60. Los que no tienen idea exacta de las cosas espirituales y celestiales no pueden comprender que las cosas celestiales y espirituales se hallen arregladas y combinadas en tal forma. Piensan que las cosas terrestres y materiales que componen el exterior del hombre constituyen a este; pero sepan que el hombre no es hombre por ellas, sino por poder entender la verdad y querer el bien; estas son las cosas espirituales y celestiales que hacen el hombre. El hombre sabe también que cada uno es tal hombre cual es con respecto a su inteligencia y voluntad, y puede saber también que su cuerpo terrenal está formado para servir en el mundo a estas y prestarles debidamente usos en la esfera ulterior natural. Por esta razón el cuerpo solo nada puede hacer, sino que obra en completa obediencia al dictado de la inteligencia y de la voluntad, hasta tal punto que cuanto el hombre piensa lo expresa con la lengua y la boca, y cuanto quiere lo hace con el cuerpo y los miembros, de manera que son el entendimiento y la voluntad los que obran, mientras que el cuerpo de sí y por sí mismo nada hace.
Esto demuestra que las cosas de la inteligencia y la voluntad constituyen el hombre, y que estas cosas tienen idéntica forma humana puesto que obran en las más mínimas partículas del cuerpo como lo interior en lo exterior. Por la misma razón el hombre se llama a causa de ellas, hombre interior y espiritual. Tal hombre, en forma mayor y más perfecta, es el cielo.