3. Aquellos de la iglesia que han negado al Señor, reconociendo tan sólo al Padre, y que se han confirmado en semejante fe, están fuera del cielo, y puesto que en ellos no tiene lugar influjo alguno del cielo, donde el Señor solo es adorado, son gradualmente privados de la facultad de pensar la verdad de cualquier cosa, y acaban por quedar o bien como mudos o bien hablando necedades, con el paso vacilante, los brazos pendientes y vibrando como si les faltare fuerzas en las articulaciones. Por otra parte, aquellos que han negado la Divinidad del Señor, reconociendo tan sólo su Humanidad, como los Socinianos, están igualmente fuera del cielo; son conducidos adelante un poco hacia la derecha, y despedidos en la profundidad, siendo así enteramente separados del resto del mundo cristiano. Pero los que se dicen creer en una Divinidad invisible, a la que llaman Ente del Universo (Ens Universi) y a la que atribuyen todas las cosas, rechazando la fe en el Señor, se aperciben de que no creen en Dios alguno, porque la Divinidad invisible es para ellos lo mismo que la Naturaleza en sus rudimentos, los cuales no pueden ser objeto de fe ni de amor porque no alcanza a ellos el pensamiento. Estos son desterrados con aquellos que se llaman naturalistas. Otra cosa sucede con los que han nacido fuera de la iglesia, llamados gentiles, de quienes hablaremos más adelante.
Juan 14
1
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
2
En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; de otra manera os lo hubiera dicho; porque voy a aparejaros el lugar.
3
Y si me fuere, y os aparejare el lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
4
Así que sabéis a dónde yo voy; y sabéis el camino.
5
Le dice Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
6
Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
7
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
8
Le dice Felipe: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
9
Jesús le dice: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto (también) al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
10
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo; mas el Padre que permanece en mí, él hace las obras.
11
Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
12
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago también él las hará; y mayores que éstas hará; porque yo voy al Padre.
13
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
15
Si me amáis, guardad mis mandamientos;
16
y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que permanece con vosotros para siempre:
17
Al Espíritu de Verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis; porque permanece con vosotros, y será en vosotros.
18
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
19
Aún un poquito, y el mundo no me verá más; sin embargo vosotros me veréis; porque yo vivo vosotros también viviréis.
20
Aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
21
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
22
Le dice Judas, no el Iscariote: Señor, ¿qué hay porque te hayas de manifestar a nosotros, y no al mundo?
23
Respondió Jesús, y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
24
El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído, no es mía, sino del Padre que me envió.
25
Estas cosas os he hablado estando con vosotros.
26
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, aquel os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho.
27
La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
28
Habéis oído cómo yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amaseis, ciertamente os gozaríais, (porque he dicho) que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.
29
Y ahora os lo he dicho antes que se haga, para que cuando se hiciere, creáis.
30
Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí.
31
Pero para que conozca el mundo que amo al Padre, y como el Padre me dio el mandamiento, así hago. Levantaos, vamos de aquí,
Arcana Coelestia #1850
1850. That 'will I judge' means visitation and judgement becomes clear without explanation. Judging or judgement does not mean some last judgement, as most people suppose, that is to say, a time when heaven and earth are to pass away and then a new heaven and a new earth are to be created, as described in the Prophets and in the Book of Revelation, and thus a time when all things are to be destroyed. This conception has become so widespread that it has taken possession of even the best-informed minds, so much so that they do not believe the dead are to rise again until that time. As a consequence because that time has been foretold and yet after the passing of so many centuries since the prediction was made they do not see it happening or about to do so, they feel safe in confirming themselves in their assurance that there is no truth in the idea, thus that they are not going to rise again. But it should be recognized that no such thing is meant by the Last Judgement, that is, by the prediction that heaven and earth are to be destroyed. According to the sense of the letter that is indeed the meaning, but not according to the internal sense. By the Last Judgement, according to the internal sense, is meant the final period of the Church, and by heaven and earth's passing away is meant the Church as regards internal and external worship - a Church that ceases to be a Church when no charity exists.
[2] A Last Judgement of the Most Ancient Church took place when all charity and faith were at an end and when no perception existed, as was the situation just before the Flood. The Flood itself, which has been dealt with above, was the Last Judgement of that Church. At that point heaven and earth, that is, the Church, passed away, and a new heaven and a new earth, that is, a new Church called the Ancient Church, was created, which too has been dealt with. This Church as well had its final period, namely when all charity was growing cold and all faith was being blacked out. This was about the time of Eber. This period was the Last Judgement of that Church, which was the heaven and earth that passed away.
[3] The new heaven and the new earth was the Hebrew Church. This too had its final period or Last Judgement when it had become idolatrous. A new Church was as a consequence established, and this was accomplished among the descendants of Jacob. That which was called the Jewish Church was nothing other than a Church representative of charity and faith. In that Church, that is, among the descendants of Jacob, no charity or faith existed, and therefore no Church existed but merely the representative of a Church. This was so because direct communication of the Lord's kingdom in the heavens with any true Church on earth was not possible, and therefore an indirect communication by means of representatives was effected. The last period or Last Judgement of this so-called Church was when the Lord came into the world, for at that time representatives came to an end, that is to say, the sacrifices and similar practices did so; and to bring these to an end the Jews were expelled from the land of Canaan.
[4] After this a new heaven and a new earth were created, namely a new Church which must be called the Primitive Church, which was begun by the Lord and after that gradually grew stronger, and which at first possessed charity and faith. The destruction of this Church is foretold by the Lord in the Gospels and by John in the Book of Revelation, and it is this destruction which is called the Last Judgement. Not that heaven and earth are now going to pass away but that a new Church will be raised up in some part of the world, while the present one continues in existence with its external worship just as the Jews do with theirs. As is quite well known, their worship includes no charity or faith at all, that is, nothing of the Church. So much for the Last Judgement in general.
[5] In particular there is a last judgement for everyone immediately after he has died, for at this point he passes over into the next life, in which, once he has entered into the life that was his in the body, he undergoes a judgement that points either to death or to life. This last judgement involves every detail of the person. With him whose judgement is to death every single detail condemns him, for there is nothing in his thought and will, not the smallest thing, that does not show the same as his individual last judgement or draw him towards death. But with him whose judgement is to life, every single detail of his thought or will in a similar way possesses the image of his individual last judgement and bears him towards life. For as is the person in general, so is he in every detail of his thought and affection. These are the things meant by the Last Judgement.
