pensamientos. Con un egoísmo incontrolado en el asiento del conductor, nos resulta fácil, incluso agradable, pensar en términos que satisfagan ese egoísmo. Sin embargo, una vez que la conciencia comienza a ejercer algún poder sobre la forma en que vemos las cosas, el control sobre nuestro egoísmo es desafiado.

Esto es lo que se describe en este capítulo. El rey poderoso, que surge después del cuarto rey, representa una recaída en nuestras viejas formas de pensar. El lado Nabucodonosor de nosotros resurge, por así decirlo, trayendo los afectos semi-sumergidos por las cosas egoístas a la superficie una vez más. El péndulo entre nuestro lado bueno y nuestro lado malo ha oscilado, como ya hemos visto antes.

Sin embargo, esta vez la oscilación no es inesperada. Recordemos que esta visión fue dictada a Daniel por un ángel que hablaba de verdades reconfortantes y edificantes. Si, como hemos observado, en las tentaciones anteriores parece que el bien ataca al mal, en esta tentación ocurre lo contrario. El poderoso rey viene en contraste con los reyes de Persia. Viene a pesar de la riqueza y la fuerza del cuarto rey.

A medida que el desarrollo espiritual de una persona progresa, se deduce que nuestras perspectivas de la vida cambian. Las cosas que antes eran agradables, ahora se revisten de aspectos menos agradables. Tal vez una persona sienta recelo por algo que antes le gustaba porque ha aprendido a pensar en ello desde una nueva perspectiva. Tal vez sienta un sentimiento de culpa que antes estaba oculto.

Sea como fuere, este poderoso rey, que podía hacer lo que quisiera, se encontró con que su reino se derrumbó y se dividió hacia los cuatro vientos del cielo. La visión en este punto recuerda a la gran estatua erigida por Nabucodonosor en el segundo capítulo. También se alzaba alta y orgullosa, y sin embargo fue derribada por una pequeña piedra. Esa piedra, hay que recordarlo, representa la verdad que derriba toda la estructura del egoísmo y la avaricia rampante en nuestros corazones.

Así que el poderoso rey fue derribado, y el control que el egoísmo con todos sus pensamientos de apoyo y acompañantes se rompe. Observen lo que sucedió con el reino de este rey: fue dividido a los cuatro vientos del cielo. Esta es también una frase que hemos encontrado antes.

En el capítulo ocho leemos sobre el macho cabrío de la mentira, cuyo gran cuerno fue roto, pero otros cuatro crecieron "hacia los cuatro vientos del cielo" (Daniel 8:8). En esa visión el "cuerno" representa el poder del egoísmo, mientras que los cuatro cuernos menores describen las falsedades y los malos afectos derivados del egoísmo, Estos cuernos estaban colocados hacia los "cuatro vientos del cielo". Los "cuatro vientos del cielo" son los diferentes estados de nuestra mente, siendo el norte y el sur los que pertenecen a nuestro entendimiento, y el este y el oeste a nuestra voluntad. Así, en la visión del macho cabrío, Daniel vio la extensión del mal a todos nuestros pensamientos y sentimientos.

Esa visión, sin embargo, se describe en el período anterior al arrepentimiento, como se describe en el capítulo nueve. Cuando una persona se arrepiente, su mente cambia de dirección, y las cosas que antes controlaban nuestros pensamientos y sentimientos pierden su atractivo. Así, en este versículo, el reino del poderoso rey se rompe, lo que puede ser comparable a la destrucción de los cuatro cuernos del macho cabrío.

El principio descrito aquí es el de "divide y vencerás" A medida que la regeneración progresa y el egoísmo pierde su atractivo, los pensamientos y deleites que acompañan al egoísmo se dispersan "hacia los cuatro vientos del cielo" En esto vemos que la mente se abre, y se vuelve más y más receptiva de los estados del cielo.

Sin embargo, este es un proceso gradual. Obsérvese la continuación del mismo versículo, "pero no entre su posteridad ni según su dominio con el que gobernó; porque su reino será desarraigado., incluso para otros además de estos".

En otras palabras, la posteridad del poderoso rey no será dispersada a los cuatro vientos. Han perdido su cabeza, pero eso no significa que dejen de existir. Los pensamientos y los sentimientos permanecen con nosotros incluso cuando empezamos a apartar la vista de ellos. Con el tiempo, incluso éstos perderán su poder sobre nosotros, pero aún no ha llegado el momento.

Este proceso de liberación gradual de las garras de nuestros sentimientos y pensamientos egoístas está bellamente expresado en un pasaje de los Arcana Coelestia, ya que merece una cuidadosa consideración y es citado extensamente: "Cuando un hombre se regenera, lo que se efectúa mediante la implantación de la verdad y el bien espirituales, y la eliminación al mismo tiempo de la falsedad y el mal, no se regenera precipitadamente, sino lentamente. La razón es que todas las cosas que el hombre, desde su infancia, ha pensado, pretendido y hecho, se han añadido a su vida, y la han hecho, e igualmente han formado una conexión tal entre ellas que ninguna cosa puede ser quitada a menos que todas sean quitadas al mismo tiempo. Porque un hombre malo es una imagen del infierno, y un hombre bueno es una imagen del cielo; y los males y las falsedades con un hombre malo tienen tal conexión entre ellos como la que hay entre las sociedades infernales, de las que él forma parte; y los bienes y las verdades con un bueno que tienen tal conexión entre ellos como la que hay entre las sociedades celestiales, de las que la mentira forma parte. De esto es evidente que los males y las falsedades con un hombre malo no pueden ser removidos de su lugar repentinamente; sino sólo en la medida en que los bienes y las verdades son implantados en su orden, e interiormente; porque el cielo en un hombre remueve el infierno de él. Si esto se hiciera repentinamente, el hombre fracasaría; porque todas y cada una de las cosas que están en conexión y forma serían perturbadas, y le quitarían la vida (Arcana Coelestia 9334).

Este es el proceso descrito por el desarraigo del poderoso rey. Sigue como una consecuencia lógica del establecimiento de los "reyes de Persia" en el trono de Babilonia. No es de extrañar que este capítulo esté escrito desde la perspectiva de un ángel, pues si estuviera escrito desde la perspectiva de Nabucodonosor o Belsasar, contaría una historia diferente, de guerra y violencia, pues esa es la reacción del mal contra el bien. Pero como está escrito desde el punto de vista de la bondad en nuestras mentes, la historia es suave, no hay bombo y platillo por parte del ángel, no hay regodeo como vimos en los capítulos históricos, simplemente la tranquila declaración de la verdad de que el poderoso rey sería derrocado. Esta es la verdad de la que hemos hablado antes, la verdad que nos inspira la confianza de que la presencia del Señor puede derrocar nuestros males, con la confianza de que la mentira lo hará si cooperamos con Él.

EL REY DEL SUR

Cuando el poderoso rey desaparece de la escena, la atención del capítulo se dirige al tercero de los reyes, el rey del Sur. En la Nueva Versión King James de la Biblia, el rey del Sur se introduce con la palabra "también", pero si se vuelve al original hebreo, se encuentra una sola palabra que expresa una frase de gran importancia: "y será fuerte". Una lectura puramente técnica de este verso debería ser: "Y será fuerte el rey del Sur, así como uno de sus príncipes..."

El énfasis entonces es diferente del inglés, donde esta frase se divide en dos y casi desaparece como resultado, pero en hebreo es una sola palabra, y es la primera palabra del verso. Anteriormente en este libro examinamos el concepto de que la primera cosa que se dice en cualquier secuencia establece el tono para todas las cosas que siguen, es importante notar, entonces, que así como el poderoso rey pierde su poder, así se levantará la fuerza, y este es el rey del Sur.

Puede parecer un poco quisquilloso insistir en esto, pero el aumento de la fuerza del rey del Sur está directamente relacionado con la disminución de la fuerza del rey poderoso. El ascenso y la caída de cada fortuna están directamente relacionados entre sí. Así, en hebreo, en agudo contrapeso al desarraigo del reino del rey poderoso está la creciente fuerza del rey del Sur.

Como hemos visto antes, la fuerza espiritual proviene de la verdad. El rey del Sur es, pues, el heredero natural del rey rico y fuerte del versículo 2. Llega a esta herencia por el significado de "sur", que, como hemos visto antes, denota sabiduría, pues en el cielo el "sur" es donde viven los ángeles que están en mayor estado de sabiduría e inteligencia (Sobre el Cielo y el Infierno 149). Su inteligencia se extrae completamente del Verbo, de modo que en un sentido general el "Sur" representa la posesión de conceptos e inteligencia del Verbo (Arcana Coelestia 3708, 9642).

El ascenso del rey del Sur, por tanto, continúa la progresión del desarrollo espiritual iniciada cuando Daniel es tomado como rehén por primera vez, y que alcanza su punto álgido cuando Ciro de Persia es rey. Mucha gente piensa que la regeneración es un estado estático, como si al alcanzar esa meta ya no hubiera que perfeccionarse. Nada más lejos de la realidad. Los ángeles del cielo, que por definición son regenerados, continúan perfeccionándose hasta la eternidad. Vemos este perfeccionamiento en la progresión de los reyes en este capítulo: desde el rey de Persia, pasando por los tres siguientes reyes sin nombre después de él, hasta el cuarto rey, y finalmente el rey del Sur.

Curiosamente, mientras que el rey rico y fuerte del versículo dos es capaz de empujar a Grecia, es el rey del Sur quien es capaz de enfrentarse a las falsedades representadas por el rey del Norte Este hecho por sí solo indica progresión. Hay un principio dado en las doctrinas de que a medida que se avanza en la comprensión de las cosas espirituales, la persona es cada vez más capaz de discernir no sólo entre la verdad y la falsedad, sino entre la mayor y la menor verdad (Arcana Coelestia 6766). Si aplicamos ese principio al progreso de los reyes en este capítulo, se ve cómo al principio nuestros nuevos conocimientos y percepciones de las verdades ayudan a revisar áreas de nuestra mente que antes habían estado fuera del alcance de nuestra espiritualidad. Estas áreas son nuestros estados gentiles, estados que podrían ser iluminados y abiertos a la influencia de la verdad.

Sin embargo, es mucho más difícil que utilicemos las mismas verdades para enfrentarnos directamente a nuestros falsos pensamientos, ya que éstos están profundamente arraigados en el plano inferior de nuestro egoísmo. A menudo se presentan como verdad, por lo que en cierto sentido nos sentimos como si estuviéramos juzgando entre dos cosas que nos parecen ambas verdaderas. Aquí es donde entra en juego la madurez espiritual. Cuando nos enfrentamos a nuestros estados gentiles, o cuando nos enfrentamos al puro egoísmo no es tan difícil, porque miramos nuestras vidas, las pesamos en la balanza y al encontrarlas deficientes, las rechazamos. Las cosas más sutiles, sin embargo, deben esperar.

Por eso el rey rico y fuerte avanzó contra Grecia y no contra el rey del Norte: la verdad que representa no estaba aún lo suficientemente madura para luchar contra el Norte.

Sin embargo, el rey del Sur es fuerte, lo que significa que, a medida que nuestro entendimiento se desarrolla, atrae conocimientos adicionales que, aliados a un creciente afecto por la bondad, nos dan nuevos conceptos, percepciones y, por lo tanto, una mayor fuerza espiritual. Por fin estamos preparados para las últimas batallas de nuestra regeneración, y éstas prometen ser las más feroces que se librarán.

En la letra de la Palabra, el rey del Sur no lucha solo, sino que tiene a su lado a "uno de sus príncipes" Estas palabras describen la formación de las verdades que lucharán contra la falsedad. Los reyes, como hemos visto, son las verdades que están con nosotros. Los reyes producen príncipes, al igual que las verdades engendran los conceptos primarios de la verdad (Arcana Coelestia 2761 et al). Los conceptos de verdad son los primeros conceptos que extraemos cuando nuestro conocimiento de la verdad está casado con un afecto por la verdad. o, en otras palabras, cuando creemos las cosas porque son verdaderas, y porque amamos la verdad en ellas. Hay, pues, un amor oculto detrás del poder del rey del Sur, el amor por hacer el bien según las verdades que hemos aprendido.

