De obras de Swedenborg

 

El Cielo y el Infierno #396

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396. Todo goce viene del amor, porque todo cuanto el hombre ama, siente como gozo. Ninguno tiene gozo de otro origen. Los goces del cuerpo o de la carne nacen todos del amor a sí mismo y del amor al mundo; de allí vienen también las concupiscencias y placeres derivados de ellas; los goces del alma o del espíritu, por otra parte, provienen del amor al Señor y del amor al prójimo; de allí son asimismo las inclinaciones al bien y a la verdad y las felicidades interiores. Estos amores con sus goces influyen del Señor y del cielo por vía interior, o desde arriba, y afectan las cosas interiores; pero los otros amores con sus goces influyen de la carne y del mundo por vía exterior, o sea desde abajo, y afectan las cosas exteriores. Por lo tanto, en la medida en que son recibidos los amores celestiales y afectan, se abren las cosas interiores, que son las del alma o del espíritu y, miran desde el mundo arriba hacia el cielo, pero en la medida en que se reciben los amores del mundo y afectan, se abren las cosas exteriores, que son las del cuerpo o de la carne, y se apartan del cielo, mirando al mundo. Según y conforme influyen y son recibidos los amores, influyen también sus goces; los goces del cielo en las cosas interiores, los goces del mundo en las exteriores, porque todo goce pertenece a su amor, según se ha dicho antes.

  
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Swedenborg en Español website and Swedenborg Library, Bryn Athyn College of the New Church, Bryn Athyn, Pennsylvania.

De obras de Swedenborg

 

El Cielo y el Infierno #367

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367. El matrimonio celestial es la unión de dos mentes hasta formar una sola mente. Diré primero de qué naturaleza es esta unión. La mente consiste de dos partes, de la cual una se llama entendimiento y la otra voluntad. Cuando estos dos obran como una sola, forman una sola mente. El marido hace en ella la parte del entendimiento y la mujer la de la voluntad. Cuando esta unión, que procede de los interiores, desciende en las cosas exteriores, que son las del cuerpo, se dejan percibir y sentir como amor. Este amor es el amor conyugal, y por ello resulta claro que el amor conyugal nace por la unión de dos mentes, haciendo de ellas una sola mente. Esto se llama en el cielo cohabitación y se dicen ser uno y no dos, por lo cual cónyuges en el cielo se llaman un ángel y no dos ángeles.

  
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