Bible

 

Jeremías 33

Studie

   

1 Y vino palabra del SEÑOR a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la guarda, diciendo:

2 Así dijo el SEÑOR que la hace, el SEÑOR que la forma para afirmarla; el SEÑOR es su nombre:

3 Clama a mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no sabes.

4 Porque así dijo el SEÑOR, Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas con arietes y con hachas

5 (porque vinieron para pelear con los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales yo herí con mi furor y con mi ira; y porque escondí mi rostro de esta ciudad, a causa de toda su malicia):

6 He aquí que yo le hago subir sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de Paz y de Verdad.

7 Y haré volver la cautividad de Judá, y la cautividad de Israel, y los edificaré como al principio.

8 Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron.

9 Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todos los gentiles de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré.

10 Así dijo el SEÑOR: En este lugar, del cual decís que está desierto sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están asoladas sin hombre y sin morador y sin animal, ha de oírse aún,

11 voz de gozo y voz de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad al SEÑOR de los ejércitos, porque el SEÑOR es bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan sacrificio de alabanza a la Casa del SEÑOR. Porque tornaré a traer la cautividad de la tierra como al principio, dijo el SEÑOR.

12 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre y sin animal, y en todas sus ciudades, aún habrá cabañas de pastores que hagan tener majada a ganados.

13 En las ciudades de las montañas, en las ciudades de los campos, y en las ciudades que están al Mediodía, y en tierra de Benjamín, y alrededor de Jerusalén y en las ciudades de Judá, aún pasarán ganados por las manos de quien los cuenta, dijo el SEÑOR.

14 He aquí vienen días, dijo el SEÑOR, en que yo confirmaré la Palabra buena que he hablado a la Casa de Israel y a la Casa de Judá.

15 En aquellos días y en aquel tiempo haré producir a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra.

16 En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará seguramente, y se le llamará: EL SEÑOR, justicia nuestra.

17 Porque así dijo el SEÑOR: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la Casa de Israel;

18 y de los sacerdotes y levitas no faltará varón de mi presencia que ofrezca holocausto, y encienda presente, y que haga sacrificio todos los días.

19 Y vino palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo:

20 Así dijo el SEÑOR: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de manera que no haya día ni noche a su tiempo,

21 se podrá también invalidar mi Pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y con los levitas y sacerdotes, mis ministros.

22 Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la simiente de David mi siervo, y los levitas que a mí ministran.

23 Y vino Palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo:

24 ¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: Dos familias que el SEÑOR escogiera ha desechado? Y han tenido en poco mi pueblo, hasta no tenerlos más por nación.

25 Así dijo el SEÑOR: Si no permaneciere mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y de la tierra,

26 también desecharé la simiente de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su simiente quien sea Señor sobre la simiente de Abraham, de Isaac, y de Jacob. Porque haré volver su cautividad, y tendré de ellos misericordia.

   

Komentář

 

Jehová, Nuestro Dios es Uno - Lecciónes y Sermón

Napsal(a) Bradley D. Heinrichs

“Jehová, Nuestro Dios es Uno” - Lecciónes y Sermón

Por el Reverendo Bradley D. Heinrichs

Lecciónes:

Juan 1:1-14.

Mateo 1:18-25.

La Verdadera Religión Cristiana 2-3:

[1] La fe del Nuevo Cielo y de la Nueva Iglesia en su forma universal es la siguiente: “El Señor desde la eternidad, que es Jehová, vino al mundo para subyugar a los infiernos y glorificar Su Humanidad. Ningún mortal hubiese podido ser salvo si esto no se hubiese verificado, y serán salvos los que creen en El”.

[2] Decimos en su forma universal, puesto que es lo universal de la fe, y lo universal de la fe debe estar en el conjunto de todas las cosas y en cada uno de sus detalles. Es un principio universal de la fe, que Dios es Uno en Esencia y en Persona, en quien existe una Trinidad Divina, y que Él es el Señor Dios el Salvador Jesucristo. Lo universal de la fe es asimismo, que ningún mortal hubiese podido ser salvo, si el Señor no hubiese venido al mundo. Lo universal de la fe es además, que Él vino al mundo con el propósito de apartar al hombre del infierno, y lo apartó a través de luchas contra él y victorias sobre él. De esta manera lo subyugó y lo redujo al orden y obediencia bajo Sí Mismo. Es un principio universal de la fe también que el Señor vino para glorificar a Su Humanidad, adoptada en el mundo, es decir, la unió con Su Naturaleza Divina, de la que proceden todas las cosas.

