54. i. Qué se entiende por “Babilonia,” y cuál es su cualidad.

Por Babilonia se entienden todos aquellos quienes desean tener el dominio por la religión.

Tener el dominio por la religión, es tener el dominio sobre las almas de los hombres, y así sobre su propia vida espiritual, y usar como los medios para ello las cosas Divinas, que están en su religión.

Todos aquellos que tienen el dominio por un fin, y la religión por los medios, son en general Babilonia.

Son llamados “Babilonia” porque tal dominio comenzó en los tiempos antiguos; pero fue destruido en su comienzo.

Su comienzo es descrito por la “ciudad” y la “torre”, la cúspide de la cual iba a estar en el cielo; y su destrucción, por la confusión de las lenguas, de donde su nombre “Babel” fue derivado (Génesis 11:1-9).

Lo que significan los pormenores allí relatados en el sentido interno o espiritual de la Palabra, puede verse explicado en los Arcanos Celestiales (n. 1283-1328).

[2] Además, que este dominio comenzó y fue instituido en Babel, aparece en Daniel, donde es dicho de Nabucodonosor, que él erigió una imagen que todos debían adorar (capítulo 3).

Y es también significado por Belsazar y sus nobles bebiendo de los vasos de oro y de plata, que Nabucodonosor se había llevado del templo de Jerusalén, y al mismo tiempo adorando a los dioses de oro, plata, cobre, e hierro; de ahí que fue escrito en la pared:

“Él ha numerado, él ha pesado, él ha dividido”; y en la misma noche el propio rey fue asesinado” (capítulo 5).

“Los vasos de oro y plata” del templo de Jerusalén, significan los bienes y verdades de la iglesia; “beber de ellos,” y al mismo tiempo adorar a los dioses de oro, plata, cobre e hierro, significa profanación; y “la escritura en la pared,” y “la muerte del rey” significan la visitación, y la destrucción denunciada en contra de aquellos que hacen uso de las de verdades y bienes Divinos como medios.

[3] Cuál es la cualidad de quienes son llamados “Babilonia”, es también descrita a veces en los profetas; así como en Isaías:

“Proferirás esta parábola respecto del rey de Babilonia;… Jehovah ha quebrado el báculo del malvado, el cetro de aquellos que tienen dominio;… Tú, Lucifer, has caído del cielo; tú eres cortado hasta la tierra;… tú has dicho en tu mente, ascenderé a los cielos; exaltaré mi trono sobre las estrellas de Dios, y estoy sentado sobre la montaña de la asamblea, en los lados del norte,… me volveré semejante al Altísimo. No obstante, serás echado abajo al infierno, a los lados del hoyo;… Yo cortaré el nombre y residuo de Babilonia,… y haré que se convierta en una posesión hereditaria del avetoro” (14:4, 5, 12, 13, 14, 15, 22, 23).

Y otra vez se dice en este mismo:

“El león dijo, Babilonia ha caído, ha caído, y todas las imágenes grabadas de su dios son echadas abajo” (21:9).

Véase también (47 y 48 14-20; y Jeremías 50:1-3).

Por estos pasajes está ahora evidente lo que es Babilonia.

[4] Debería saberse que la iglesia se convierte en Babilonia, cuando la caridad y la fe cesan, y el amor de sí mismo comienza a dominar en su lugar; pues este amor, en la medida en que es desenfrenado, se apresura, teniendo la intención de no dominar meramente sobre todos aquellos, cuantos sean, a los que puede supeditar a sí mismo en la tierra, sino incluso sobre el cielo.

Ni se detiene allí, sino que sube al trono mismo de Dios, y se transfiere a sí mismo Su poder Divino.

Que hizo esto, aun antes de la venida del Señor, aparece desde los pasajes de la Palabra aducidos arriba.

Pero aquella Babilonia fue destruida por el Señor cuando Él estaba en el mundo, tanto por haberse vuelto totalmente idólatra, como por el juicio final sobre ellos en el mundo espiritual.

Esto es significado por los dichos proféticos, de que “Lucifer,” quien allí es Babilonia, fue arrojado al infierno, y de que “Babilonia ha caído”; y además por “la escritura en la pared,” y “la muerte de Belsazar”; y también por “la piedra, tallada desde la roca,” que destruyó la estatua, con la cual soñó Nabucodonosor.