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Sabiduría Angélica Sobre El Divino Amor y La Divina Sabiduría#65

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65. Los usos de todas cosas que son creadas ascienden por grados desde las últimas hacia el hombre, y por el hombre hacia Dios el Creador, su fuente (a quo).

Las últimas, como se dijo arriba, son todo el contenido del reino Mineral, que son todas las causas de la materia: las rocas, las sales, los aceites, los minerales, los metales, cubiertos de tierra formada de sustancias animales y vegetales, reducidas a polvo por la desintegración constante de sus partículas. En estas materias está escondido el fin, y también el principio de todos los usos que proceden de la vida, el fin sigue todos los usos. Todos os usos es el esfuerzo para los producir, y el principio es la fuerza que actúa según este esfuerzo; éste es para el Reino Mineral. Todo el reino vegetal es intermedio; incluye todas las especies de céspedes, yerbas, plantas, arbustos y árboles. El uso de ellos es sostener al reino animal en todas sus formas, perfectas e imperfectas; aquellas nutren a estas, las deleitan y vivifican. El cuerpo animal es nutrido por la sustancia de estas; los sentidos de los animales son agradados por el gusto, el olor y la belleza de las diversas cosas del reino vegetal, en tanto que sus afectos son vivificados. En el reino vegetal es inherente el esfuerzo para cumplir estos fines. Todo el contenido del reino animal es a la vez primario; sus más pequeños miembros son gusanos e insectos; los pájaros y las bestias son intermedios, y el supremo es llamado hombre. Porque todo reino comprende un orden inferior, un intermedio y un superior, el inferior para uso del intermedio, y este a su vez, para uso del superior; y de ese modo los usos, de todas las causas creadas ascienden en series, desde los últimos hasta el hombre, que es el primero en el orden.

  
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Traducido por el Dr. Calleja al español de la traducción al inglés por el Rev. John Whitehead. Transcrito y revisado por David Simpson, y también revisado por Daniel Calvo, y por los reverendos Andrew Heilman y Johnny Villanueva.

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Sabiduría Angélica Sobre El Divino Amor y La Divina Sabiduría#390

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390. (vii.) La conjunción del espíritu del hombre con el cuerpo es por medio de correspondencia de la voluntad y el entendimiento con el corazón y los pulmones y su disyunción por falta de correspondencia.

Como se ha desconocido hasta hoy que la mente del hombre por lo cual es entendida la voluntad y el entendimiento es el espíritu del hombre, y que el espíritu es el hombre: y como ha sido ignorado que el espíritu del hombre, como su cuerpo, tiene un pulso y una respiración, fue imposible conocer que el pulso y la respiración del espíritu del hombre, influyendo en él produjeran los del cuerpo. Pero como este es el hecho, se sigue que hay una correspondencia semejante del pulso y respiración del espíritu con los del cuerpo; porque la mente, como se dijo antes, es el espíritu; y por lo mismo, cuando cesa la correspondencia de aquellos dos movimientos, se produce una separación del cuerpo y del espíritu, que es la muerte. Su separación o muerte, cuando el cuerpo llega a este estado por alguna enfermedad o accidente, es la causa de que no pueda obrar como uno con el espíritu; porque su correspondencia cesa, y con la correspondencia su conjunción; no cuando la respiración solamente cesa, sino cuando deja de palpitar el corazón. Porque mientras el corazón se mueve, el amor permanece con su calor vital y la vida continúa, como se ha visto en casos de desmayos y sofocación y las condiciones de la vida del embrión en el útero. En una palabra, la vida del cuerpo del hombre depende de la correspondencia de su pulso y respiración con las de su espíritu; y cuando esta correspondencia cesa, la vida corporal cesa, y el espíritu se separa del cuerpo y su vida continúa en el mundo espiritual, una vida tan semejante a la suya en el mundo natural, que ignoró antes de su partida. El hombre entra generalmente al mundo espiritual dos días después de la muerte de su cuerpo; yo he hablado con algunos después de aquel lapso de tiempo.

  
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Traducido por el Dr. Calleja al español de la traducción al inglés por el Rev. John Whitehead. Transcrito y revisado por David Simpson, y también revisado por Daniel Calvo, y por los reverendos Andrew Heilman y Johnny Villanueva.