El príncipe es la combinación de nuestro conocimiento y nuestro amor, y por esta razón el príncipe ganará poder sobre el rey y tendrá dominio sobre él. El poder de la combinación del amor y la verdad juntos es mucho más fuerte que el simple poder del conocimiento, y por eso se dice que el príncipe tiene un gran dominio.

EL REY DEL NORTE

El rey del Sur se opone directamente al rey del Norte. La relación inicial se esboza en el versículo seis "Y al cabo de algunos años unirán sus fuerzas, porque la hija del rey del Sur irá al rey del Norte para hacer un acuerdo; pero ella no conservará el poder de su autoridad, y ni él ni su autoridad se mantendrán en pie, sino que será entregada, con los que la trajeron, y con el que la engendró, y con el que la fortaleció en aquellos tiempos."

En este versículo nos encontramos con el rey del Norte de forma oblicua, lo cual es muy adecuado para el carácter y la naturaleza de su representación. Nótese la progresión de ideas que lleva a la primera introducción: al cabo de algunos años ellos, es decir, el rey del Sur y su príncipe, unirán sus fuerzas.

Se necesita tiempo, temporal y espiritualmente, para que las verdades produzcan conceptos, y para que esos conceptos maduren lo suficiente como para hacer frente a las falsedades que nos infestan. Por eso el rey y el príncipe no unen sus fuerzas inmediatamente, sino, como se dijo, "al cabo de algunos años". Los "años" en la Palabra, como ya hemos visto, representan estados. En este versículo este estado no se especifica.

Al final de este período, la hija del rey del Sur va al rey del Norte. Obsérvese que no son ni el rey ni su príncipe quienes hacen esa proposición, sino la hija. La razón se aclara cuando se sabe que en la Palabra una hija representa un afecto (Arcana Coelestia 3024, 3067). El tipo de afecto depende de su origen, y en este caso es la hija del rey del Sur.

Como vimos antes, el rey del Sur representa las verdades que aprendemos, que a su vez nos permiten formar conceptos. Estos conceptos, descritos como el príncipe que tendrá gran dominio, hacen posible que rechacemos el mal y la falsedad.

Sin embargo, antes de ser regenerados estos conceptos por sí mismos no nos guían, ya que pertenecen a la parte del entendimiento de nuestra mente. Nuestro entendimiento puede razonar incluso hasta las alturas del cielo (La Divina Providencia 222), pero si ese razonamiento no está vinculado a un sentido de bondad no podrán superar nuestras tendencias al mal.

La hija del rey del Sur representa el afecto por la verdad, que crece junto a los conceptos. Imagina a una persona aprendiendo verdades y formando conceptos a partir de ellas. El proceso en sí nunca tendría lugar a menos que esa persona sintiera algún tipo de deleite, algún disfrute, algún deseo de aprender la verdad en primer lugar. Ese es el afecto por la verdad: el deseo de aprender la verdad porque es verdadera.

Ahora tal vez quede un poco más claro por qué la hija del rey del Sur se acercó al rey del Norte. Si el sur representa la verdad y la sabiduría, el norte representa la falsedad y la oscuridad. Se trata de una parte muy diferente a la de Grecia, pues ésta describe un estado de ignorancia. El norte es un estado de falsedad, voluntariamente concluido frente al conocimiento de la verdad (Norte = la espesa oscuridad de la falsedad (Arcana Coelestia 3708:23) y razonar sólo de memoria (Arcana Coelestia 9642)).

La razón por sí misma es inútil frente a esta falsedad, ya que todos sabemos por experiencia que si sabemos que algo es incorrecto, pero lo aceptamos de todos modos, ninguna razón podrá romper su dominio sobre nosotros. El único recurso posible contra este tipo de pensamiento es el afecto a la verdad. Si una persona está dispuesta a escuchar la verdad y a sopesarla porque es verdadera, y está dispuesta a dejar de lado viejas y falsas formas de pensar porque son falsas, entonces la mitad de la batalla está ganada. La aproximación entonces no es desde el intelecto, sino desde el afecto.

Así, la hija del rey del Sur fue al rey del Norte "para hacer un acuerdo", pero "no conservará el poder de su autoridad". Como hemos visto, el proceso regenerativo es largo y lento. El lado egoísta de nuestro ser se ve amenazado por la presencia de un afecto por la verdad, pues la verdad introduce ideas que son contrarias al egoísmo. La persona se encuentra en una situación en la que el afecto por la verdad es superado por la oscuridad que surge de una orientación egoísta.

El resultado final es una serie de guerras entre los reyes del norte y del sur que hacen estragos durante gran parte del resto del capítulo. El afecto por la verdad no se extingue, y se convierte en la base del "ataque" a la falsedad en nuestras mentes. Tal vez se pueda imaginar esto como el continuo cuestionamiento en el fondo de nuestra mente de si lo que estamos pensando es cierto o no. ¿Es correcto? ¿Beneficia a nuestro estado general de bondad? Este tipo de preguntas son la verdad en la mente de una persona y mantienen viva la idea de que las cosas que sentimos, pensamos, hacemos y decimos pueden no ser buenas o verdaderas. Esta idea, a su vez, constituye la base de nuestra respuesta a estos estados, del mismo modo que la conciencia mantiene vivos los ideales de verdad en nosotros mientras nos preparamos para el proceso de regeneración.

No hay que subestimar el poder del afecto por la verdad. Si hay una parte de nuestra mente viva para la verdad, como Daniel estaba vivo y activo en el gobierno de Nabucodonosor y Belsasar, entonces hay esperanza de salvación. La esperanza se da en el capítulo siete: "Pero de una rama de sus raíces se levantará uno en su lugar, que vendrá con un ejército, entrará en la fortaleza del rey del Norte, y hará frente a ellos y prevalecerá."

Antes de deshacernos por completo de nuestras falsedades, tenemos que verlas como falsas, de lo contrario es difícil rechazarlas. Para ello, necesitamos despojarlas de cualquier verdad o media verdad que pueda estar ligada a la falsedad, dándole un mínimo de aceptabilidad. Así, la "rama de sus raíces" invadió el Norte y "llevó cautivos a sus dioses". Por "dioses" se entiende aquí las falsedades que consideraban más importantes que otras (Arcana Coelestia 7873, 6932). Los príncipes, como el príncipe del sur, representan los conceptos, y los artículos de plata y oro, los conocimientos de la bondad y la verdad que sostienen la falsedad, al igual que la riqueza sostiene a un rey.

Todas estas cosas fueron despojadas del rey del norte. Esto describe cómo las verdades que conocemos y amamos, que forman la base de nuestra conciencia, se llevarán el cualquier entendimiento de apoyo de la verdad (Apocalipsis Explicado 811). Todo lo que queda es el hueso desnudo de la falsedad, sin ningún revestimiento superficial que lo haga parecer justo o verdadero.

Es en este punto, donde el rey del Norte muestra sus verdaderos colores, pues es entonces cuando llega al reino del rey del Sur, y, aunque se retira, sus hijos "agitan la contienda y reúnen una multitud de grandes fuerzas".

Aquí se aclara el cuadro de la contienda. Una persona que se está regenerando tiene dos trenes de pensamiento que pasan por su cabeza. Un lado, el Sur, representa la luz que proviene de la verdad y su afecto y deleite por la verdad. El Norte representa la oscuridad de la falsedad y su rechazo a la verdad. Cuando este lado de nuestro ser tiene la ventaja en un momento de tentación, no sentimos ningún deleite o disfrute en la verdad, ni nos preocupa el hecho de que nuestras razones para rechazar la verdad sean ciertas o no.

La verdad, sin embargo, es un poderoso instrumento en nuestro desarrollo espiritual, pues nos muestra la naturaleza de nuestras falsedades. En la luz de la verdad, la subestructura de la falsedad queda al descubierto, y se nos deja elegir claramente entre dos cosas opuestas. Aquí es donde la batalla final comienza en serio.

La siguiente fase de la batalla la lleva a cabo el "hijo" del rey del sur. La última vez que vimos un hijo fue cuando Belsasar sucedió a Nabucodonosor. Allí se describió a un Belsasar como el comportamiento consciente externo extraído de un amor egoísta interno. Lo mismo ocurre aquí, pues el "hijo" del rey del norte es el comportamiento resultante del rechazo de la verdad y de las falsedades consiguientes

Hay un paralelismo aquí con Belsasar, pues mientras que él organizó una fiesta desenfrenada y profanó los vasos sagrados de Israel, el "hijo" aquí "agita la contienda" y "reúne una multitud de grandes fuerzas". La disputa es la fricción entre una parte de nosotros que quiere hacer cosas que la otra parte considera inaceptables (cf. Arcana Coelestia 1573: En el culto, la naturaleza y la cualidad del desacuerdo entre el hombre interno y el externo son especialmente discernibles, y esto incluso en cada cosa del culto; porque cuando en el culto el hombre interno desea considerar los fines que pertenecen al reino de Dios, y el hombre externo desea considerar los fines que pertenecen al mundo, surge así un desacuerdo que se manifiesta en el culto, y eso tan claramente que el más pequeño de tales desacuerdos se nota en el cielo). La "multitud de grandes fuerzas" describe todo el ejército de justificaciones y excusas que la persona inventa para hacer posible este tipo de comportamiento.

La diferencia esta vez es la respuesta. En la historia anterior, Belsasar es pesado en la balanza, encontrado deficiente, y es asesinado esa misma noche por Darío el Medo. En esta historia, sin embargo, se ve desde el punto de vista de la bondad, en lugar del egoísmo. De este modo, el proceso es diferente, ya que la batalla subsiguiente no tiene lugar en el plano del comportamiento externo, sino en el plano de la verdad o la falsedad motivadora interior.

Por eso se nos dice: "El rey del sur se conmoverá de rabia, y saldrá a luchar con él, con el rey del norte".

En esta batalla el factor determinante es la reacción del rey del Sur. La verdad trae claridad al Yo de una persona, y borra muchas áreas grises. Lo vemos en la reacción del rey del sur que responde con rabia al ataque.

La rabia en la Palabra es un concepto interesante. Cuando se ve desde el punto de vista de la bondad, la "rabia" sólo lo es en apariencia. En realidad es celo, o el deseo de proteger las cosas que son buenas y verdaderas de las cosas malas y falsas, y esto parece ira desde el exterior (Arcana Coelestia 3909). Como el rey del Sur tiene este significado positivo, su rabia representa realmente este celo.

El celo puede entenderse fácilmente, pues cuando uno reacciona con celo, lucha, "no porque le mueva ningún sentimiento de enemistad u hostilidad, sino por caridad". El celo se diferencia de la ira en que el celo guarda en su interior el bien de la caridad y, por tanto, cuando el celo entra en combate se limita a eliminar a los gobernados por la falsedad y el mal para evitar que perjudiquen a los gobernados por la bondad y la verdad. La cólera, sin embargo, no sólo los elimina, sino que los persigue con espíritu de odio y venganza. Porque el celo, debido a la caridad que lleva dentro, desea el bienestar incluso de los gobernados por la maldad y la falsedad, y también trabaja para ello siempre que no puedan hacer ningún daño a los que son buenos. Pero la ira, por el odio y la venganza que lleva dentro, desea el daño a todos aquellos con los que entra en conflicto, sean buenos o malos. De todo esto se desprende lo que significa un influjo del bien de la caridad en la verdad que entra en conflicto" (Arcana Coelestia 5898: En cuanto al celo, que guarda el bien en su interior, mientras que la ira guarda el mal, véase Arcana Coelestia 4164, 4444).

Es este celo por la verdad el que da a la persona la capacidad de seguir luchando contra sus falsedades en la batalla continua de la regeneración. Como el ángel describió la batalla a Daniel, vemos al rey del sur luchando contra el norte. Nuestras verdades espirituales luchan celosamente contra las falsedades extraídas del egoísmo, para proteger y preservar nuestro estado espiritual.

