Transfiguración del Señor
El Señor no fue regenerado como humano, sino que fue hecho divino desde el más esencial amor divino, porque fue hecho amor divino en sí mismo. Su forma se mostró a Pedro, Santiago y Juan, cuando se les permitió verlo, no con los ojos de los cuerpos, sino con los ojos de sus espíritus. Su rostro brillaba como el sol, como se describe en Mateo 17:2. Este era su humano divino, como se ve en la voz que salió de la nube, diciendo 'este es mi hijo amado'. Ese hijo es el humano divino.
(Referencias: Arcana Coelestia 3212; Marcos 9:2)