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Zacarías 10

Studie

   

1 Pedid al SEÑOR lluvia en la sazón de la lluvia tardía. El SEÑOR hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba en el campo a cada uno.

2 Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan; por lo cual se fueron ellos como ovejas, fueron humillados porque no tuvieron pastor.

3 Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y yo visitaré los machos cabríos; mas el SEÑOR de los ejércitos visitará su rebaño, la Casa de Judá, y los tornará como su caballo de honor en la guerra.

4 De él saldrá el ángulo, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todo angustiador.

5 Y serán como valientes, que en la batalla pisan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque el SEÑOR será con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.

6 Porque yo fortificaré la Casa de Judá, y guardaré la Casa de José; y los haré volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy el SEÑOR su Dios, que los oiré.

7 Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como de vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en el SEÑOR.

8 Yo les silbaré y los juntaré, porque yo los he redimido; y serán multiplicados como fueron multiplicados.

9 Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se hará mención de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán.

10 Porque yo los tornaré de la tierra de Egipto, y de Asiria los congregaré; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará.

11 Y la tribulación pasará por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las honduras del río; y la soberbia del Assur será derribada, y el cetro de Egipto se perderá.

12 Y yo los fortificaré en el SEÑOR, y en su nombre caminarán, dice el SEÑOR.

   

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Doctrina de las Sagradas Escrituras # 51

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51. I) - SIN LA DOCTRINA, LA PALABRA NO ES ENTENDIDA. Esto es porque la Palabra, en su sentido de la letra, consiste en puras correspondencias, con el fin de que las cosas espirituales y celestiales puedan estar simultáneamente en ella, y que cada uno de los vocablos pueda ser su continente y base. Por esta razón en algunos lugares, en el sentido de la letra, las verdades no están desnudas sino vestidas, y se denominan apariencias de verdad. Hay muchas verdades acomodadas a la capacidad de los hombres sencillos cuyos pensamientos no se elevan a lo que ven delante de sus ojos. Hay, también, algunas cosas que aparecen como contradicciones, cuando no hay tales contradicciones en la Palabra, vistas en su propia luz. En algunos fragmentos de los Profetas hay también nombres de lugares y personas de los cuales no puede recogerse ningún significado (en la letra), como en los pasajes citados anteriormente en el n. 15. Y como tal es la naturaleza de la Palabra en el sentido de la letra, puede ser evidente que sin la doctrina no puede entenderse.

[2] Algunos ejemplos pueden ilustrar lo anterior. Se dice que:

“Jehovah se arrepintió”. (Éxodo 32:12,14; Jonás 3:9, 4:2).

También se dice:

“Jehovah no se arrepiente”. (Números 23:19; 1 Samuel 15:29).

Estos pasajes no pueden conciliarse sin la doctrina. Se dice que Jehovah “visita la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación”. (Números 14:18; y se dice que “los padres no morirá por sus hijos, ni los hijos por sus padres, cada uno morirá por su propio pecado”. (Deuteronomio 24:16).

Estos pasajes no son discordantes; interpretados por la doctrina concuerdan entre sí.

[3] Jesús dice:

“Pedís, y se os dará; buscad, y hallareis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y el que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7,8; 21:21,22).

Sin la doctrina podría creerse que cada quien recibirá lo que pida; pero según la doctrina hay que saber que todo lo que un hombre pida, no por sí mismo, sino por el Señor, le será dado.

[4] Asimismo lo dice también el Señor:

“Si permanecéis en Mí, y Mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queréis y os será dado”. (Juan 15:7).

El Señor dice:

“Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”. (Lucas 6:20).

Sin la doctrina podría suponerse que el cielo es para los pobres, y no para los ricos; pero la doctrina enseña que se significa a los pobres de espíritu, porque el Señor dice:

“Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos”. (Mateo 5:3).

[5] El Señor dice:

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados”. (Mateo 7:1,2; Lucas 6:37).

Sin la doctrina esto podría citarse para demostrar que no debe llamarse mal al mal, así como no bebe llamarse a un hombre impío; considerando que según la doctrina es permitido juzgar en justicia, porque el Señor dice:

“Juzgad con juicio justo”. (Juan 7:24).