La batalla no es desigual, pues el rey del norte "reúne una multitud", que describe todas las excusas que levantamos contra la verdad. Si una persona sabe que algo es incorrecto y, sin embargo, está dispuesta a seguir haciéndolo, entonces una parte de ella, el rey del sur, muestra claramente lo incorrecto de esa acción. Sin embargo, la otra parte de él o ella, el rey del norte, saca a relucir un número creciente de excusas de por qué no se puede cambiar ese comportamiento. Y así se libra la batalla.

Puede que la batalla no sea desigual, pero en el fragor de la tentación es maravilloso saber que, una vez que la persona comienza el proceso de regeneración, a pesar de todos los desafíos que se le presentan, siempre hay esperanza de victoria. Así, el rey del norte arrasó con su multitud, pero la "multitud será entregada a la mano de su enemigo".

VERSOS 14-19

A medida que avanza el capítulo once se describen las continuas batallas entre los reyes del sur y del norte. Parte del impacto del ataque de la falsedad a nuestra conciencia radica en las afinidades existentes entre los diferentes niveles de la verdad. Hay un viejo dicho que dice que si una persona rompe un mandamiento, los rompe todos. La verdad de este dicho puede verse en lo interrelacionadas que están las ideas y los pensamientos de uno. Con demasiada frecuencia, cuando somos capaces de resistir una falsedad absoluta, pero somos débiles frente a una verdad a medias, o a un algo que parece ser cierto sólo en la forma.

Esta es la situación que se describe en el decimocuarto verso de este capítulo. En la batalla entre los reyes del norte y del sur, el rey del sur, que representa nuestra comprensión de la verdad y la iluminación de esa comprensión, está recibiendo un golpe de las cosas falsas. Probablemente son cosas que "siempre supimos", las cosas culturales y sociales que nos ciegan a la verdad. Como tantas cosas en el lado negativo de nuestras mentes, el egoísmo y la codicia las apuntalan.

El rey del norte, reuniendo una gran multitud, y un ejército con mucho equipo para atacar al rey del sur describe la batalla. En nuestras mentes la falsedad se arma con todos sus amigos las medias verdades, las apariencias de verdades, las excusas, la justificación, y ese poderoso sentimiento de tener razón Verse catorce comienza en este estado de oposición creciente a la presencia de la conciencia. Se nos dice que "en esos tiempos", es decir, en ese estado, "muchos se levantarán contra el rey del sur".

Nótese la descripción del tipo de enemigo contra el rey del Sur; se les llama "hombres violentos". Ese término se usa en los Salmos, y en otros lugares de la Palabra. El Salmo 140 nos da una idea de la naturaleza de un "hombre violento": "Líbrame, Señor, de los hombres malos; presérvame de los hombres violentos, / que planean cosas malas en su corazón; se reúnen continuamente para la guerra. / Afilan su lengua como una serpiente; el veneno de los áspides está bajo sus labios. Selah" (Salmos 140:1-3).

En la batalla por el alma humana, el "hombre violento", aliado del rey del norte, representa los males y las falsedades que minan nuestra conciencia y nos alejan de su influencia, destruyendo así la iglesia que llevamos dentro (Arcana Coelestia 10287). El peligro que suponen para nuestra vida espiritual se ve fácilmente cuando se considera que el mayor pecado de todos es la profanación, que se llama "violencia cuando la gente hace violencia a las cosas sagradas profanándolas (Arcana Coelestia 623).

En tiempos de tentación, nuestro lado egoísta saca a relucir todos los pensamientos, opiniones, ideas y demás que le sirven de apoyo. Cuando éstos se enfrentan a la verdad, fracasan, pero sólo en la medida en que las personas estén dispuestas a permitir que la verdad forme sus mentes. El problema al que nos enfrentamos en la tentación es que esa voluntad no siempre está presente, de lo contrario la propia tentación pasaría fácilmente. Así que mientras haya un control sobre la libertad que damos a nuestros pensamientos de falsedad.

Esto no significa que esos pensamientos simplemente desaparezcan. Fíjate que cuando los violentos fueron derrocados, el rey del norte vendrá de nuevo Esta vez construirá un "montículo de asedio" hasta que pueda "tomar una ciudad fortificada". Las fuerzas del sur caerán ante él. Estas descripciones de la guerra describen, una vez más, lo difícil que suele ser abandonar los hábitos egoístas. Como hemos visto anteriormente, el egoísmo en todas sus manifestaciones, es una fuerza poderosa en nuestras vidas, presente incluso después de un estado de arrepentimiento.

Las ilustraciones de la guerra son importantes. Cuando una ciudad estaba en estado de sitio, significaba que los enemigos que la rodeaban impedían que nadie entrara o saliera. El resultado era a menudo el hambre. Un asedio espiritual es bastante similar. Como ya se ha dicho, un estado de tentación suele caracterizarse por la sensación de que el conocimiento, la comprensión y el compromiso con la verdad han abandonado a uno, lo que Daniel describió como "luto" en el capítulo diez. En este capítulo nos damos cuenta de cómo se produce esto.

Una parte de la tentación es el enfoque en nuestras falsedades y males y esto bloquea efectivamente nuestra visión de la verdad. En términos militares, los males y las falsedades bloquean, o sitian, nuestra comprensión de la verdad. Un asedio es un "cerrar y no admitir ninguna verdad genuina" (Apocalipsis Explicado 706), lo que resulta en una oscuridad espiritual.

El rey del norte, sin embargo, no se contentó con asediar al rey del sur, sino que presionó su ataque hasta tomar la "ciudad fortificada" Esta es la conclusión lógica de la guerra, pues una vez que el norte había derrotado al sur, podía extender su control cada vez más hacia el sur, y así se nos dice que las "tropas selectas" del sur "no tendrán fuerza para resistir."

A medida que la batalla de la tentación avanza, hay momentos en los que parece que nuestro lado egoísta va a ganar. El poder de la falsedad basada en el egoísmo puede parecer tan fuerte que bloquea efectivamente nuestra capacidad de descongelar incluso las verdades más básicas en defensa de nuestra regeneración. Los propios conceptos de la verdad, que se han construido y que forman la base de nuestra conciencia, están entonces en peligro.

El riesgo lo describe el rey del Sur capturando la ciudad fortificada. Una "ciudad" en la Palabra representa el conjunto de verdades (o falsedades en sentido negativo), que en conjunto forman una comprensión doctrinal de algún tema (cf. Arcana Coelestia 402, 2418, 2723). A medida que una persona aprende las verdades y se forma una conciencia, su mente se abre a la luz del mismo cielo (Arcana Coelestia 2851: "A partir de los bienes y las verdades allí presentes, la mente racional es comparada en la Palabra con una ciudad y se la llama realmente ciudad").

La ciudad fortificada del rey del Sur representa estas verdades, y cuando cae en manos del rey del Norte, es una imagen de cómo, en la tentación, los conceptos de la verdad son primero muertos de hambre y luego derribados. Se podría imaginar que esto consiste en la duda sobre las verdades, y el desprecio por ellas. El desprecio y luego el rechazo siguen al desdén. A medida que esto sucede, nuestra capacidad de razonar a partir de la verdad, o de utilizar nuestra comprensión de la verdad de forma eficaz como conciencia, se rompe. Así, incluso las "tropas selectas" del rey del Sur, no tuvieron fuerzas para resistir.

La falsedad es como un cáncer. Una vez que empieza a crecer, crece sin control. La resistencia es barrida como algo de poca o ninguna importancia. Cuando el egoísmo controla los pensamientos y las acciones de uno, reduce la conciencia a la impotencia. Esto se muestra claramente en los siguientes versos, donde se dice que el que "venga contra él hará según su voluntad", y "nadie se opondrá a él". De este modo, la resistencia se rompe gradualmente.

A medida que esto sucede, la falsedad comienza a influir en toda la forma de pensar de la persona. Este fenómeno ha aparecido antes, primero con los cuernos del macho cabrío que crecen hasta los cuatro puntos de dirección. Más tarde lo vimos en la descripción del poderoso rey cuyo reino estará "dividido hacia los cuatro vientos". Ahora lo vemos en las acciones del rey del norte, pues presiona hacia el sur hasta situarse en la Tierra Gloriosa, con destrucción y poder.

La extensión de la falsedad en nuestras mentes parece continuar sin control Nuestra experiencia de permitir que un tren de pensamiento domine nuestras mentes nos da una comprensión más profunda de este proceso. Cuando permitimos alguna falsedad de pensamiento, especialmente cuando está basada en el interés propio, encontramos que esa falsedad domina todos nuestros pensamientos. El egoísmo es pernicioso y destructor de la conciencia.

Como hemos visto antes en Daniel, la conciencia a veces parece estar dormida. Daniel, por ejemplo, estaba cautivo en la corte de Nabucodonosor, y no fue hasta que se resistió al rey que nos dimos cuenta de su presencia. En tiempos de tentación, nuestra conciencia también parece tranquila. Esto está relacionado con la pérdida de claridad en el pensamiento de la verdad, y en el afecto por la verdad. No significa, sin embargo, que nuestra conciencia no esté trabajando activamente en los recovecos más profundos de nuestra mente.

VERSOS 20-29

La invasión de la falsedad precipita un deslizamiento general hacia una falsedad creciente. El patrón mostrado en la visión del capítulo siete de las cuatro bestias que suben del mar, se repite en este capítulo. Esas bestias representan el deslizamiento de una persona hacia el mal cuando se permite que las falsedades destruyan las verdades que forman la conciencia (la primera bestia era un león, que representa el poder del egoísmo para destruir las verdades). El paralelismo con este capítulo reside en la visión de que después de que el rey del norte invada la Tierra Gloriosa, y extienda su dominio allí, se "levantará otro en su lugar que imponga impuestos al reino glorioso".

La clave de la decadencia mostrada aquí se da en el contexto de los impuestos. En un buen sentido, los impuestos son para el beneficio del país. Sin embargo, en un sentido negativo, como es el caso aquí, los impuestos son más propiamente tributos pagados por un país conquistado al conquistador. El efecto de estos tributos era doble: en primer lugar, recordaba al pueblo conquistado su posición y, en segundo lugar, lo reducía a un estado de penuria que le dificultaba derrocar a los opresores.

El paralelismo espiritual con los impuestos es muy similar. Cuando una persona permite que pensamientos falsos y egoístas gobiernen su mente, esos pensamientos se extienden, afectando su conciencia y haciéndola reacia a seguir la verdad. El resultado es un debilitamiento del poder de la verdad con ellos.

El poder de la falsedad para controlar nuestros pensamientos se consolida entonces mediante "impuestos", es decir, la verdad queda reducida a la servidumbre y obligada a servir a la falsedad (Arcana Coelestia 6659, Apocalipsis Explicado 131, 513). Esto hace que una persona pueda inventar medias verdades, o cosas que superficialmente parecen ser ciertas, al servicio de pensamientos que en realidad son falsos.

El deslizamiento hacia el mal que se describe aquí muestra, en primer lugar, el poder de la verdad para invadir la mente y, en segundo lugar, su capacidad para reducir la mente a la servidumbre, de modo que la persona se vuelve incapaz de pensar aparte de la falsedad: domina su mente.

De ahí a la sumisión total a la falsedad hay un pequeño paso. El rey que imponía impuestos es destruido, pero "no con ira o en batalla". Con esto se quiere decir que ese estado de hacer que la mente sirva a la falsedad, pasa, y un nuevo estado surge en su lugar. El verso que trata de esto es escalofriante: "Y en su lugar se levantará una persona vil, a la que no darán el honor de la realeza; sino que entrará pacíficamente, y se apoderará del reino por intriga".

Fíjate en la descripción de este próximo "líder" - es una "persona vil" sin el "honor de la realeza" que viene hipócritamente y termina teniendo el control. Esto describe la siguiente fase de nuestras tentaciones finales. Cuando la conciencia de una persona está activa, como lo está en esta parte de nuestro desarrollo espiritual, la apelación al mal directo disminuye porque hay demasiada resistencia a ella. Recuerda que en este estado la persona ya ha pasado por el proceso de arrepentimiento, descrito en el capítulo nueve, y ya ha tenido alguna experiencia con este nuevo tipo de tentación.

