De obras de Swedenborg

 

El Cielo y el Infierno #396

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396. Todo goce viene del amor, porque todo cuanto el hombre ama, siente como gozo. Ninguno tiene gozo de otro origen. Los goces del cuerpo o de la carne nacen todos del amor a sí mismo y del amor al mundo; de allí vienen también las concupiscencias y placeres derivados de ellas; los goces del alma o del espíritu, por otra parte, provienen del amor al Señor y del amor al prójimo; de allí son asimismo las inclinaciones al bien y a la verdad y las felicidades interiores. Estos amores con sus goces influyen del Señor y del cielo por vía interior, o desde arriba, y afectan las cosas interiores; pero los otros amores con sus goces influyen de la carne y del mundo por vía exterior, o sea desde abajo, y afectan las cosas exteriores. Por lo tanto, en la medida en que son recibidos los amores celestiales y afectan, se abren las cosas interiores, que son las del alma o del espíritu y, miran desde el mundo arriba hacia el cielo, pero en la medida en que se reciben los amores del mundo y afectan, se abren las cosas exteriores, que son las del cuerpo o de la carne, y se apartan del cielo, mirando al mundo. Según y conforme influyen y son recibidos los amores, influyen también sus goces; los goces del cielo en las cosas interiores, los goces del mundo en las exteriores, porque todo goce pertenece a su amor, según se ha dicho antes.

  
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De obras de Swedenborg

 

El Cielo y el Infierno #116

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Capítulo 14 (EL CIELO): El sol en el Cielo

116. En el cielo no aparece el sol del mundo ni cosa alguna (derivada) de este sol, porque todo esto es material, siendo así que la naturaleza empieza por este sol, y todo cuanto es producido por medio del mismo se llama natural; por otra parte, lo espiritual, en lo cual se halla el cielo, es superior a la naturaleza y completamente distinto de lo natural; tampoco hay entre ellos comunicación salvo por medio de correspondencias. Cuál y cómo es la distinción se puede comprender por lo que en él (n.38) se ha dicho del sujeto de los grados, y cual es la comunicación, por lo que en los dos precedentes artículos se ha dicho acerca de las correspondencias.

  
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