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Sabiduría Angélica Sobre El Divino Amor y La Divina Sabiduría # 372

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372. (i.) Todas las cosas de la mente se refieren a la voluntad y al entendimiento, y todas las cosas del cuerpo al corazón y a los pulmones.

Por la mente se entiende no otra cosa sino la voluntad y el entendimiento, que en su complejo son todas las cosas que afectan al hombre, y todas las que el hombre piensa, así todas las que pertenecen a los afecciones y al pensamiento del hombre; las que afectan el hombre pertenecen a su voluntad, y las que el hombre piensa pertenece a su entendimiento. Que todo lo que pertenece al pensamiento del hombre, pertenece a su entendimiento, no es tan bien conocido como el que todo lo que pertenece al afecto del hombre pertenece a su voluntad; porque cuando el hombre piensa, no pone atención a su afecto, sino solamente a lo que piensa; como cuando oye a una persona hablar, no pone atención al tono de su voz, sino solamente a sus palabras, cuando, sin embargo, el afecto del hombre está en su pensamiento, así como el sonido está en el lenguaje; El afecto pertenece a la voluntad, porque todo afecto pertenece al amor, y el receptáculo del amor es la voluntad, como se demostró antes. Los que ignoran que el afecto pertenece a la voluntad, lo confunden con el entendimiento y dicen que es uno con el pensamiento; sin embargo, el afecto y el pensamiento no son uno, aunque obran como uno. Ambos se confunden, como es evidente, por la expresión común: “Pienso hacer esto o aquello”, esto es, “Quiero o tengo voluntad de hacer esto o aquello”. Pero por los modos comunes de expresarlo, es también evidente que son dos, porque una persona diga “Quiero pensar en tal asunto”, y cuando piensa en ello el afecto de su voluntad está presente en el pensamiento de su entendimiento, como el tono al hablar, como antes se dijo. Que todas las partes del cuerpo se refieren al corazón y a los pulmones es cosa sabida; pero no es sabido que existe una correspondencia del corazón y los pulmones con la voluntad y el entendimiento, eso no es sabido, por eso se tratará de este punto en lo que sigue.

  
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Traducido por el Dr. Calleja al español de la traducción al inglés por el Rev. John Whitehead. Transcrito y revisado por David Simpson, y también revisado por Daniel Calvo, y por los reverendos Andrew Heilman y Johnny Villanueva.

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Sabiduría Angélica Sobre El Divino Amor y La Divina Sabiduría # 419

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419. (xvi.) El amor o la voluntad se purifica en el entendimiento, si ambos se elevan juntamente.

Por nacimiento el hombre se ama a sí mismo y al mundo, porque esto está delante de su vista, y por lo tanto ello sólo ocupa su mente; este amor es natural-corporal, y puede ser llamado material. Además, este amor se ha hecho impuro por haberse separado del amor celestial en los padres. Este amor no se hubiera separado por su impureza, si no fuera porque el hombre tiene la facultad de elevar su entendimiento a la luz del cielo y de ver cómo debe vivir, a fin de que su amor pueda ser elevado a la sabiduría juntamente con su entendimiento. Por el entendimiento el amor, esto es, el hombre, ve cuáles son los males que manchan y corrompen el amor, y ve también, que si huye de esos males por ser pecados y los rechaza, el amor, o el hombre ve esto, ejercitando la facultad de elevar su entendimiento a la luz del cielo, que es el origen de la sabiduría. Entonces, tanto como el amor da el primer lugar al cielo y al mundo el segundo lugar, y al mismo tiempo da al Señor el primer lugar y así mismo el segundo, en tanto es limpio de las manchas y purificado, es decir, en tanto que se ha elevado al calor del cielo y se haya unido a la luz celestial en la que está el entendimiento y se efectúa la conjunción que es llamada casamiento del bien y la verdad o del amor y la sabiduría. Todos pueden alcanzar con el entendimiento y ver racionalmente que si huye y rechaza el robo y el fraude, ama la sinceridad, la rectitud y la justicia; y que si huye y rechaza la venganza y el odio, ama al prójimo, y que si huye y rechaza el adulterio, ama la castidad, etc. Todavía más, pocos conocen lo que hay en ellos del cielo y del Señor por su sinceridad, su rectitud, su amor al prójimo, su castidad y otras afecciones del amor celestial, antes de que hayan removido las opuestas a estas afecciones. Cuando han sido removidas estas, entonces están en aquellas afecciones, y por ellas reconocen su carácter y las ven. Hasta que esto se efectúa, hay una especie de velo que se interpone y trasmite ciertamente el amor a la luz del cielo; pero porque no ama la sabiduría que es su esposa, en aquel grado, no la acepta; más aun, puede también contradecir y demostrar a la sabiduría cuando vuelve de su elevación; pero suavizarse por el hecho de que la sabiduría de su entendimiento puede servir como medio para la adquisición de honores, gloria o riqueza. Entonces el amor de sí mismo y del mundo ocupan el primer lugar, y al Señor y al cielo el segundo; y lo que se coloca en segundo lugar es amado en tanto que es útil; y si no lo es; se renuncia a ello y se rechaza, si no antes de la muerte, aun después de ella. Por esto, aparecerá la verdad de que el amor o la voluntad se purifica en el entendimiento, si ambos se elevan juntamente.

  
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Traducido por el Dr. Calleja al español de la traducción al inglés por el Rev. John Whitehead. Transcrito y revisado por David Simpson, y también revisado por Daniel Calvo, y por los reverendos Andrew Heilman y Johnny Villanueva.