Entonces el egoísmo interior ataca de una manera diferente. El "rey del Norte" sienta las bases para el ataque, y es presionado. Sin embargo, observe la naturaleza de esta persona: es vil. En el idioma original, la palabra "vil" significa "ser despreciado, ser despreciable, ser vil, ser sin valor" (Brown-Driver-Briggs #959). Al acudir a los Escritos de Swedenborg se nos muestra la plenitud de esta decadencia.

Una persona es "vil" cuando desprecia o considera baratas las cosas internas de la religión. Las cosas internas son las que afectan al espíritu, como la humildad y la inocencia. Una persona "vil" las descarta, aferrándose sólo a un comportamiento externo, aparentando una buena fachada en aras de sus propios fines, y encubriendo un desprecio por las cosas espirituales e internas (cf. Arcana Coelestia 975: "Las personas cuya adoración es externa separada de la interna son las más bajas de todas..."). Cuando éstos se convierten en el centro de la vida de una persona, se puede decir que la persona los adora realmente, y todo el resto de la adoración es simplemente una fachada externa puesta para confundir a los vecinos y hacerles creer que es realmente una buena persona. Los Escritos describen esta adoración externa en muchos lugares, pero el siguiente pasaje es un buen resumen: "Que la adoración externa considerada en sí misma no es nada si no existe una adoración interna que la santifique puede llegar a ser querida por cualquiera. ¿Qué es la adoración externa sin la adoración del corazón, sino un mero gesto del cuerpo? ¿Qué es la oración en los labios si la mente no está en ella sino un balbuceo sin sentido? ¿Y qué es cualquier actividad si no hay intención en ella sino una especie de nada? En consecuencia, todo lo externo es en sí mismo algo sin alma, que vive únicamente de lo interno" (Arcana Coelestia 1094).

Las cosas externas son las que se relacionan con el mero placer del cuerpo. Cuando una persona deja de lado las cosas espirituales internas, lo que ocurre cuando las falsedades descritas como el rey del Norte controlan su mente, entonces la conciencia pierde su poder para centrar los pensamientos de la persona y poner una barrera entre las cosas que uno quisiera hacer y las que sabemos que debemos hacer. El resultado es el deslizamiento hacia el mal descrito aquí, que termina en que la persona se interesa cada vez más sólo por los placeres de los sentidos. Las cosas más elevadas del espíritu se cierran, y la persona se vuelve "vil" o baja, considerando sin valor las cualidades redentoras del hombre, y convirtiéndose así en despreciable por derecho propio.

Obsérvese que la persona vil que sigue la estela del rey del norte es él mismo tenido en baja estima. No se le concede el honor de la realeza, "sino que entrará pacíficamente y se apoderará del reino por medio de la intriga". Esto describe cómo una persona se mueve en las cosas externas. El cambio de un estado a otro en nuestro desarrollo espiritual no siempre es rápido ni claro. A medida que la conciencia, representada por el rey del Sur, es atacada, la tentación de poner cada vez más énfasis en las cosas externas y físicas se hace más fuerte. A nuestra mente le resulta fácil abrazar las cosas que se sienten bien. Si al principio de nuestro desarrollo nos dijeran que eventualmente la sensualidad sería nuestra fuerza motriz, no lo creeríamos. Sin embargo, hay un deslizamiento progresivo hacia las cosas meramente sensuales, y para cuando nos damos cuenta, nos hemos vuelto adictos a las cosas meramente externas, y las cualidades espirituales internas que una vez se resistieron están casi olvidadas.

El siguiente verso describe cómo "con la fuerza de un torrente" la persona vil "barre todo lo que tiene delante" y lo rompe Esto es precisamente lo que ocurre cuando una persona permite que las cosas externas de la vida, especialmente si están aliadas con las cosas de los sentidos, impregnen sus pensamientos y sentimientos. Cuando esto sucede, cualquier influencia restrictiva de la conciencia es "barrida", pues la mente se cierra a la verdad que podría haber ejercido el tipo de influencia que podría poner las cosas meramente sensuales en su lugar. Así, la persona vil no encuentra resistencia, sino que se hace fuerte.

Sin embargo, es interesante notar un pequeño detalle al final del verso 23: después de mostrar cómo la persona vil arrasa como una inundación y rompe cualquier oposición, aún así sólo se hace fuerte "con un pequeño número de personas". Esto indica que la batalla no está perdida. Es importante que recordemos que las tentaciones descritas en este capítulo son las que tienen lugar después del arrepentimiento. La realidad de la situación es que la conciencia está muy viva, sólo que está adormecida momentáneamente porque la persona ha recaído, primero en pensamientos falsos, representados por el rey del norte, luego en la situación en que estos pensamientos dominan completamente la mente de uno, llevándonos así a un estado en el que "pagamos tributo". Finalmente, la persona se vuelve meramente externa y sensual.

Pero esto sólo ocurre con una parte de nuestra mente. La persona vil sólo podría reunir apoyo con un "pequeño número de personas". El resto de nuestra mente, la parte que está bajo el control de la conciencia, puede estar tranquila durante este vaivén de las alternancias de estado, pero eso no significa que haya desaparecido por completo.

Fíjate en otra cosa sobre esta "persona vil": "viene en son de paz". En dos ocasiones se relaciona con él la idea de paz. En el versículo 21, cuando se le presenta como una fuerza en nuestras vidas, se nos dice que viene "en paz". Luego, en el versículo 24 se repite la idea: "Entrará pacíficamente". Esta no es la paz que el Señor nos ofrece, pues dice que su paz "no es de este mundo", y no lo es, pues la paz del Señor es el fruto del pecado vencido.

La "paz" que el vil ofrece es la paz de la persona que ha sido separada de la conciencia. Cuando esto sucede, la persona siente una especie de libertad para precipitarse sin freno en las cosas que atraen a los sentidos. Para una persona que se resiste a la conciencia la sensación es de cierta tranquilidad cuando la conciencia deja de molestarla. El hecho de que no sea una paz verdadera es irrelevante, es una paz que apela a los sentidos, a la parte externa de nosotros.

Sin embargo, no es el tipo de paz que perdura, pues no se basa en la eliminación del mal y del pecado de nosotros, ya que la auténtica paz espiritual se aleja, por definición, de la persona que se aferra a las cosas meramente externas y sensuales. La paz en la que entra la persona vil es realmente una paz falsa.

Esto se vuelve muy claro cuando uno nota las acciones del vil. Viene en paz, y entra en las partes más ricas de la provincia, pero dispersa "el botín, el despojo y las riquezas", que obtuvo mediante los actos engañosos descritos en el verso anterior.

Como en tantas listas de palabras en el libro de Daniel, esta secuencia nos muestra algo de la naturaleza de nuestras vidas cuando la conciencia se aquieta y somos capaces de poner hipócritamente una buena fachada mientras albergamos deseos egoístas y malvados. Aunque las cosas sensuales llegan "pacíficamente", actúan como un ladrón. Más adelante podremos mirar hacia atrás en estos estados y encontrar que las cosas que habían parecido tan agradables han saqueado de hecho nuestros estados espirituales. En este verso el término "saqueo" ilustra la actividad de la persona vil dentro de nosotros, mientras que el botín y las riquezas son los estados de bondad y verdad que eliminan.

"Despojar" a alguien -como acto de robo o saqueo- en el sentido espiritual significa privar a una persona de la bondad (cf. Apocalipsis Explicado 714:20 donde la palabra latina "spoilium" se utiliza en la connotación de ser desnudado), pues cuando la búsqueda de meros placeres corporales se convierte en el factor principal de nuestra mente, entonces perdemos el interés por la bondad. El efecto es el mismo que si la bondad ha sido despojada de nosotros. La tentación que conlleva esta acción es que el proceso de despojo de la bondad suele parecer agradable. Esto se ve en la experiencia, ya que una persona suele encontrar cada vez más fácil ceder a algún comportamiento gratificante y, por lo tanto, se preocupa cada vez menos por el efecto de ese comportamiento en su vida espiritual. A medida que esto sucede, la persona vil nos está "echando a perder", y distribuyendo ese despojo, o el comportamiento desprovisto de bondad, a lo largo de toda nuestra vida.

Del mismo modo, la persona vil saquea las "riquezas". En la Palabra se mencionan a menudo las "riquezas", y en cada caso éstas se refieren al conocimiento de las cosas espirituales. "Enriquecerse" en sentido interno significa adquirir poder y fuerza (Arcana Coelestia 1750), y como el poder espiritual se origina en la verdad, ser rico significa conocer muchas verdades (Arcana Coelestia 4372, 4744). Se deduce, pues, que ser despojado de las riquezas, o saqueado, significa que las verdades que uno tiene pierden su poder en nuestra vida.

El proceso es muy claro si se piensa en la secuencia de ideas aquí. La persona vil, que representa un estado al que se llega cuando uno se aparta de la conciencia y se limita a poner una fachada de bondad, despoja a la persona de la bondad real que debería subyacer a las acciones humanas, ya que éstas se cambian por una hipocresía más cínica. A medida que se cede a esta tentación, se desgasta la propia conciencia, el conocimiento y la creencia en la verdad. A medida que la resistencia mental se desvanece, el atractivo de las cosas sensuales o externamente agradables se apodera más de nuestras mentes En este punto la persona vil está totalmente al mando Se coló pacíficamente, pero los efectos de su presencia son devastadores para nuestro desarrollo espiritual.

No es de extrañar, entonces, que habiendo consolidado su posición en nuestra mente de esta manera, las cosas externas comiencen un serio asalto a las cosas superiores de la conciencia. La persona vil, agita "su poder y su valor contra el rey de la Tos con un gran ejército". Este ejército, como en otros que hemos visto antes, representa las falsas justificaciones que se montan en ataque contra las cosas que nuestro "lado bueno" sabe que son verdaderas. En estos estados de tentación es como si todo lo que conocemos fuera cuestionado y desechado, y se requiere un enorme esfuerzo de la voluntad para afrontarlo y vencerlo.

Así, hay una guerra entre la persona vil y el rey del sur. El rey del Sur "será incitado a la batalla con un ejército muy grande y poderoso", lo que indica la resistencia al ataque de todas las cosas que conocemos como verdaderas. Sin embargo, en tiempos como éste, a menudo parece haber una atracción increíblemente fuerte hacia el externalismo que nos domina, especialmente cuando tenemos tantas excusas y justificaciones para respaldarlo. El resultado es que el rey del sur no pudo prevalecer. Su ejército sería barrido, y "muchos caerían muertos".

Así continúa el estado de tentación. Sin embargo, no debemos desanimarnos. La batalla por el espíritu humano no termina en un momento. Los tiempos de alternancia entre el lado bueno y el egoísta de nuestro carácter pueden parecer interminables, pero por el panorama histórico de los seis primeros capítulos de Daniel sabemos que hay esperanza. Incluso cuando nuestra resistencia espiritual está en su punto más bajo, es importante mantener la esperanza.

Sin embargo, antes de que esa esperanza fructifique, las tinieblas se harán más oscuras. La recuperación espiritual sólo comienza cuando una persona llega a su punto más oscuro. Por eso, los tres versos siguientes de esta sección pintan la oscuridad creciente.

En primer lugar se nos dice que "los corazones de estos dos reyes se inclinarán al mal". Estos reyes sólo pueden significar la persona vil, que tan pacíficamente entró en nuestras vidas y la destruyó, y su predecesor inmediato, el rey que "impondrá impuestos al glorioso reino". Al relacionar estos dos estados se nos muestra un cuadro sombrío de nuestra tentación final.

Hay que tener presente en todo momento que estas tentaciones tienen lugar después del arrepentimiento, cuando somos plenamente conscientes de nuestras inclinaciones hacia el mal. Cuando nuestro deslizamiento hacia el mal se consolida y se somete a nuestros pensamientos falsos y egoístas representados por el rey del norte, entonces estamos verdaderamente en las garras de la tentación.

Nótese la nota de esperanza: no prosperarán. Una vez que una persona se ha arrepentido, siempre hay una parte de ella reservada para la verdad, y esa verdad, no importa si está derrotada como lo está el rey del sur en este momento, o encerrada como Daniel en la guarida del león, siempre es capaz de recurrir a recursos superiores. El egoísmo sólo se alimenta de sí mismo. Es humano en todos los aspectos, y por tanto, por definición, está limitado por la finitud humana. Por muy poderoso que parezca en nuestra vida, no puede mirar más allá de nosotros.