Así es que ahora mantiene a los infiernos bajo Su orden y obediencia. Esto no podía verificarse sino por medio de tentaciones que Él admitió en Su Humanidad, por lo cual se sometió a todas ellas hasta la última, que fue la pasión y la muerte en la cruz. Estos constituyen los principios universales de la fe con respecto al Señor.

[3] Lo universal de la fe con respecto al hombre es que él debe creer en el Señor; porque a través de ello se establece la comunión con Él, y a través de la comunión viene la salvación. Creer en el Señor es tener la confianza de que Él salva, y como solamente los que viven en la rectitud puede tener esta confianza, esto también quiere decir creer en Él. (Verdadera Religión Cristiana 2)

[1] La fe del nuevo Cielo y de la nueva Iglesia en su forma particular es la siguiente: “Jehová Dios es el Amor mismo y la Sabiduría misma o sea el Bien mismo y Verdad misma. Él Mismo en su cualidad de Divina Verdad, que es el Verbo, que era Dios con Dios, descendió y adoptó la Naturaleza Humana a fin de reducir al orden todo en el Cielo, todo en el infierno y todo en la Iglesia”. Porque el poder del infierno prevalecía entonces sobre el poder del cielo y en la tierra el poder del mal prevalecía sobre el poder del bien, por lo cual una condenación total amenazaba a todos. Jehová Dios removió esta condenación amenazadora mediante Su Naturaleza Humana, que era la Verdad Divina, redimiendo así a ángeles y a hombres. Después unió en Su Naturaleza Humana la Verdad Divina, al Divino Bien o sea la Sabiduría Divina al Amor Divino, volviendo así a Su Naturaleza Divina en la cual estaba desde la eternidad, ahora junto con Su Naturaleza Humana…. Lo anterior esclarece que ningún hombre hubiese podido ser salvo, sin la venida del Señor al mundo, y el caso es idéntico ahora; porque si el Señor no viene al mundo, por segunda vez, en la Verdad Divina, que es la Palabra, ningún hombre puede salvarse.

[2] Lo particular de la fe por parte del hombre es:

1) Que Dios es Uno, en Quien reside la Divina Trinidad, y que el Señor Dios el Salvador es Jesucristo, este es Dios.

2) Que la fe salvadora es creer en El.

3) Que no se debe obrar mal, puesto que es del diablo y procede del diablo.

4) Que se debe obrar el bien; puesto que es de Dios y procede de Dios.

5) Y que el hombre debe hacer las cosas buenas como si las hiciese por su propia virtud, debiendo sin embargo creer, que son del Señor en el hombre y por conducto del hombre. (Verdadera Religión Cristiana 3)

“JEHOVÁ, NUESTRO DIOS ES UNO” – Sermón

Como nos acercamos a los días de Navidad y la celebración del nacimiento del Señor en la tierra, es de utilidad reflexionar acerca de cómo es que vemos a Dios y quién fue el que realmente vino a salvarnos de la destrucción. Podría decirse que este es, y ha sido el tema de mayor discrepancia entre los cristianos por los últimos 2000 años. Muchas de las batallas teológicas que se han producido han sido a causa de cuál es la relación que existe entre Jehová Dios y Jesús Cristo.

Existen muchas formas de tratar y responder esta pregunta: podemos ver lo que El Señor se llama a Sí mismo, lo que testifica acerca de Sí mismo, y lo que profetiza referente a Sí mismo. Comencemos con algunas profecías sobre Su nombre.

“He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra”. (Jeremías 33:14-16). Estas palabras afirman claramente quién era el que iba a venir a salvar la tierra, y cómo sería llamado- Jehová Justicia nuestra.

A continuación está esta famosa profecía de Isaías: “…He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (Isaías 7:14). Estas palabras señalan también el hecho de que sería Dios mismo quien vendría a la tierra y moraría entre nosotros, ya que la traducción de Emanuel es “Dios con nosotros.”

