21. Con respecto al sentido espiritual de la Palabra, nadie puede verlo, a no ser a partir de la doctrina de la verdad genuina; desde esta doctrina puede verse el sentido espiritual, cuando hay algo de la ciencia de las correspondencias. Pero aquél quien está en la doctrina de lo falso, no puede ver nada del sentido espiritual. Éste extrae y aplica las correspondencias, a las falsedades de su [propia] doctrina; por lo cual puede falsificar todavía más la Palabra. Es por esto que el verdadero sentido espiritual de la Palabra, viene exclusivamente del Señor.
Ésta es la razón, de por qué no es lícito para nadie en el mundo natural, ni en el mundo espiritual, investigar el sentido espiritual de la Palabra a partir del sentido de su letra, a menos que él esté absolutamente en la doctrina de la Divina Verdad y en la iluminación por el Señor. Por lo cual, a partir de la doctrina de la Divina Verdad, confirmada por el sentido de la letra de la Palabra, puede verse el sentido espiritual, pero nunca puede verse primero la doctrina a partir de dicho sentido espiritual.
Piensa falsamente quién se dice a sí mismo: “Yo sé muchas correspondencias, Ahora puedo saber la doctrina de la Divina Verdad. El sentido espiritual me la enseñará.”
Esto no puede ocurrir. Más bien, como se ha dicho, que se diga a sí mismo: “Conozco la doctrina de la Divina Verdad; ahora yo puedo ver el sentido espiritual, con tan solo que sepa las correspondencias.”
Pero aun así, sin embargo, él debe estar en la iluminación por el Señor, porque el sentido espiritual es la Divina Verdad misma, en su [propia] luz, y se significa por la “gloria”, y el sentido literal por la “nube”, en los pasajes de la Palabra sobre estos asuntos.
[2] Que hay un sentido espiritual en la Palabra, será confirmado por diez pasajes en la Palabra Profética, igualmente en los Evangelistas, y también en el Apocalipsis, los cuales pasajes serán aducidos, y será demostrado que ellos no tendrían ningún significado sin el sentido espiritual.