Los recursos de los que se nutre la verdad son infinitos, porque la verdad se origina en el Señor mismo, y por lo tanto no está limitada por las fronteras humanas. La persona vil y sus aliados pueden hacer la guerra al rey del sur, pueden infligir daños, que podemos sentir como desesperación, o duda, pero finalmente tienen que volver a su tierra.

VERSOS 30-39

Las acciones del rey del Norte dominan la siguiente serie de versículos de este capítulo, y se leen como un niño que hace una rabieta. El catalizador es la llegada de barcos procedentes de Chipre que vienen a unirse a la lucha contra él.

Esto forma parte de la resistencia que ejerce nuestra conciencia para mantener bajo control las falsedades que dominan nuestra mente en ese momento. Cada acto de arrepentimiento requiere que cambiemos nuestra forma de pensar y, cuando nuestros patrones de pensamiento habituales se resisten a ello, se produce una batalla o tentación. A veces parece que nuestros falsos pensamientos, nuestro rey del Norte, pueden arrastrarnos y lo harán, oscureciendo progresivamente la voz de nuestra conciencia. En el proceso, la falsedad y el externalismo extienden su control sobre nuestras mentes.

La resistencia está ahí: el rey del sur fue ciertamente incitado a una gran batalla, pero perdió, y, al perder, permitió a la falsedad una latitud aún mayor. La experiencia muestra cuán a menudo nos sucede esto. Sabemos que algo está mal, nos resistimos y cedemos. Una vez que lo hemos hecho, la resistencia posterior se hace más difícil; buscamos y encontramos otras oportunidades para poner a prueba nuestra conciencia, hasta que poco a poco ésta pierde poder. Al mismo tiempo, podemos sentir las punzadas de la culpa que nos indican que hemos actuado mal. Al principio estas punzadas son feroces, pero gradualmente disminuyen su intensidad. En ese momento parece que nuestra vida espiritual se está acabando.

Sin embargo, como dijimos antes, la conciencia puede recurrir a fuentes más elevadas de poder y estímulo para sostenerla. Aunque no se menciona como tal, el rey del sur tenía un aliado en Chipre, pues se nos dice que las naves de Chipre saldrán contra el rey del norte.

En la Palabra "naves" significa el conocimiento de las cosas buenas y verdaderas (Apocalipsis Revelado 406, Apocalipsis Explicado 514), y este conocimiento, a su vez, se extrae de la Palabra que forma los conceptos y las enseñanzas religiosas en la mente de una persona (Arcana Coelestia 6385; aunque puede haber una correspondencia negativa, como en todas las cosas. Este significado negativo de la palabra "barcos" se verá más adelante en el tratamiento del versículo 40). Es posible, por lo tanto, correlacionar las "naves" en este pasaje con la conciencia que emerge mientras estamos en un estado de tentación para ayudarnos a superar la inclinación y el posterior disfrute de las acciones basadas en el falso entendimiento.

La comprensión de la doctrina por parte de una persona depende de muchas cosas, entre las que no es la menor su disposición a aprender y a interiorizar la verdad. Poseer un ejemplar de la Palabra, por ejemplo, no confiere por sí mismo la comprensión. Tampoco lo hace leer la Palabra sin ninguna forma de interpretar lo que se lee. La capacidad de interpretar la Palabra depende en gran medida de la formación y la educación de cada uno. Un católico y un protestante pueden leer la Biblia y verla de forma diferente. Lo mismo ocurre con un liberal y un fundamentalista. La Palabra sólo se entiende por medio de la doctrina, o la enseñanza de la Palabra que ayuda a formar nuestras mentes.

Cuando estamos en un estado de tentación, como en este punto de la historia de Daniel, nuestra disposición a escuchar la Palabra, o, por decirlo de otra manera, a escuchar nuestra conciencia, es algo externo. Por eso la profecía no dice que vinieron "naves" contra él, sino naves de Chipre". La indicación del origen de las naves nos da una idea del estado de nuestra conciencia en este punto.

En la lengua original la isla de Ciro se llama "Kittim", y es sobre todo con este nombre que se encuentran referencias a ella en el Antiguo Testamento. Chipre, al igual que Grecia, está muy lejos de Tierra Santa, y lleva una correspondencia similar, ya que "islas de Kittim" denotan a los que están más alejados del culto, es decir, a los gentiles que están en el simple bien, y por tanto en la verdad natural (Arcana Coelestia 1156, 1158, 3268). El tipo de bien representado aquí es el bien encerrado en formas de ritual, o de comportamiento externo, más que el verdadero bien basado en una fe genuina.

La conciencia descrita por las "naves de Chipre" es una comprensión muy limitada de la verdad ligada a formas de comportamiento que podríamos llamar habituales, o incluso culturales, pero que tienen raíces muy superficiales. Estas formas de comportamiento pueden incluir el ser amable con otras personas, o ser bondadoso o honesto (cf. Arcana Coelestia 1156).

La comprensión de esta correspondencia ayuda a abrir aún más el cuadro del desarrollo de esta tentación. A medida que el rey del Norte, que representa una falsa lógica extraída del egoísmo, hace estragos en nuestra mente, tomando cautivos nuestros pensamientos y llevándonos a un comportamiento externo hipócrita, nuestro sentido de la decencia comienza a rebelarse. Incluso en esta decadencia espiritual hay una parte de nuestra mente que rechaza el puro egoísmo que, aunque pueda estar oculto en nuestra vida pública, está claramente activo en nuestra vida interior. Así que empezamos a rebelarnos -nos decimos a nosotros mismos que "no está bien" pensar o sentir de esta manera. Empezamos a rechazar la parte de nosotros mismos que actúa de forma tan contraria a lo que siempre hemos creído que es verdad.

Obsérvese la similitud aquí con la progresión de la conciencia esbozada al principio de este capítulo. Después del rey de Persia hubo tres reyes más, seguidos por un cuarto. Este cuarto rey, se nos dijo, era más rico y más fuerte que todos sus predecesores. Se abrió paso hasta Grecia. Él representa el desarrollo de la conciencia que se extiende a las muchas áreas de nuestras vidas que están alejadas de la Palabra, o aspectos de nuestras vidas que nunca habíamos pensado que se vieran afectados por la religión. Sin embargo, no fue lo suficientemente poderoso como para enfrentarse al poderoso rey, lo que representa una poderosa recaída en nuestras viejas y egoístas formas de pensar.

Esa secuencia de versos mostró cuánto más necesitamos en nuestra conciencia que el simple reconocimiento de que algo es verdadero porque siempre lo hemos considerado así. Necesitamos algo más que la cultura o la costumbre o una personalidad innatamente agradable. Necesitamos una visión clara e indiscutible de la verdad, pues es la única arma contra el egoísmo y la codicia.

Los barcos de Chipre no nos dan esta visión de la verdad. Forman una especie de conciencia externa basada en la Palabra, pero la Palabra filtrada a través de las prácticas esperadas, nuestros propios comportamientos "rituales", por así decirlo. No es de extrañar, pues, que la persona vil reaccionara con tanta fuerza contra ella.

La persona vil, o el exterior taimado, hipócrita y egoísta que se abre paso en nuestra vida en una marea de sentimientos agradables, reacciona como un niño que hace una rabieta cuando está siendo disciplinado por un padre. No hay nada que le resulte menos grato a una persona que se ha dado libertad para actuar según sus propios dictados que la sensación de una conciencia que le frena.

El resultado es la ira y el rechazo de la conciencia, incluso de esta misma conciencia externa. Se nos dice que la persona vil "se entristecerá y volverá con furia contra el pacto santo. Así volverá y mostrará consideración por los que abandonan el santo pacto".

Nótese la secuencia de eventos que tipifican este rechazo. Primero hay dolor, luego rabia, y luego un retorno a los antiguos estados de abandono del pacto. La pena surge de la sensación de estar desprovisto -como se siente al fallecer una persona muy querida en el mundo espiritual-. Sin embargo, en este caso la pena es causada por el recordatorio del lado bueno de nuestra mente de que la vida que estamos viviendo, los sentimientos y pensamientos que fomentamos y las acciones que disfrutamos, son en realidad contrarias al bien. Puede que se sientan bien, ya que la naturaleza de la persona vil es pintar sus acciones como buenas y placenteras, pero el hecho es que no son buenas. Cuando nos damos cuenta de que una vida espiritual genuina exige que renunciemos a estas cosas, entonces nos aflige la pérdida potencial de las mismas.

De la pena a la ira hay un paso corto. Nos encontramos diciendo que no abandonaremos nuestros hábitos. Comenzamos a enfurecernos por la injusticia, ya que por qué algo tan placentero debería ser malo o incorrecto. En este estado de ánimo nos enfurecemos contra la verdad. Es interesante notar que la palabra original para rabia aquí, literalmente significa que "echamos espuma por la boca" (Strong's #2194). Cuanto más nos enfurecemos contra la conciencia, incluso una conciencia externa, más dispuestos estamos a apartarnos de ella, y así la persona vil regresó y mostró consideración por los que abandonan el Pacto. Esto completa los esfuerzos para usar una conciencia externa contra los efectos del egoísmo y sus falsas formas de pensar en nuestras vidas.

En el Evangelio de Mateo, el Señor cuenta la parábola de un hombre que expulsa a un espíritu, y regresa para encontrar la casa limpia y barrida. El espíritu maligno regresa con siete espíritus más, cada uno peor que él. El punto es que cuando una persona recae en una vida de egoísmo y maldad, especialmente si esa vida se siente tan placentera, entonces es más fácil caer en estados de maldad aún más profundos que antes.

Este es un poco el caso que ocurre en esta sección de Daniel. Los barcos de Chipre son un recordatorio de un orden de cosas diferente, y sin embargo, formaron una conciencia externa relativamente débil, sin el poder de detener el curso que nuestras vidas están siguiendo en este momento. Al igual que el espíritu maligno de la parábola, el rechazo de esta oferta de reinado de la voluntad egoísta va acompañado de un rechazo aún mayor.

Después del episodio de los barcos de Chipre, el vil personaje reunió sus fuerzas. Este ejército, al igual que otros que hemos visto en el libro de Daniel, representa las falsedades reunidas para lanzar un asalto total a nuestra vida espiritual. Generalmente son las falsedades o la negación de la verdad, la tergiversación de la verdad en medias verdades y la resurrección de viejas falsedades que una vez se creyeron verdaderas y que ahora se han descartado como falsas. Todos estos pensamientos vuelven a inundar nuestra mente, guiados y dirigidos por la persona vil, y nosotros, escuchando su voz, los aceptamos. El resultado es que estas fuerzas "profanan la fortaleza del santuario, quitan los sacrificios diarios y colocan allí la abominación de la desolación".

El ataque al santuario hace que esta tentación pase a otra velocidad, pues el santuario es esa parte de nuestra mente donde está el Señor, es decir, en la comprensión de la verdad de su Palabra, y en la voluntad de usar esa verdad en nuestra vida diaria.

Se describe como un "santuario fortaleza", porque la verdad que constituye la presencia del Señor en nosotros, también nos protege del mal.

Cuando una persona rechaza la conciencia, hace que todos los niveles de la verdad sean vulnerables. No podemos elegir lo que vamos a creer, y si rechazamos algo porque la verdad es antagónica a nuestra percepción de lo correcto o lo bueno -una percepción basada en nuestros propios sentimientos sensuales-, entonces todo el bastión de nuestra creencia comienza a desmoronarse.

Este desmoronamiento se muestra en el resto del verso. Profanar el santuario hace posible que la persona vil se lleve los sacrificios diarios. En el Antiguo Testamento los sacrificios diarios eran la clave de la vida espiritual. Cada uno de ellos tenía un significado correspondiente, y cada uno se dirigía a alguna parte de nuestra regeneración. Quitar estos sacrificios, por lo tanto, significa detener el progreso del desarrollo espiritual, ya que nadie progresa hacia el cielo si rechaza activamente la verdad.

