139. 1. El Espíritu Santo es la Divina Verdad y asimismo la Divina Virtud y Operación que proceden del Dios Único en Quien hay Divina Trinidad, es decir del Señor Dios el Salvador.
El Espíritu Santo es propiamente la Divina Verdad y por consiguiente también el Verbo, y en este sentido el Señor es asimismo el Espíritu Santo. Pero puesto que la Iglesia actual enseña, que el Espíritu Santo es la Divina Operación que propiamente es la Justificación, añadimos que también es esta Divina Virtud y Operación, y lo es porque la Divina Operación es efectuada por la Divina Verdad que procede del Señor, y que por consiguiente es El Mismo, porque lo procedente, o sea la emanación, es de la misma esencia que aquello de lo cual emana, como estos tres: el alma, el cuerpo y la actividad procedente, cuyos tres juntos forman una sola esencia, en el hombre meramente humana, más en el Señor Divina y también Humana.
En el capítulo precedente queda demostrado, que el Señor es la Divina Verdad Misma. Que el Espíritu Santo también lo es, consta por los siguientes pasajes:
« Saldrá una vara del tronco de Isaí y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre Él el espíritu de Jehová, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová... Herirá la tierra con la vara de su boca y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos y la verdad ceñidor de sus riñones » (Isaías 11:1, 4-5).
« El enemigo vendrá como torrente, más el espíritu de Jehová levantará bandera contra él, y vendrá el Redentor a Sión » (Isaías 59:19-20).
« El espíritu del Señor Jehová es sobre mí, me ha ungido Jehová; ha me enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos » (Isaías 61:1; Lucas 4:18).
« Este será mi pacto con ellos: el espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca desde ahora para siempre » (Isaías 59:21).
El espíritu de Jehová, espíritu de sabiduría y de inteligencia, es la Divina Verdad que estaba en el Señor y que era El Mismo, y en estos pasajes es idéntico con el Espíritu Santo, es decir, con lo Divino procedente o sea la Divina Virtud y Operación, cuyo Espíritu estaba en El y por cuyo Espíritu obraba. Puesto que el Señor es la Verdad Misma, sigue que lo que sale de El es la Divina Verdad y por consiguiente también el Espíritu Santo. Lo mismo quiere decir el nombre Consolador, también llamado Espíritu de Verdad y Espíritu Santo, según se puede ver por los siguientes pasajes:
« Yo os digo la verdad: Os es necesario que yo vaya, porque si yo no fuese el Consolador no vendría a vosotros, más si yo fuere os le enviaré » (Juan 16:7).
« Cuando viniere el Espíritu de Verdad, él os guiará a toda Verdad, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere » (Juan 16:13).
« El me glorificará porque tomará de lo mío y os lo hará saber. Todo lo que tiene el padre, mío es, por eso dije que tomará de lo mío y os lo hará saber » (Juan 16:14-15).
« Yo rogaré al padre, que os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre. Al Espíritu de Verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce, más vosotros le conocéis, porque está con vosotros y será en vosotros. No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros, y me veréis » (Juan 14:16-19).
« Cuando viniere el Consolador, el cual yo os enviaré del padre, el Espíritu de Verdad, el cual procede del padre, él dará testimonio de mi » (Juan 15:26).
« El Consolador, el Espíritu Santo, el cual el padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que yo os he dicho » (Juan 14:26).
Que el Señor aludía a Sí Mismo con los nombres Consolador y Espíritu Santo, es evidente por Sus palabras:
« El mundo no le conoce, más vosotros le conocéis; no os dejaré huérfanos: vendré a vosotros y me veréis. »
Y en otro lugar:
« He aquí; yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación del siglo » (Mateo 28:20).
Es igualmente evidente por estas palabras:
« No hablará de sí mismo; tomará de lo mío. »