John 1:1

Estudio

   

1 ܒܪܫܝܬ ܐܝܬܘܗܝ ܗܘܐ ܡܠܬܐ ܘܗܘ ܡܠܬܐ ܐܝܬܘܗܝ ܗܘܐ ܠܘܬ ܐܠܗܐ ܘܐܠܗܐ ܐܝܬܘܗܝ ܗܘܐ ܗܘ ܡܠܬܐ ܀


La Explicación  

Por Brian David (Traducido por computadora al Español)

This stained glass window, at St. Matthew's Lutheran Church in Charleston, S.C., USA, shows the Word of God being shared with followers of Jesus.

El Señor es, en su esencia, un amor perfecto, infinito y divino, un amor tan poderoso que hizo posible la creación no sólo del universo, sino de la propia realidad. Sin embargo, para actuar y tener presencia, ese amor tenía que expresarse. Esa expresión fue en forma de lo que los Escritos llaman "verdad divina", que en la Biblia se llama "la Palabra".

Esa idea -de que el amor necesita la verdad para expresarse- no es una idea corriente. Pero imagina que estás en una tienda y, de repente, inesperadamente, ves a un querido amigo. Inmediatamente sientes una oleada de afecto, de alegría por ver a esa persona y anticiparte a hablar con ella. ¿Y qué ocurre entonces? Tu mente empieza a generar información, diciéndole a tu cara que sonría, a tu mano que salude, a tu voz que llame. Ese amor que sientes genera instantáneamente ideas de cómo expresarse, genera información que pone ese amor en forma.

Eso es parecido a la relación entre el amor divino del Señor y su verdad divina; su amor infinito genera instantáneamente la verdad infinita para darse forma, para que pueda ser compartida y sentida, para que pueda crear. Esa verdad, pues, existe desde que existe el amor, que es desde la eternidad y hasta la eternidad. Así era "en el principio". Y estaba "con Dios", lo que significa que estaba unido a las cosas buenas que el Señor deseaba para su creación. Y "era Dios", tan intrínseco a Su ser como el amor que expresaba.