El mal no es lo contrario del bien, sino el cese de la bondad. Cuando una persona deja de hacer el bien, comienza a hacer el mal. Cuando la persona vil invade el santuario, es decir, cuando rechazamos las verdades mismas en las que se basa la presencia del Señor en nuestras mentes, entonces dejamos de hacer el bien. Ningún sentimiento, pensamiento o acto bueno puede existir sin un fundamento de verdad que lo apoye. La ausencia de la verdad hace posible degenerar en una vida de maldad que percibimos como más libre y agradable que nunca.

Recuerda que la persona vil es la descendiente natural de todos los estados de egoísmo que hemos visto antes. Esta tentación constituye una especie de resurrección de Nabucodonosor y Belsasar en sus peores estados. En ella las bestias que surgen del mar se desatan de nuevo en nuestras vidas, y el macho cabrío corre desbocado por la llanura desolada de nuestras mentes.

El resultado es que en lugar de progreso espiritual hay degeneración, pues en lugar de los sacrificios diarios está la abominación de la desolación. En el idioma original los términos aquí se vinculan muy estrechamente con el sentido interno. Una abominación en hebreo significa "una cosa detestable o un ídolo" (Strong's #8261). Cuando recordamos que la "persona vil" que está en el centro de esta tentación, representa un comportamiento meramente externo sin ningún apoyo espiritual interno, esta definición se vuelve importante. El comportamiento externo divorciado de cualquier motivación espiritual genuina, o el comportamiento que parece bueno que surge de una motivación egoísta, es un ídolo, ya que un ídolo es algo que se reverencia como un dios, y que parece ser un dios, pero que en realidad es una falsificación.

Esta falsedad es la abominación. Podemos llamarlo hipocresía, o engaño santurrón, y si no se atiende, destruye la vida espiritual de una persona. Por eso se le llama "abominación de la desolación", pues el comportamiento en el que no hay amor ni caridad destruye la vida espiritual (Arcana Coelestia 2454). La destrucción llega gradualmente y sin previo aviso: recuerda que la persona vil entra pacíficamente. Como la persona cae en la ilusión de que porque su comportamiento externo es bueno, ella misma también es buena, así la persona cae bajo la influencia de la falsedad engañosa y del mal. La persona pierde la capacidad de pensar con claridad y ver que detrás de la aparente agradabilidad de lo externo se esconde una mente egoísta y manipuladora. Al desaparecer esta capacidad, también se pierde la capacidad de pensar objetivamente desde la verdad y de utilizar esa verdad para gobernar la propia vida (Arcana Coelestia 3488).

En el análisis final, este estado conduce a una negación del Señor con la consiguiente ruptura tanto del amor hacia Él como de la creencia en Él. Nuestro comportamiento puede parecer bueno por fuera, pero por dentro no hay caridad hacia el prójimo ni creencia o fe interior (Arcana Coelestia 3652). Nos convertimos en una cáscara vacía.

Esta cáscara es la desolación. En las traducciones más antiguas de la Palabra, la "abominación de la desolación" se traduce como "la abominación que produce desolación". Esto capta con mayor precisión el proceso de decadencia y el veneno que se extiende desde él a través de nuestros espíritus. Vemos esto tan claramente en las palabras del siguiente versículo, donde se nos muestra cómo la persona vil corromperá con la adulación "a los que hacen maldad contra el pacto."

Hay una parte en cada uno de nosotros que responde a la adulación de la persona vil. Queremos creer que somos innatamente buenos o inteligentes o que tenemos el control de nuestras propias vidas. Escuchamos la voz interior egoísta que nos halaga para que creamos que tenemos todo el derecho a sentir, pensar y actuar como lo hacemos. Nuestra inclinación a seguir esta voz puede llevarnos al infierno.

En este punto es importante recordar una vez más que se trata de una tentación, y una tentación es un conflicto entre dos partes de nuestro ser. A lo largo de este capítulo ha habido voces de resistencia a la decadencia hacia el mal, voz que podemos comparar con los remordimientos de conciencia que se sienten cuando después del arrepentimiento nos permitimos recaer en estados de maldad.

Recuerda que el vil sólo "se hace fuerte con un pequeño número de personas" (vs. 23), y su poder durará sólo "por un tiempo" (vs. 24). El rey del Sur luchará contra él, aunque no resistirá (vs. 25). Aunque continúe con sus ataques furiosos contra la bondad, "no prosperará, porque el fin será todavía en el tiempo señalado" (vs. 27).

Hay una parte de nuestro ser, nuestro Daniel, por así decirlo, que se resiste a las imprecaciones de la persona vil. Hay una parte de nosotros que reconoce nuestra hipocresía por lo que es, que sabe que no podemos limitarnos a revestirnos de una serie de comportamientos externos para conseguir fines egoístas. Esa parte de nosotros sigue resistiendo, reforzando nuestro compromiso con nuestra conciencia y nuestros votos de arrepentimiento. En esta secuencia se les llama "el pueblo que conoce a su Dios".

Conocemos a Dios a través de las verdades que nos da en la Palabra. Éstas, a su vez, forman nuestra conciencia. Nos muestran la naturaleza del mal y nos sensibilizan ante el deslizamiento hacia el mal. Sólo podemos identificar a Nabucodonosor y Belsasar si conocemos la verdad. Lo mismo ocurre con las bestias que surgen del mar y el macho cabrío. La verdad nos habla de su existencia, y la reflexión desde la verdad muestra su existencia en nosotros. Nuestra conciencia nos lleva a rechazar estas cosas en las oraciones de arrepentimiento y nos prepara para el trabajo de la tentación.

Es muy importante para nuestro equilibrio, por tanto, sacar fuerzas de las palabras" "el pueblo que conoce a su Dios será fuerte y realizará grandes hazañas". La mayor hazaña espiritual es el rechazo de los gestos vacíos por razones egoístas, y la búsqueda del bien por el bien.

Esto no es fácil, sobre todo cuando somos conscientes del tremendo poder y fuerza de nuestro lado egoísta. El vil se insinúa en nuestra vida con sensaciones placenteras y halagos, y nosotros cedemos y retrocedemos. Esa es la condición humana, porque si no fuera así, la nuestra regeneración se realizaría en un mínimo de tiempo. Pero nótese la profecía que se da aquí "aún por muchos días caerán a espada y fuego, a cautiverio y saqueo".

El intento de destrucción de nuestra conciencia viene de muchos frentes, pues el mal ataca tanto nuestra capacidad de querer hacer el bien como nuestra competencia para pensar la verdad. Tergiversa la bondad en maldad y la verdad en falsedad, presentando la forma torcida como si fuera bondad y verdad reales. A menos que estemos realmente decididos a seguir la verdad y nos neguemos a dejarnos llevar por los engaños, nos resulta demasiado fácil ceder.

Fíjate en la secuencia de los instrumentos utilizados para socavar "el pueblo que conoce a Dios" -caerán por "espada y llama, cautiverio y saqueo". Cada uno de estos describe un medio de ataque.

En la Palabra una "espada" generalmente describe la verdad, o la verdad combatiendo la falsedad (Arcana Coelestia 2686, 4135, 2799, 4499). En esta serie, sin embargo, se da la correspondencia contraria. Aquí una espada describe la falsedad que lucha contra la verdad ("La espada" representa la falsedad en conflicto con la verdad. Arcana Coelestia 2799). La falsedad en el ataque aquí consiste en la incomprensión de la verdadera naturaleza de las cosas implantada en la mente de una persona por la persona vil, como se evidencia en la persona vil que viene pacíficamente y se abre camino en nuestros pensamientos. Después de un tiempo, si no resistimos desde la conciencia, nuestras mentes se corrompen hasta que todas las cosas de nuestro espíritu, fe, inteligencia y sabiduría son exprimidas y sólo queda la falsedad. Esto es lo que el Señor quiso decir cuando dijo: "todos los que toman la espada perecerán por la espada" (Mateo 26:52).

Cuando una persona empieza a pensar en un determinado sentido, los sentimientos empiezan a seguirle. Todos hemos tenido la experiencia de pensar en algo y encontrarnos anhelando el objeto de nuestros pensamientos. Esto sucede en todas las cuestiones de pensamiento, ya que nuestros pensamientos inspiran nuestros sentimientos.

Cuando la persona vil corrompe nuestros pensamientos, de modo que "el pueblo que conoce a Dios" es destruido, no sólo cae por la espada, sino también por la llama. La palabra "llama" en el idioma original conlleva la amenaza de la destrucción, ya que, aunque puede significar fuego, también puede significar la punta destellante de una lanza o espada (Brown-Driver-Briggs #3851) (es interesante especular que la hoja de una lanza tiene algo de forma de llama).

El fuego, o la llama, es un símbolo del amor. En inglés común hablamos del amor que arde con fuerza y calienta nuestros corazones. El fuego toma esta representación del Señor que se presenta a los ángeles del cielo como un sol, cuyo calor transmite su amor y como los ángeles lo reciben, así se calientan de amor (Arcana Coelestia 6832). Esta correlación se conoce desde hace tanto tiempo que en la Antigüedad era común que la gente encendiera "fuegos perpetuos" en sus templos, y esto representaba el "amor perpetuo y eterno, es decir, la misericordia del Señor" (Arcana Coelestia 2177, 10177, 4489).

Sin embargo, la llama introducida por la persona vil no es la llama del amor del Señor. Es lo contrario. Lo contrario de amar al Señor es amar el yo y todo lo que ello conlleva. Cuando a este amor se le permite el acceso a nuestra mente, como por ejemplo cuando es introducido por los pensamientos despertados por la conciencia de que nuestro comportamiento externo puede engañar a otras personas y hacerles creer que somos buenos, entonces dentro de esa conciencia se encuentra la semilla del egoísmo. Una vez que comienza a echar raíces en nuestra mente, empieza a obsesionarnos. Como el fuego a través de la hierba, el egoísmo penetra en nuestras motivaciones y las subvierte. Nos mueve el amor, pero no el amor al Señor. Nuestros amores en estos estados de tentación son puros amores de egoísmo.

Los Escritos describen algunos de los estados que arden como llamas en nuestros corazones en este momento. Se trata de "amores inmundos, como los de la venganza, la crueldad, el odio y el adulterio, y en general las apetencias que brotan del amor propio y del amor al mundo" (Arcana Coelestia 6832).

Ahora queda claro cómo la persona vil cautiva las mentes de quienes le permiten el acceso. El entendimiento es puesto a la espada y la voluntad a las llamas. El resultado es un cautiverio de la voluntad, pues es difícil liberarse de los grilletes de esta clase de maldad. Al mismo tiempo, el entendimiento es saqueado, lo que, como vimos antes, significa que se le priva de la verdad.

Sin embargo, no todo es oscuridad y fatalidad. Obsérvese la progresión de las ideas suprimidas por la "persona vil":

Vs. 32: El pueblo que conoce a su Dios será fuerte y realizará grandes hazañas.

Vs. 33: Los del pueblo que entienden instruirán a muchos.

Vs. 34: Cuando caigan serán ayudados con un poco de ayuda.

Vs. 35: Y algunos de los entendidos caerán, para refinarlos, purificarlos y emblanquecerlos, hasta el tiempo del fin.

Esta secuencia de "personas" en el contexto de la batalla de la tentación es muy importante, pues nos recuerda la resistencia que hay en nosotros. Sin ella no habría tentación, pero hasta que nuestros estados internos no estén sólidamente establecidos contra el mal seremos presa del mismo.

La tentación es una batalla por nuestras almas, una batalla que tiene lugar en muchos niveles diferentes simultáneamente. El hecho de la resistencia, contenido en las secuencias del "pueblo que entiende", nos muestra brevemente el otro lado de la batalla. No es de extrañar, teniendo en cuenta la intensidad con la que pueden surgir las tentaciones, sobre todo después del arrepentimiento y de algún progreso espiritual, que una persona empiece a perder de vista algunas de estas cualidades afirmativas. A veces se tiene la sensación de que la conciencia ha desaparecido, pero no es así. La conciencia siempre está ahí, cobrando fuerza a través del proceso de la tentación.

Al final de esta secuencia se nos da algo sobre el propósito de la tentación: "Y algunos de los entendidos caerán, para refinarlos, purificarlos y emblanquecerlos, hasta el tiempo del fin; porque aún es para el tiempo señalado".

