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Delicias de la Sabiduría sobre el Amor Conyugal #0

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Delicias de la Sabiduría Sobre el Amor Conyugal.

por Emanuel Swedenborg

Prefacio editorial de esta obra "Las Delicias de la Sabiduría pertenecientes al Amor Conyugal y los Placeres de la Insanidad concernientes al Amor Escortatório".

Esta obra de Emanuel Swedenborg fue traducida del idioma latín original para el español por Douglas Calvo, residente de La Habana, Cuba, en el año 2015. Y fue realizada una revisión de esta traducción en el años 2020, por el Rev. Johnny Z. Villanueva, nativo de Perú, actualmente pastor de la Nueva Iglesia en Rio de Janeiro, Brasil. El reverendo Villanueva realizó una nueva revisión en 2022. Esta traducción y revisión fueron patrocinadas por “The Heavenly Doctrine Publishing Foundation”, que ahora presenta este trabajo al público.

Si usted desea una copia de esta traducción, por favor entre en contacto con el HDPF a través del E-mail: andyhdpf (at) kncs.org.

Andrew James Heilman, Secretario. (Julio / 2021)

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In English:

Editorial preface to the work "The Delights of Wisdom pertaining to Conjugial Love and the Pleasures of Insanity concerning Scortatory Love".

This work was translated from the original Latin of Emanuel Swedenborg into Spanish by Douglas Calvo, a resident of Havana, Cuba, in the year 2015. In 2020 a revision of this translation was made by the Rev. Johnny Villanueva, a native of Peru, now the pastor of the New Church in Rio de Janeiro, Brazil. A further revision was made by the Rev. Villanueva in 2022. This translation and revision were sponsored by the Heavenly Doctrine Publishing Foundation, which now presents this work to the public.

If you would like a copy of this translation, please contact the HDPF through the e-mail andyhdpf (at) kncs.org.

Andrew James Heilman, secretary (July 2021).

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Índice General

• Sobre los Gozos del Cielo, y Sobre Las Nupcias Allí, n. 1-26.

• Sobre los Casamientos en el Cielo, n. 27-44.

• El Estado de los Cónyuges Después de la Muerte, n. 45-56.

• Sobre el Amor Verdaderamente Conyugal, n. 57-82.

• Sobre el Origen del Amor Conyugal Desde el Casamiento del Bien y la Verdad, n. 83-115.

• Sobre el Casamiento del Señor y de la Iglesia, y Sobre la Correspondencia de Éste, 116-137.

• Sobre lo Casto y lo No-Casto, n. 138-155b.

• Sobre la Conjunción de Las Almas y de Las Mentes Mediante el Casamiento, la Cual Se Entiende Mediante Las Palabras del Señor, de Que No Más Sean Dos, Sino Una [Sola] Carne, n. 156b–181.

• Sobre la Mutación del Estado de la Vida en los Hombres y en Las Féminas Mediante el Casamiento, n. 184-208 .

• Cosas Universales Sobre los Casamientos, n. 209-233.

• Sobre Las Causas de Las Frigideces, Separaciones, y Divorcios en los Casamientos, n. 234-270.

• Sobre Las Causas del Aparente Amor, de la Aparente Amistad y del Favor en los Casamientos, n. 271-294

• Sobre los Desposorios y Nupcias, n. 295-316.

• Sobre los Casamientos Reiterados, 317-331.

• Sobre la Poligamia, n. 332-356.

• Sobre la Celotipia, n. 357-384.

• Sobre la Conjunción del Amor Conyugal con el Amor de los Infantes, n. 385-422

Segunda Parte

• Sobre la Oposición del Amor Escortatorio y del Amor Conyugal, n. 423-444.

• Sobre la Fornicación, n. 444b-461.

• Sobre el Concubinato, n. 462-477.

• Sobre los Adulterios, y los Géneros y Grados de Aquellos, n. 478-500.

• Sobre la Libídine de la Desfloración, n. 501-505.

• Sobre la Libídine de Las Variedades, n. 506-510.

• Sobre la Libídine de la Violación, n. 511-512.

• Sobre la Libídine de Seducir Las Inocencias, n. 513-514.

• La Correspondencia de la Escortación con la Violación del Casamiento Espiritual, n. 515-522.

• Sobre la Imputación de Uno y Otro Amor, el Escortatorio y el Conyugal, n. 523-535

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Muchas gracias a la "Heavenly Doctrine Publishing Foundation", por el permiso para utilizar esta traducción.

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Delicias de la Sabiduría sobre el Amor Conyugal #271

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271. Sobre las Causas del Aparente Amor, de la Aparente Amistad y del Favor en los Casamientos.

Porque se ha tratado sobre las Causas de las frigideces y separaciones, se sigue en el orden, que también se trate sobre las causas del aparente amor, de la aparente amistad, y favor en los casamientos; pues es notorio, que aunque las frigideces separan a las mentes (animi) de los cónyuges de hoy, sin embargo, aquellos cohabitan y procrean; lo que no se daría, a no ser que también se dieran amores aparentes, que alternamente, son similares o imitan al calor del amor real. Que aquellas apariencias son necesarias y útiles, y que sin aquéllas los domicilios no tendrían consistencia, y de ahí tampoco las Sociedades, se verá en las cosas que siguen.