Luego las palabras iniciales del Evangelio de Juan son: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios…. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. (Juan 1:1, 14). Aquí es fácil seguir la lógica y llegar a la conclusión de que el Verbo estaba en el principio, y el Verbo era Dios, y por lo tanto era Dios mismo quien estaba desde el principio, quien se hizo carne y habitó entre nosotros.

Finalmente, en el Evangelio de Mateo, un ángel le dice a José: “No temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”. (Mateo 1:20-21). A primera vista, esto puede no parecer como obvio que esto quería decir que era el Señor Dios en persona quien vendría a salvar a Su pueblo. Sin embargo, si usted sabe lo que el nombre Jesús quiere decir, entonces está más claro.

Jesús, o Iesous en griego, se deriva de Yehowshuwa en hebreo, que es una conjunción de las dos palabras en hebreo, Yehowah y Yasha, lo cual quiere decir, “Jehová salva.” Entonces, cuando el ángel le dijo a José que le pusiera por nombre “Jesús” al niño concebido por el Espíritu Santo, estaba, en esencia, diciéndole a José que el niño se iba a llamar “Jehová salva.”

Todas estas enseñanzas proveen pistas obvias de que fue de hecho Jehová Dios en persona quien prometió venir a la tierra a salvarnos. Ahora algunas personas podrían discutir y alegar que es un pequeño asunto teológico, si fue Jehová Dios en persona quien vino a la tierra o si Él realmente mandó a un Hijo por separado. ¿Es verdaderamente importante entender la relación existente entre Jesús Cristo y Jehová?

La razón por la cual este análisis es importante es porque forma parte de la esencia misma de la religión Cristiana y por qué celebramos la Navidad. Después de todo, el nombre Cristo es el fundamento de las palabras Cristiano y Navidad. Por tanto, es de fundamental importancia entender quién fue, y es, Cristo. Cuando el Señor estuvo en la tierra, les preguntó a sus discípulos: “¿Quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Mateo 16:15-16). Pedro respondió correctamente al decir que Él era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, pero ¿realmente entendía quién era Cristo?

Es probable que Pedro, en aquél momento, reconociera a Jesús como el Rey y cristo prometido durante tanto tiempo, porque el Señor le respondió: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás…, y Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia”. (Mateo 16:17-18). La roca sobre la cual el Señor edificaría su iglesia era “la confesión del Señor, de que Él es el Hijo del Dios viviente, quien tiene el poder sobre el cielo y la tierra” (Arcana Celestial 768).

Sin embargo, es justo preguntar si Pedro verdaderamente reconoció a Jesús como Dios mismo, o sólo como el Hijo de Dios separado del Padre. Porque sólo unos versículos más adelante Pedro duda de la palabra de Jesús y cuestiona Sus planes, mostrando una falta de fe en la Divinidad de Jesús, y como resultado fue reprendido por Jesús con estas palabras: “¡Quítate de delante de mí, Satanás; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios”.(Mateo 16:23).

Desafortunadamente, el reconocimiento de que Jesús Cristo era Dios, y así Divino, y por tanto tenía todo el poder sobre el cielo y la tierra, la roca misma sobre la cual la Iglesia Cristiana iba a ser construida , comenzó a desmoronarse. Se nos dice que “la Iglesia Cristiana desde su temprana edad comenzó a ser infestada y a partirse por la mitad por escisiones (divisiones) y herejías; y con el paso del tiempo fue rasgada y destrozada” (Religión Cristiana Verdadera 378:1).

“Las causas de tantas escisiones y disensiones en la Iglesia son en esencia, tres. La primera, la Divina Trinidad no ha sido comprendida. La segunda, no ha habido un conocimiento exacto del Señor. La tercera, la pasión de la cruz ha sido considerada como la Redención misma. Estos tres problemas son los fundamentales de esa fe, desde la cual la Iglesia existe y toma su nombre; y mientras sean malinterpretadas, todas las cosas de la Iglesia deben ser desviadas de su curso correcto, y finalmente de vuelta atrás” (Religión Cristiana Verdadera 378:3).

Una de las principales razones por las que la Iglesia se desvió de rumbo y malinterpretó al Señor, fue que aceptaron las apariencias de la verdad en el viejo y en el Nuevo testamento, en lugar de confiar en las verdades claras y evidentes que el Señor reveló una y otra vez.