[6] Jesús dice:

“Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Rabí y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni dejéis que os llamen preceptores; porque uno es vuestro preceptor, Cristo” (Mateo 23:8,9,10).

Sin la doctrina podría aparecer que era ilícito llamar a alguien rabí, padre, o doctor; pero por la doctrina se sabe que esto es lícito en el sentido natural, pero no en el espiritual.

[7] Jesús dijo a los discípulos:

“Cuando el Hijo de Hombre se siente en el trono de Su gloria, os sentareis también sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”. (Mateo 19:28).

Por estas palabras podría concluirse que los discípulos se sentarán también en el juicio, considerando que ellos no pueden juzgar a nadie. La doctrina, sin embargo, explicará este arcano, enseñando que el Señor solo, quién es omnisciente y conoce todos los corazones, se asentará en juicio y es apto para juzgar; y que por Sus doce discípulos se entiende a la Iglesia cuanto a todas las verdades y bienes que reciben del Señor por medio de la Palabra; por consiguiente la doctrina concluye que aquellas verdades y bienes juzgarán a cada uno, según las palabras del Señor en Juan 3:17, 18; 12:47-48.

[8] El que lee la Palabra, sin la doctrina, no conoce cómo esas cosas concuerdan con las que hablaron los Profetas acerca de la nación judía y acerca de Jerusalén. Se dice que la Iglesia permanecía con aquella nación, y se asentaría en aquella ciudad, para siempre; como en los pasajes siguientes:

“Jehovah de los ejércitos visitará Su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como Su caballo de honor en la guerra. De Él saldrá la piedra angular, de Él la clavija, de Él el arco de guerra, de Él también todo apremiador”. (Zacarías 10:3,4,6,7).

“Y moraré en medio de ti, ha dicho Jehovah. Y Jehovah poseerá a Judá... y escogerá aún a Jerusalén”. (Zacarías 2:10,12).

“Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche... Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación a generación”. (Joel 3:18,20).

“He aquí, vienen días... en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con simiente de hombre. En que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá… Y éste será el convenio... pondré Mi ley dentro de ellos y sobre sus corazones la escribiré; y Yo seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo”. (Jeremías 31:27,31,33).

“En aquellos día acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros”. (Zacarías 8:23). Así también en otra parte, como en Isaías 44:24,26; 49:22,23; 65:9; 66:20,22; Jeremías 3:18; 23:1,5; 50:19,20; Nahúm 1:15; Malaquías 3:4.

Los pasajes anteriores tratan de la Venida del Señor, y de lo que entonces acontecerá.

[9] Pero lo contrario se declara en muchos otros lugares de los cuales sólo se citarán los siguientes:

“Esconderé de ellos Mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos en los cuales no hay fidelidad… Amontonaré calamidades sobre ellos, …borraré la memoria de ellos de entre los hombres... Porque son una nación privada de consejos, y no hay en ellos inteligencia... Porque la vid de ellos es la vid de Sodoma y de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas, sus racimos amargos. Su vino es el veneno de dragón, y ponzoña mortal de cobra. ¿No tengo Yo esto guardado conmigo, sellado en Mis tesoros? Mía es la venganza y la retribución… (Deuteronomio 32:20-35).

Estas cosas se dicen con respecto a aquella nación; y otras similares en otras partes como en Isaías 3:1,2,8; 5:3,6; Deuteronomio 9:5,6; Mateo 12:39; 23:27,28; Juan 8:44; y en todos los libros de Jeremías y Ezequiel.

Sin embargo estos pasajes, que parecen contradictorios, según la doctrina están de acuerdo, porque en ella se enseña que por Israel y por Judá en la Palabra no se significan Israel y Judá sino la Iglesia en uno y otro sentido; en un sentido que será devasta, y en otro, que será restablecida por el Señor. Hay otros pasajes similares en la Palabra, por los cuales aparece claramente, que sin la doctrina la Palabra no puede ser entendida.

  
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