Este versículo describe cómo la conciencia de una persona, bajo el ataque de la tentación, se fortalece en realidad a causa del ataque. La idea está contenida en el propio significado de las palabras hebreas.

Comienza con la palabra "entender". Hasta ahora hemos tomado el entendimiento de una manera bastante literal. Es nuestra comprensión de la verdad, y por tanto la conciencia, la que ha sido atacada por la persona vil, que representa el mero externalismo en nuestras vidas. Sin embargo, en el idioma original, la palabra que traducimos como "entendimiento" significa "ser prudente, ser circunspecto, entender sabiamente, prosperar" (Brown-Driver-Briggs #7919). También tiene la connotación de ser inteligente (Strong's #7919). Todas estas cualidades tienen su raíz en la verdad, pues la verdad de la Palabra, que es la base misma de nuestra conciencia, nos hace auténticamente prudentes (Cf. La Divina Providencia 130-145 "no hay tal cosa como la prudencia del hombre"), y por lo tanto circunspecto (cauteloso y que tiene en cuenta todas las cosas (OED)) especialmente cuando el mal está presente. El resultado es la sabiduría, la prosperidad y la inteligencia.

Esta definición de "entendimiento" es importante para la tentación descrita en este capítulo, pues es lo más opuesto a lo que representa la persona vil que está oprimiendo este lado de nuestros caracteres. Sin embargo, hay una enseñanza importante relacionada con esto, y es que el Señor nunca permite que ocurra el mal a menos que pueda sacar algo bueno de él. Sin embargo, a veces ese mal parece deshacer cualquier avance que hayamos hecho hacia la bondad.

Fíjate en lo que les ocurre a "los entendidos": caen. Una vez más, el idioma original es mucho más expresivo que la traducción inglesa, ya que "caer" significa "tambalearse o vacilar (por debilidad de las piernas, especialmente del tobillo); por implicación, vacilar, tropezar, desfallecer o caer" (Strong's #3782). Así nos imaginamos el proceso que ya se ha desarrollado ante nosotros entre el capítulo diez y ahora. El progreso que hicimos como resultado del arrepentimiento ha sido atacado y, ante ese ataque, nuestra determinación ha vacilado, tropezado, desmayado y caído. Finalmente, llegamos al punto descrito en este versículo, en el que la persona vil casi tiene el control total de nuestra mente.

Sin embargo, hay una razón por la que el Señor permite que esto suceda. Note las siguientes palabras del verso: "para refinarlos, purificarlos y emblanquecerlos". Esta secuencia nos muestra los beneficios de la tentación -aunque en el proceso no los veamos como tales.

Refinar nuestras conciencias es el primer paso, porque cuando aprendemos verdades las aprendemos de manera general. Hace falta una vida de tentaciones para que podamos aprender a enfocar las verdades a cosas concretas de nuestra propia vida. Podemos conocer, por ejemplo, las enseñanzas sobre el arrepentimiento y la tentación, pero hasta que no pasamos por el proceso de arrepentimiento y soportamos las tentaciones que le siguen, esas enseñanzas permanecen como ideas intelectuales. Al principio, en la tentación, somos zarandeados por nuestros males, porque aún no somos capaces de centrar nuestros estados espirituales en el mal que nos ataca. Sólo a medida que progresamos en la tentación esto se hace posible, y en ese progreso "refinamos" nuestra comprensión de la verdad -añadimos cosas adicionales para reforzarla, podemos descartar algunas cosas que hemos malinterpretado. En cierto sentido, "aprendemos sobre la marcha".

La "purificación" sigue al proceso de refinamiento. El concepto de algo que se vuelve puro incluye la idea de descartar las impurezas. Nuestra comprensión de la Palabra está coloreada de muchas maneras por los estados de ánimo en los que nos encontramos cuando aprendemos la verdad por primera vez. La verdad sigue siendo la misma, pero la comprensión de la misma a menudo tiene que cambiar. Piensa en la frecuencia con que una persona tiene la experiencia de reevaluar algo que ha aprendido. En un nuevo contexto, la verdad puede tomar una forma diferente. Esto es especialmente cierto en tiempos de tentación, porque entonces estamos, por así decirlo, luchando por nuestra vida. Las verdades que antes parecían intelectuales, o que no tenían relación con nuestros estados, pueden adquirir de repente un significado totalmente nuevo al dejar de lado nuestras antiguas presuposiciones y abrazar una nueva forma de ver las cosas. La tentación, por tanto, sirve para purificar nuestra conciencia.

La fase final descrita en este versículo es que son hechos "blancos". Esto implica la pureza de la conciencia cuando se ha elevado por encima de la tentación, triunfante en la verdad. Hay muchos lugares en la Palabra donde la blancura se usa de esta manera, y en cada caso denota la pureza de la verdad (Arcana Coelestia 4007, 5433, 8458 et al). Técnicamente, la "blancura" representa verdades en las que se tiene fe.

Pero la verdad de la fe no existe con aquellos que creen que tienen fe por sí mismos y por lo tanto creen que son sabios por sí mismos. Por el contrario, existe con aquellos que creen que su fe y sabiduría vienen del Señor, ya que la fe y la sabiduría les son impartidas porque no se atribuyen ninguna verdad o bien a sí mismos. Menos aún creen que poseen algún mérito por las verdades y bienes que residen en ellos, y menos aún alguna justicia, sino que sólo atribuyen éstos al Señor, y así todo a su gracia y misericordia (Arcana Coelestia 4007).

No se puede tener fe en la verdad hasta que no se haya puesto a prueba, por lo que la tentación sirve como medio para centrar la verdad, purificarla y convertirla en objeto de fe.

Es interesante observar que en la lengua original la palabra "blanco" está relacionada con el concepto de fabricación de ladrillos (en parte porque los ladrillos que se secan al sol adquieren un color blanqueado). Este concepto lingüístico nos ayuda a visualizar cómo las diversas cosas que conocemos, el conjunto de conocimientos que forman nuestra conciencia, una vez que han sido probadas en el fuego de la tentación, se convierten en los bloques de construcción de nuestra vida espiritual.

Sin embargo, todavía no ha llegado el momento de que las tentaciones alcancen este fin. Es útil, en medio de una tentación, saber que hay un propósito para nuestro sufrimiento. Ayuda a poner en perspectiva nuestro estado espiritual, especialmente si nos hemos arrepentido y sentimos que hacemos algún progreso, sólo para ser golpeados de nuevo, una y otra vez, por nuestro propio egoísmo interior.

No debe sorprender, entonces, que el siguiente verso nos lleve de nuevo al meollo de la cuestión. Los cuatro versos siguientes describen la intensidad del ataque: "Entonces el rey hará según su propia voluntad: se exaltará y engrandecerá por encima de todo dios, dirá blasfemias contra el Dios de los dioses, y prosperará hasta que se cumpla la ira; porque se hará lo que se ha determinado. No mirará al Dios de sus padres ni al deseo de las mujeres, ni mirará a ningún dios, porque se exaltará por encima de todos ellos. Sino que en lugar de ellos honrará a un dios de las fortalezas; y a un dios que sus padres no conocieron lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y cosas agradables. Así actuará contra las fortalezas más fuertes con un dios extranjero, al que reconocerá, y adelantará su gloria; y hará que se enseñoreen de muchos, y repartirá la tierra para obtener ganancias."

Estas palabras le dan a uno una sensación de deja vu, llevándole a uno a la época de apogeo de Nabucodonosor cuando se desbocó estableciendo su imperio. También encontramos matices de Belsasar, blasfemando al Señor por el mal uso de los vasos del templo. Ninguno de los dos se preocupó por nadie más que por ellos mismos.

Los estados de tentación tienen que seguir su curso, y, como hemos visto antes, parte de ese curso es llegar al fondo de la roca cuando la conciencia es incapaz de ejercer cualquier influencia de contención. Esto podría compararse con una borrachera, ya que cuando nuestras restricciones internas se rompen, nos damos un atracón, ya sea de comida, de alcohol o de cualquiera de un millón de males.

En este proceso, sin embargo, es importante tener en cuenta que esto sucede en la providencia. El control de la conciencia no está permanentemente inhabilitado, sino que, si nuestro arrepentimiento fue genuino, está recogiendo su fuerza, siendo refinado y purificado hasta que pueda reafirmarse en nuestras mentes, y llevarnos de vuelta, esta vez con el conocimiento de nuestra debilidad firmemente impreso en nuestras mentes, a la cordura espiritual.

VERSOS 40-45

Los últimos cinco versículos de este capítulo relatan la desaparición de la persona vil y la destrucción final del rey del norte y de todo lo que representa. Todo el libro de Daniel ha trabajado hacia este fin y la promesa de paz dada en el capítulo doce. La luz al final del túnel es cada vez más brillante, pero, como en el caso de muchos dictadores naturales, la agonía suele conllevar la mayor violencia y destrucción.

El asalto comienza con una batalla entre los viejos enemigos: el rey del Sur y el rey del Norte. Es interesante observar que cuando el rey del Sur ataca al del Norte, el vil simplemente desaparece. Esto es así porque tan pronto como la conciencia comienza a restablecerse en nuestra mente, al menos por el momento no nos es posible permanecer puramente en lo externo. La conciencia desafía nuestro comportamiento externo, que entonces tiene que ser justificado por en concepto interno. Así, la persona vil deja de ser escuchada de manera similar a la matanza de Belsasar, quien, al ser pesado en la balanza, es encontrado deficiente y por eso es matado. No hay nada externo que pueda existir de verdad sin una base interna. Una vez que la conciencia desafía ese fundamento, tiene que dejar de existir o responder en la batalla.

Es comprensible que el rey del Sur ataque, pues representa nuestra comprensión de la verdad y la sabiduría. Esta es la base de nuestra resistencia espiritual contra los estados hipócritas de la persona vil. Cuando estos estados alcanzan el fondo absoluto, y el mal inunda nuestra mente hasta el punto descrito anteriormente (vs. 36-39), la conciencia comienza a contraatacar.

Todos tenemos esta experiencia en algún momento de nuestra regeneración. Habiéndonos arrepentido nos dejamos deslizar, primero gradualmente y luego con fuerza creciente, hacia los males. Al principio se presentan como cosas placenteras, la persona vil se acerca con halagos, y ¿quién podría imaginar que se convertiría en la personificación misma del mal? Sin embargo, esto es lo que ocurrió.

Cuando entramos en estados así nuestra conciencia se rebela. "En el momento del fin, el rey del Sur lo atacará". Esta es la culminación de toda la secuencia de resistencia anterior en el capítulo.

La respuesta a este "ataque" de nuestra conciencia es la indignación por parte de nuestro lado malo. El mal ve la presencia de la bondad como un ataque, y del mismo modo la falsedad confrontada con la verdad se esfuerza por justificarse. En esta parte de la visión no es el vil quien responde al rey del Sur, sino el propio rey del Sur. La razón es que, aunque la persona vil es objeto del ataque, es el heredero natural del rey del Norte. Si el sur se refiere generalmente a la verdad y la sabiduría, el norte tiene el significado opuesto, de falsedad y maldad egoístas. La conciencia no ataca el comportamiento real de una persona, sino que se centra en el razonamiento que hay detrás de ese comportamiento. Este concepto se nos muestra claramente en un pasaje de la Divina Providencia donde dice: "Los males que un hombre cree que son permisibles, aunque no los cometa, también se los apropia; ya que todo lo permisible en el pensamiento proviene de la voluntad, pues entonces hay consentimiento. Por lo tanto, cuando un hombre cree que un mal es permisible, suelta una restricción interna sobre él, y sólo le impiden hacerlo las restricciones externas, como los temores; y porque su espíritu favorece ese mal, cuando las restricciones externas se eliminan lo hace como permisible; y mientras tanto, lo hace continuamente en su espíritu" (La Divina Providencia 81).

Para cambiar el comportamiento se empieza por cambiar los pensamientos que lo sustentan. Así, la idea de que algo es permisible tiene que ser alterada por su opuesto. De este modo, primero se cambia la mente y las acciones que se derivan de ella cambiarán en consecuencia.

