圣经文本

 

Éxodo第31章:10

学习

       

10 y los vestidos del servicio, y las santas vestiduras para Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para que sean sacerdotes;

来自斯威登堡的著作

 

La Verdadera Religión Cristiana#154

学习本章节

  
/853  
  

154. Para ilustrar: Es sabido que los apóstoles, después de haber recibido del Señor el don del Espíritu Santo, predicaban el Evangelio en una grande parte del mundo, anunciándolo, hablando y escribiendo, y esto hacían de sí mismos por virtud del Señor, porque Pedro enseñaba y escribía de cierta manera, Jacobo de otra, Juan de otra y Pablo de otra, cada uno con arreglo a su propia inteligencia. El Señor los llenaba a todos con Su Espíritu, pero cada uno de ellos tomó de El cierta medida, con arreglo a la cualidad de su aptitud. Todos los ángeles del cielo son llenos del Señor, porque el Señor está en ellos y ellos en El, y sin embargo cada uno habla y obra según el estado de su mente, algunos con simplicidad, otros con sabiduría, en una palabra, con infinita variación; cada uno habla y obra de sí mismo por virtud del Señor. El caso es igual con todo ministro de la Iglesia, hállese en la verdad o en la mentira; cada uno tiene su propia boca y su propia inteligencia, y cada uno habla de su propia mente, es decir, del espíritu que él posee. Los Protestantes, llámense Evangélicos o Reformados, si bien han sido instruidos en los dogmas dados por Lutero, Melancton o Calvin, no por eso hablan Lutero, Melancton o Calvin de sí mismos por conducto de sus adictos, sino que éstos hablan de sí mismos por virtud de aquellos institutores. Otra ilustración: La acción del corazón sobre los pulmones hace que éstos funcionen por reacción de sí mismos por virtud del corazón. Son dos órganos distintos y sin embargo recíprocamente unidos. Los pulmones respiran de sí mismos por virtud del corazón, y no el corazón por conducto de los pulmones; si esto fuera el caso quedarían ambos paralizados. De igual manera la acción del corazón en cada víscera y sobre cada víscera del cuerpo hace, que cada una por sí funcione de sí misma por virtud del corazón. El corazón envía de sí mismo la sangre a todo el cuerpo, pero cada víscera recoge su particular medida, con arreglo al servicio o a la misión que desempeña, y todos obran de distinta manera. Otra ilustración: El mal que viene de los padres, llamado el mal hereditario, obra en el hombre y sobre el hombre; de igual manera el bien que viene del Señor; este último obra en sus cosas interiores o superiores; el primero en sus cosas inferiores o exteriores. Si el mal obrase por conducto del hombre no sería éste capaz de ser reformado, ni podría ser sujeto a reconvención; y de igual manera, si el bien del Señor obrase por conducto del hombre, o por decirlo así, al través del hombre, tampoco podría ser reformado; pero puesto que el obrar lo uno o lo otro depende de la libre elección del hombre, resulta culpable, cuando de sí mismo obra por virtud del mal, y sin culpa o inocente, cuando de sí mismo obra por virtud del bien, y puesto que el mal es el demonio y el bien es el Señor, resulta culpable, si obra por virtud del demonio y sin culpa o inocente, si obra por virtud del Señor. Es por esta libre elección del hombre, que éste puede ser reformado. El caso es igual con lo interior y lo exterior del hombre. Estos dos son distintos y sin embargo recíprocamente unidos; lo interior obra en lo exterior y sobre lo exterior, pero no obra al través de lo exterior; porque lo interior revuelve una infinidad de cosas, de las cuales lo exterior no saca más que aquellas que sirven a su uso. En lo interior del hombre hay una infinidad de ideas, las cuales, si saliesen espontáneamente de la boca del nombre, serían como el soplo de un fuelle. Lo interior es como un océano del cual el exterior saca lo suficiente para su uso. Así es el caso también con el Verbo. Cuando el Verbo se halla en bastante plenitud en la mente interior del hombre, entonces el hombre habla y obra de sí mismo por virtud del Verbo y no el Verbo al través del hombre. Así es también con el Señor, porque el Señor es el Verbo, es decir, la Divina Verdad y el Divino Bien en el Verbo. El Señor obra de Sí Mismo, o del Verbo, en el hombre y sobre el hombre, pero no al través del hombre, porque el hombre obra y habla libremente por virtud del Señor, cuando obra y habla por virtud del Verbo. Más claramente aún se comprende esto por la relación mutua que existe entre el alma y el cuerpo; el alma obra en el cuerpo y sobre el cuerpo y no al través del cuerpo, sino que el cuerpo obra de sí mismo por virtud del alma; el alma no consulta o delibera con el cuerpo, ni el cuerpo con el alma; el alma no manda o exige que el cuerpo haga esto o aquello; no pretende hablar por la boca del cuerpo como por una bocina; y por otra parte, el cuerpo no ruega al alma de darle o concederle cosa alguna, porque todas las cosas del alma son del cuerpo y viceversa, mutuamente. El caso es igual con lo Divino y lo Humano del Señor, porque lo Divino del Padre, es el alma de Su Humano, y Su Humano es Su Cuerpo; Su Humano no ruega a Su Divino que diga lo que tiene que hablar y obrar, y por esto dice el Señor:

« En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el mismo Padre os ama, porque vosotros me amasteis » (Juan 16:26-27).

En aquel día, es después de la glorificación, es decir, después de la perfecta y absoluta unión con el Padre. Este secreto es del Señor Mismo para los que quieren ser de Su Nueva Iglesia.

  
/853  
  

This translation was provided to us by the Swedenborg en Español website.

圣经文本

 

Daniel第5章:12

学习

       

12 Por cuanto fué hallado en él mayor espíritu, y ciencia, y entendimiento, interpretando sueños, y declarando preguntas, y deshaciendo dudas, es á saber, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese pues ahora á Daniel, y él mostrará la decl