El "él" aquí -Juan el Bautista- representa el significado externo y literal de la Biblia. Es una cosa poderosa, pero ese poder proviene de lo que hay dentro de ella: las ideas internas que expresan el amor y el liderazgo perfectos del Señor. Estas ideas -llamadas "verdad divina" en los Escritos- están representadas por la "luz", y se encarnaron en la forma física de Jesús.

El propósito de los relatos literales de la Biblia, pues, no es enseñarnos directamente. No se supone que los leamos y tratemos de extrapolar interpretaciones modernas de normas antiguas, ni siquiera que busquemos aplicaciones literales de las propias declaraciones de Jesús. Los relatos están ahí para contener y confirmar la perfecta verdad amorosa que hay en ellos, que es una expresión directa del Señor. Eso es lo que deberíamos buscar, aprender, abrazar y seguir.