Bible

 

Jueces 17

Studie

   

1 Hubo un varón del monte de Efraín, que se llamaba Micaía.

2 El cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, por lo que tú maldecías oyéndolo yo, he aquí que yo tengo este dinero; yo lo había tomado. Entonces la madre dijo: Bendito seas del SEÑOR, hijo mío.

3 Y luego que él hubo vuelto a su madre los mil cien siclos de plata, su madre dijo: Yo he dedicado este dinero al SEÑOR de mi mano para ti, hijo mío, para que hagas una imagen de talla o de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo.

4 Mas volviendo él a su madre el dinero, tomó su madre doscientos siclos de plata, y los dio al fundidor; y él le hizo de ellos una imagen de talla y de fundición, la cual fue puesta en casa de Micaía.

5 Y tuvo este hombre Micaía burdel de idolatría, y se hizo hacer efod y terafin (los vasos, vestidos e instrumentos pertenecientes al culto idolátrico ), y consagró uno de sus hijos; y le fue por sacerdote.

6 En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía.

7 Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita; y peregrinaba allí.

8 Este varón se había partido de la ciudad de Belén de Judá, para ir a vivir donde hallase; y llegando al monte de Efraín, vino a casa de Micaía, para de allí hacer su camino.

9 Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde hallare.

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y el ordinario de vestidos, y tu comida. Y el levita se quedó.

11 Acordó, pues, el levita en morar con aquel hombre, y él lo tenía como a uno de sus hijos.

12 Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y estaba en casa de Micaía.

13 Y Micaía dijo: Ahora sé que el SEÑOR me hará bien, pues que el levita es hecho mi sacerdote.

   

Komentář

 

Ten

  

In most places in the Word, "ten" represents "all," or in some cases "many" or "much." The Ten Commandments represent all the guidance we get from the Lord in life; the ten horns on the beast of Revelation represent all power of falsity; the ten virgins with lamps in Matthew 25 represent all people of the church.

Yet in other places, ten, or especially a "tenth," signifies representing remnants, or tiny scraps of goodness preserved for the future. These can be the remnants of a church -- a few good people that can be built up into a new church. Or they can be tiny subconscious memories of love and joy which the Lord stores in each of us in early childhood, feelings He can use later to draw us toward a life of goodness and affection.

These two meanings seem nearly opposite, but they're actually not. Love is whole and indivisible, so that the tiniest feeling buried inside someone contains all the elements of the love it can become. In a similar way, a remnant of a church that has preserved that church's knowledge has everything it needs to grow into a new church. In a sense, then, those remnants are indeed "all," they're just a version of "all" that is still in a state of potential.