Espíritu
La vida de cada persona tiene dos aspectos. Podríamos llamarlos "corazón" y "mente", una parte de nosotros que quiere y siente y una parte de nosotros que piensa y sabe. Los Escritos suelen referirse a ellos como la "voluntad" y el "entendimiento". Son reflejos, y receptáculos, del amor infinito y la sabiduría infinita del Señor.
De los dos, el corazón o la voluntad es en última instancia el más importante. Lo que somos en realidad está determinado por lo que amamos, y lo que hay en nuestro corazón determina en última instancia nuestro lugar en el cielo (o en el infierno). Pero la voluntad está fuera de nuestro control; no podemos obligarnos a querer algo bueno o a no querer algo malo; podemos controlar nuestras acciones, pero no nuestros sentimientos. Debido a este poder, el Señor trabaja sutil y cuidadosamente en nuestros corazones, de maneras que no podemos percibir. La mayor parte del trabajo y de la interacción tiene lugar en nuestras mentes a través del trabajo de lo que los Escritos llaman "Verdad Divina", que es esencialmente toda la esencia del Señor expresada en una forma que es compatible con nuestras mentes.
Cuando la Biblia habla del "espíritu" del Señor, representa esta operación de la Verdad Divina en nuestras mentes, la forma en que nos alcanza y abraza, y nos invita a abrazarlo de vuelta. Y cuando la Biblia habla de que la gente tiene "espíritu", está hablando de nuestras mentes cuando abrazamos la Verdad Divina, para aprender y seguir al Señor.
(Reference: Apocalipsis Explicado 183; Arcana Coelestia 5222, 9818 [2-28], 10240 [1-2])