372. (i.) Todas las cosas de la mente se refieren a la voluntad y al entendimiento, y todas las cosas del cuerpo al corazón y a los pulmones.
Por la mente se entiende no otra cosa sino la voluntad y el entendimiento, que en su complejo son todas las cosas que afectan al hombre, y todas las que el hombre piensa, así todas las que pertenecen a los afecciones y al pensamiento del hombre; las que afectan el hombre pertenecen a su voluntad, y las que el hombre piensa pertenece a su entendimiento. Que todo lo que pertenece al pensamiento del hombre, pertenece a su entendimiento, no es tan bien conocido como el que todo lo que pertenece al afecto del hombre pertenece a su voluntad; porque cuando el hombre piensa, no pone atención a su afecto, sino solamente a lo que piensa; como cuando oye a una persona hablar, no pone atención al tono de su voz, sino solamente a sus palabras, cuando, sin embargo, el afecto del hombre está en su pensamiento, así como el sonido está en el lenguaje; El afecto pertenece a la voluntad, porque todo afecto pertenece al amor, y el receptáculo del amor es la voluntad, como se demostró antes. Los que ignoran que el afecto pertenece a la voluntad, lo confunden con el entendimiento y dicen que es uno con el pensamiento; sin embargo, el afecto y el pensamiento no son uno, aunque obran como uno. Ambos se confunden, como es evidente, por la expresión común: “Pienso hacer esto o aquello”, esto es, “Quiero o tengo voluntad de hacer esto o aquello”. Pero por los modos comunes de expresarlo, es también evidente que son dos, porque una persona diga “Quiero pensar en tal asunto”, y cuando piensa en ello el afecto de su voluntad está presente en el pensamiento de su entendimiento, como el tono al hablar, como antes se dijo. Que todas las partes del cuerpo se refieren al corazón y a los pulmones es cosa sabida; pero no es sabido que existe una correspondencia del corazón y los pulmones con la voluntad y el entendimiento, eso no es sabido, por eso se tratará de este punto en lo que sigue.