Una forma de interpretar estos versos es que cuando nuestros estados de maldad llegan a ser tan malos que "hacemos según nuestra propia voluntad", exaltándonos y engrandeciéndonos por encima de todo dios, como hizo la persona vil, entonces incluso nuestra conciencia se rebela como un acto de autodefensa. El mal es inherentemente destructivo, y el egoísmo es autodestructivo.

El resultado de este ataque es una defensa feroz del rey del Norte cuya ferocidad se describe en estas palabras: "El rey del Norte vendrá contra él como un torbellino, con carros, jinetes y con muchas naves; y entrará en los países, los arrollará y los atravesará".

La "persona vil" representa un estado en nuestro desarrollo espiritual cuando permitimos que las cosas internas de la religión decaigan. Nos aferramos sólo a un comportamiento externo vacío e hipócrita. El problema de este tipo de vacío espiritual es que, aunque al principio puede ser halagador o agradable, se deteriora y nos lleva a una crisis espiritual cada vez más profunda.

La crisis se profundiza por el ataque de respuesta del Norte en un último y desesperado intento de romper el poder de la conciencia. La fuerza de ese contraataque está contenida en las palabras utilizadas para describir las acciones del rey del Norte. La narración inglesa dice simplemente que "vino contra él como un torbellino". Sin embargo, en el idioma original, las palabras adquieren un significado más fuerte. Curiosamente, las palabras "venir" significan asaltar y barrer como un torbellino, y la palabra se repite entonces como "torbellino" (Brown-Driver-Briggs #1875). Tal vez una mejor traducción sería decir, "irrumpió contra él como un torbellino", capturando la fuerza y la furia del ataque del Norte.

El rey del Norte presiona su ataque contra el Sur con carros, jinetes y muchos barcos. Una vez más vemos una secuencia de ideas en esta lista:

- Los carros representan las enseñanzas y el conocimiento de las cosas que conforman la iglesia en nosotros. Sin embargo, como estos carros están al servicio del rey del Norte, son las falsas enseñanzas y conocimientos que forman la base de la oscuridad espiritual en nuestras mentes.

- Los caballos representan la comprensión de estas cosas. Un carro sólo es útil si está enjaezado a un caballo, que lo traslada de un lugar a otro. De manera similar, las cosas que conocemos sólo son útiles cuando las comprendemos, y vemos en ellas una forma de gobernar y controlar nuestras vidas.

- Los barcos, como hemos visto antes en este capítulo, tienen un significado similar, ya que también representan nuestra comprensión de la verdad o, en este caso, de las falsedades más profundas, que serán necesarias para devolver a nuestras vidas una especie de orden.

Puede parecer extraño contemplar que es el lado malvado de nosotros el que pone en marcha una serie de acciones que acabarán conduciendo a su propia destrucción, y que finalmente es tan eficaz contra nuestro deteriorado comportamiento externo. Sin embargo, si contemplamos este problema, en los Escritos se nos ofrece una solución a modo de analogía. Es común, en el infierno, que el mal se castigue a sí mismo; éste es uno de los usos que hace el mal. Cuando la falsedad se opone a los resultados de la falsedad, se ponen de manifiesto las debilidades de ambos y se hace imposible que continúen juntos. No es posible, por ejemplo, que una persona continúe en un camino autodestructivo y esté motivada por la autoconservación al mismo tiempo. Uno de los dos, o ambos, deben ceder, con la consiguiente disminución de cada uno.

Al igual que en todos los estados de tentación anteriores que hemos visto, parece que la marea corre a favor del egoísmo, la arrogancia y el orgullo. Entrará en los países, o estados de vida, "los arrolla y los atraviesa". También entrará en la Tierra Gloriosa, y muchos de los países serán derribados".

Esta demostración de fuerza, por muy impresionante que parezca, pone de manifiesto el carácter problemático del ataque. Hay que recordar que en esta etapa del desarrollo espiritual de las personas la conciencia está presente: la persona recordará las imágenes del mal que corren por su vida, recordará los estados de arrepentimiento y las tentaciones anteriores. La conciencia en este punto ya no es un niño cautivo, sino un estado completamente maduro-el Daniel que está acostumbrado al poder y al gobierno. El resultado es una implosión del mal, lo que hace posible que la persona que todavía tiene una conciencia activa, y un recuerdo de arrepentimiento, se aparte por completo del egoísmo.

Esto ocurre por etapas en los siguientes versos. Como el rey del Norte se opone al rey del Sur, y penetra en lo más externo de nuestra vida, así nuestros estados de bondad comienzan a resistir. Esto se describe en otra lista de palabras: "Estos escaparán de su mano: Edom, Moab y el pueblo prominente de Amón".

En el sentido literal estas tres naciones antiguas vivían fuera de la tierra de Canaán, y a veces eran enemigos de Israel. Sin embargo, cuando se observa el significado interno de cada una de ellas, queda claro por qué escaparon de la venganza del rey del Norte, y cómo, en nuestras vidas, forman parte de la resistencia que hace posible la victoria espiritual.

EDOM

En sentido literal, Edom es otro nombre para Esaú, hermano gemelo de Jacob. Se le llama "Edom" porque al nacer era rojo, y, en el idioma original, "edom" significa "rojo". Los edomitas eran el pueblo que descendía de Esaú.

En sentido positivo, Edom representa la humanidad del Señor (Arcana Coelestia 1675, 2025:2) es decir, las cualidades humanas que el Señor asumió en su encarnación y que hicieron posible que la Divinidad misma bajara a nuestro nivel, luchara contra el mal y lo venciera. Si el Señor no hubiera hecho eso, no podríamos tener el poder en nuestras propias vidas para enfrentarnos al mal y vencerlo.. La esencia de esta humanidad es el amor por la raza humana y el deseo de salvar a las personas de los dolores de la muerte espiritual. Fue ese amor en acción el que movió al Señor a sufrir tentaciones en nuestro nombre, pidiendo a cambio sólo que "recojamos nuestras cruces y le sigamos". Si las personas responden al deseo del Señor, nuestras vidas se llenan de bondad, con el resultado de que Edom, en otro nivel también representa el bien en la vida de una persona cuando aprende la Palabra del Señor y vive de acuerdo con ella (cf. Arcana Coelestia 3320, 3322).

En nuestras vidas, Edom describe la bondad que resulta de hacer cosas porque se nos ha enseñado que esas cosas son correctas, y por amor a la verdad estamos dispuestos a someter nuestro lado más egoísta para vivir según la verdad (cf. Arcana Coelestia 3320, 3322). Esta bondad puede adoptar varias formas: puede ser simple, lo que ocurre cuando hacemos cosas buenas porque nos han enseñado a hacerlas, o bien, puede ser buena originada en un amor genuino por otras personas (cf. Arcana Coelestia 8314). De cualquier manera es un estado de bien con nosotros que es impermeable a las falsedades vomitadas por el rey del Norte.

MOAB Y AMMON

Ambas personas eran descendientes de las relaciones incestuosas de Lot con sus hijas después de la destrucción de Sodoma (Arcana Coelestia 1360). Su correspondencia no es tan pura ni tan elevada como la de Edom, ya que los representan estados de bien natural con una persona (Arcana Coelestia 3322) El bien natural es el que surge de forma natural, (lo que se describió en el primer capítulo cuando se trató de Ashpenaz). Sin embargo, en resumen, el bien natural es el que no tiene un respaldo espiritual, nos llega como parte de nuestra personalidad y, por lo tanto, es común tanto a las personas buenas como a las malas. Como no hay una verdad subyacente y de apoyo, este bien puede ser fácilmente desviado y mal utilizado por razones egoístas. Una persona en este estado puede aparentar amabilidad, honestidad e integridad, pero en realidad desprecia a todos los demás y los utiliza como objetos para su propio beneficio.

Amón tiene una representación similar, excepto que pertenece a la verdad. Los amonitas representan a "los que falsifican las verdades y viven de acuerdo con ellas cuando las falsifican" (Arcana Coelestia 6405).

Estos tres, en conjunto, son una imagen de las partes de nuestra mente que resisten la fuerza y el poder de la falsedad. El estado moabita en nosotros es un fundamento genuino en la bondad, mientras que los dos últimos son más externos; sin embargo, forman parte de nuestra decencia humana básica, un producto no tanto de nuestra conciencia, sino de una idea moral del bien y del mal. Sin embargo, es tan fuerte la huida hacia una vida de maldad, que estos estados buenos no espirituales que nos acompañan no son suficientes por sí mismos para detener el deslizamiento hacia el caos espiritual. Con el rey del Norte en pie de guerra, tanto la voluntad como el entendimiento están corrompidos, y nos frenan, que a menos que sean aplastados no podemos progresar. Se deduce entonces que el rey del Norte "extendió su mano contra los países".

Como hemos visto antes, "mano" es un símbolo de poder. La fuerza de nuestro propio interés, representada aquí por el rey del Norte, anula los estados del bien y la verdad naturales descritos como Edom, Moab y Amón. El crecimiento y el desarrollo de la conquista. Todo el libro de Daniel, que nos lleva a través de un excursus tras otro para describir e ilustrar nuestro progreso queda atrás. Daniel, una vez cautivo, está en alto poder, aunque sin palabras en la visión. La visión de la falsedad y el mal y el impacto de estos en nuestras vidas significa que no somos ignorantes, y por lo tanto no estamos totalmente a merced de nuestro egoísmo babilónico. El mismo hecho de que nos hayamos comprometido con el arrepentimiento y la victoria en las tentaciones anteriores, nos ayuda a darnos cuenta de que la vida es una progresión. La alternancia de estados de tentación y paz nos da valor incluso cuando parece que estamos a punto de ceder a la presión.

La actividad de la verdad real es el principio del fin para el rey del Norte. Las mismas fuerzas del egoísmo en nuestras vidas que desencadenaron el declive hacia el mal son traídas por el poder mayor de la conciencia. La verdadera auto-preservación no radica en la libertad total de hacer lo que nos plazca, porque eso conduce a la destrucción, sino a la sumisión a una presencia más elevada y verdadera: la conciencia.

El rey del Norte se encontró en una posición insostenible. En el versículo final de este capítulo leemos: "Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el glorioso monte santo; pero llegará a su fin, y nadie le ayudará".

Las "tiendas de su palacio" representan la vida basada en la falsedad y las medias verdades. El hecho de que estén situadas entre los mares y el "glorioso monte santo" describe la tensión de éstos entre las verdades, representadas por el mar, y la adoración y el amor simbolizados por el monte. Nuestro ascenso desde las profundidades del mal nos lleva al punto en el que podemos enfrentarnos a la verdad genuina y al amor del Señor. Frente a esto las falsedades pueden ser finalmente vistas como falsedades y rechazadas. Así también los elementos de egoísmo, que tanto han dominado nuestra vida, pueden ser medidos con el amor que nos ha dado el Señor, y encontrados irremediablemente deficientes. Cuando la conciencia es activa, como en este caso, la comparación nos lleva a alejarnos del mal.

Así, el rey del Norte "llegará a su fin, y nadie le ayudará". El estado de tentación se rompe, y la conciencia vence. La falsedad pierde su poder para dominarnos, y nuestra vida es rescatada del vacío y la destructividad de un mal uso cínico del comportamiento externo, mientras albergamos en nuestro pecho el odio y el desprecio por los demás.

Esta destrucción del rey del Norte marca el punto de inflexión en nuestro desarrollo espiritual. Todo el libro de Daniel se ha ido construyendo hasta llegar a este punto, pues a lo largo de sus capítulos hemos visto cómo la conciencia ha sido formada y alimentada por el Señor, cómo nos ha mostrado la naturaleza del mal y nos ha conducido hasta el punto del arrepentimiento. Se nos muestra una y otra vez cómo surgen las tentaciones y cómo, con la verdad como guía, tenemos el poder de enfrentarnos y superar incluso nuestros amores egoístas más infernales y funestos.

Bible

 

Revelation 3:12

Studie

       

12 Him that overcometh will I make a pillar in the temple of my God, and he shall go no more out: and I will write upon him the name of my God, and the name of the city of my God, which is new Jerusalem, which cometh down out of heaven from my God: and I will write upon him my new name.