Además de estas cosas, algunas conciencias pueden ser atormentadas por la idea, de que las disidencias de mentes entre sí y el cónyuge, y de ahí las separaciones internas, son culpa de aquellos [mismos], y que les serán imputadas, y que por causa de esto se duelan de corazón. Pero porque no está en su poder prevenir las disidencias internas, es satisfactorio para aquellos calmarse mediante aparentes amores y favores, los obstáculos incómodos desde la conciencia. De ahí también puede regresar la amistad, en la cual, por una parte, está latente el amor conyugal, aunque no exista del otro lado.

Pero este tratado, por causa del número de variedades de este asunto, se distinguirá en artículos, como los anteriores. Los artículos son éstos:

• I. Que, en el mundo natural, casi todos pueden conjugarse en cuanto a las afecciones externas, pero no, sin embargo, en cuanto a las internas, si éstas son disidentes y aparecen.

• II. Que en el mundo espiritual todos son conjugados según las afecciones internas, pero no, sin embargo, según las externas, a no ser que éstas accionen a uno con las internas.

• III. Que hay afecciones externas, según las cuales son comúnmente contraídos los matrimonios en el mundo.

• IV. Pero que, si las afecciones internas, las cuales conjugan a las mentes, no están adentro de las externas, se disuelven los matrimonios en el domicilio.

• V. Que, sin embargo, en el mundo, los matrimonios han de permanecer hasta el fin de la vida de uno y de otro.

• VI. Que, en los matrimonios, en los cuales las afecciones internas no conjugan, se den las [afecciones] externas, las cuales simulan a las internas y asocian.

• VII. Que de ahí [es] el amor aparente, o la aparente amistad y favor, entre los cónyuges.

• VIII. Que estas apariencias son simulaciones conyugales, las cuales son laudables, porque [son] útiles y necesarias.

• IX. Que estas simulaciones conyugales, en un hombre espiritual conjunto a uno natural, tengan el sabor de la justicia y del juzgamiento.

• X. Que estas simulaciones conyugales, entre los hombres naturales, tengan su sabiduría de la prudencia, por razón de varias causas.

• XI. Que las haya por causa de las enmendaduras, y por causa de las acomodaciones.

• XII. Que las haya por causa de conservar el orden en los asuntos domésticos, y por causa del mutuo auxilio.

• XIII. Que las haya por causa del cuidado de los infantes, y de la concordia para con los hijos.

• XIV. Que las haya por causa de la paz en el domicilio.

• XV. Que las haya por causa de la reputación fuera del domicilio.

• XVI. Que las haya por causa de varios favores esperados por parte del cónyuge, o por parte de sus padres; y así por causa de los temores a perder estos favores.

• XVII. Que las haya para disculpar los defectos, y por las evitaciones de las infamias de ahí.

• XVIII. Que las haya por causa de las reconciliaciones.

• XIX. Que al envejecer, si en la esposa no cesa el favor, cuando lo hace la facultad en el marido, puede ocurrir una amistad que imita a lo conyugal.

• XX. Que se den varias especies de aparente amor y de aparente amistad entre los cónyuges, de los cuales el uno está subyugado a, y de ahí sujeto a, el otro.

• XXI. Que se den casamientos infernales en el mundo, entre cónyuges, quienes en lo más interior son los más inconciliables enemigos, y en lo más exterior [son] como los más conjuntos amigos.

Sigue ahora de estas cosas la Explicación.

  
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Delicias de la Sabiduría sobre el Amor Conyugal #478

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478. Sobre los Adulterios, y los Géneros y Grados de Aquellos.

Nadie puede saber, que hay algo malo dentro del adulterio, si juzga sobre aquél sólo desde las cosas externas, pues en éstas es semejante al casamiento. Cuando son nombradas las cosas internas, y a aquellos se le dice, que desde éstas las cosas externas sacan su bien y su mal, estos jueces externos dicen para consigo: “¿Qué son las cosas internas? ¿Quién ve aquellas? ¿Acaso no es esto subir escaños que están por encima de la esfera de la inteligencia de cada cual?” Éstos son similares a aquellos, quienes aceptan todo el bien simulado, como el bien voluntario genuino; y quienes contemplan a la sabiduría de un hombre a partir de la elegancia de la conversación de éste; o reputan con estima al hombre mismo, a partir de su vestidura espléndida, y sus paseos en un magnífico carruaje, y no a partir de sus hábitos internos, los cuales son cosas del juzgamiento, que viene desde la afección del bien. Esta manera de juzgar se asemeja todavía al juzgamiento que se profiere sobre el fruto de un árbol, y sobre algo comestible, sólo desde la vista y tacto, y no desde el sabor y el conocimiento. Así hacen todos quienes nada desean percibir sobre las cosas internas del hombre. De ahí la locura de muchos hoy, quienes no ven nada de malo en los adulterios, o más bien, quienes conjugan a los casamientos con aquellos en el mismo tálamo, esto es, los hacen absolutamente similares. Y esto exclusivamente por causa de la apariencia de similitud en las cosas externas.

[2] De que así sea, adquirí está convicción por esta prueba de la experiencia. Cierta vez, por los ángeles, desde el mundo europeo, fueron convocados algunos centenares de espíritus entre los preponderantes en ingenio, los eruditos, y los sabios allí, y se les interrogó sobre la diferencia entre el casamientos y el adulterio, y se les rogó que consultaran a las razones de su [propio] entendimiento. Y después de la consultación, todos, menos diez, respondieron, que sólo la ley civil hace la diferencia, y esto por causa de algún interés, el cual ciertamente puede conocerse, pero sin embargo puede ser acomodado por la prudencia civil.” Después fueron interrogados, sobre si acaso ven algo de bien en el casamientos, y algo de malo en el adulterio. Respondieron, que nada de mal o de bien racional. Cuestionados, sobre si acaso [ven] algo de pecado, dijeron: “¿Dónde está? ¿Acaso el acto no es similar?” Estupefactos ante estas respuestas, los ángeles exclamaron: “¡Oh, cuál y cuánta es la obesa estupidez de este siglo!” Oídas estas cosas, las centenas de sabios se volvieron, y carcajeándose entre sí, dijeron: “¿Es esto una obesa estupidez? ¿Acaso es dable alguna sabiduría, la cual convenza de que amar a la esposa de otro merece la damnación eterna?”

[3] Que, sin embargo, el adulterio es un mal espiritual, y de ahí lo malo moral, y lo malo civil, y está diametralmente opuesto en contra a la sabiduría de la razón; y asimismo que el amor del adulterio sea desde el infierno y que a aquél regrese, mientras que el amor del casamiento sea desde el cielo y que a aquél regrese, se demostró en el primer capítulo de esta parte, sobre la Oposición del amor escortatorio y del amor conyugal. Pero porque todos los males, como todos los bienes, tienen asignada una latitud y altitud, y según la latitud tienen aquellos géneros, y según la altitud tienen aquellos grados, por ello, para que los adulterios sean conocidos en cuanto a una y otra dimensión, aquellos se distribuirán primero en sus géneros, y posteriormente en sus grados. Lo que ocurrirá en esta serie:

I. Que hay tres Géneros de adulterio: Simple, Duplicado, y Triplicado.

II. Que el Adulterio simple sea el de un hombre soltero con la esposa de otro, o el de una mujer no-casada con el marido de otra.

III. Que el Adulterio duplicado sea el de un marido con la esposa de otro, o viceversa.

IV. Que el Adulterio triplicado sea con consanguíneos.

V. Que hay cuatro grados de adulterios, según los cuales ocurren las predicaciones, inculpaciones, y después de la muerte las imputaciones.

VI. Que los adulterios del primer grado sean adulterios desde la ignorancia, los cuales son hechos por aquellos, quienes aún no consultan o no pueden consultar al entendimiento, y de ahí inhibir a aquéllos.

VII. Que los adulterios hechos por éstos son leves.

VIII. Que los Adulterios del segundo grado, son adulterios del deseo libidinoso, los cuales son ciertamente cometidos por aquellos, quienes pueden ciertamente consultar al entendimiento, pero por razón de causas contingentes, en aquellos momentos no pueden.

IX. Que los adulterios hechos por éstos son imputables, según posteriormente el entendimiento a aquellos favorece o no favorece.

X. Que los adulterios de tercer grado son adulterios de la razón, los cuales son cometidos por aquellos, quienes por el entendimiento confirman que no son males del pecado.

XI. Que los adulterios cometidos por éstos sean graves, y sean imputados, según las confirmaciones.

XII. Que los adulterios del cuarto grado son los adulterios desde la voluntad, los cuales son cometidos por aquellos, quienes los hacen lícitos y placenteros, y no de tanta importancia como para merecer consultar al entendimiento sobre aquellos.

XIII. Que los adulterios cometidos por éstos sean graves al máximo, y sean imputados a aquellos, como males del propósito, y residan dentro de aquellos como delitos.

XIV. Que los adulterios del tercer y cuarto grados, sean males del pecado, según la cuantidad y cualidad del entendimiento y voluntad que hay en aquellos, ya sea que sean cometidos en un acto, o que no ocurran.

XV. Que los adulterios desde el propósito de la voluntad, y los adulterios desde lo confirmado del entendimiento, vuelvan a los hombres naturales, sensuales, y corpóreos.

XVI. Que esto es hasta tanto, que finalmente los adúlteros rechazan de sí [mismos] todas las cosas de la iglesia y de la religión.

XVII. Que, sin embargo, como otros, aquellos poseen racionalidad humana.

XVIII. Pero que usan aquella racionalidad cuando están en las cosas externas, pero abusan de ésta cuando se hallan en sus cosas internas.

Sigue ahora de estas cosas la explicación.

  
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