La apariencia fue que el Hijo era una persona separada del Padre. Estos fueron los momentos cuando el Señor estuvo siendo tentado y oró al Padre como si Él fuera una persona aparte de Sí mismo. Pero después de que Él venció la tentación, siempre afirmaba que Él y el Padre eran uno y el mismo. Él les dijo claramente a Su discípulo Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿Cómo, pues, dices tú: muéstranos el Padre? Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí.” (Juan 14:9-11). “Yo y el Padre uno somos”. (Juan 10:30). Esta parece ser una afirmación concluyente acerca de la relación entre Jesús Cristo el Hijo y Jehová Dios el Padre- ¡ellos eran uno!

No obstante, hay volúmenes de profecías que también identifican claramente a Jehová como el Creador y el Redentor, quien vendría al mundo a salvar a Su pueblo. “YO SOY EL QUE SOY.” (Éxodo 3:14). “Porque así dijo Jehová, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; … Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, …porque yo soy Dios, y no hay más. (Isaías 45:18-22). “Óyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero.” (Isaías 48:12). Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria,…”(Isaías 42:8). “…y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo,…”(Isaías 49:26). “Así dice Jehová Rey de Israel, Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.(Isaías 44:6). “Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquél día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti;…”(Sacarías 2:10-11). Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá;…”(Isaías 40:3-5).

Todas estas enseñanzas afirman claramente que Jehová es el único Dios que es Creador, Redentor, y Salvador, y quien se convertiría en carne y moraría entre nosotros. Estas son las cosas que Jehová testificó referente a Sí mismo en las Sagradas Escrituras.

Ahora, comparemos lo que Jesús declaró concerniente a Sí mismo mientras estuvo en el mundo y qué afirmaciones Él hizo en el Nuevo Testamento. “Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, …Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro maestro, el Cristo.”(Mateo 23:8-10). “Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy.”(Juan 13:13). “Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo: antes que Abraham fuese, yo SOY.” (Juan 8:58). “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” (Apocalipsis 22.13). “…dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” (Apocalipsis 1:8). “y vino Jesús y les habló diciendo, ‘todo el poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra’” (Mateo 28:18). Notemos que Jesús dio similares y a veces idénticos testimonios de Jehová. Él fue el YO SOY, el Primero y el Postrero, su Maestro y Señor, el Todopoderoso con todo el poder en el cielo y en la tierra.

Entonces, ¿cómo puede todo esto ser verdad? ¿Cómo pueden ambos, Jehová y Jesús ser el Primero y el Postrero, con todo el poder, ¿Quién no le daría Su gloria a otro? ¡Usted tendría que llegar a la conclusión de que ellos eran la misma persona! ¿Esta conclusión no nos permitiría también darle sentido al primero de los Diez Mandamientos: “Yo soy Jehová tu Dios…No tendrás dioses ajenos delante de mí.” (Éxodo 20:2-3).

Del mismo modo el gran mandamiento de Moisés: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:4-5). Y estas palabras de Jesús: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.” (Mateo 6:24). “Yo y el Padre uno somos”. (Juan 10:30).

Entonces, ¿Por qué la Iglesia Cristiana no pudo ver que Jesús Cristo era de hecho, Jehová Dios en forma Humana? Con toda esta evidencia de las Sagradas Escrituras, ¿Cómo pudieron separar al Padre y al Hijo en dos personas diferentes? En el centro de esto estaba la antigua Némesis de la serpiente promoviendo la idea de la fe por sí sola- que es suficiente conocer lo que Dios dice independientemente de hacerlo realmente. Fue esta parte en cada uno de nosotros, que busca el camino fácil hacia el cielo, aparte de reconocer nuestras maldades, arrepentirnos de ellas, dejar de hacerlas, y luego comenzar una nueva vida en concordancia con los mandamientos del Señor, lo que los distrajo o desvió de entender quién era realmente Dios y cómo obra Él.

Las Doctrinas Celestiales lo expresan de esta forma: “¿Cuántos hay hoy en día que viven de acuerdo a los preceptos del Decálogo, y de los otros preceptos del Señor, partiendo de un principio religioso? ¿Y cuántos hay en el presente que quieran enfrentar sus propias maldades y actuar con verdadero arrepentimiento, y así adorar lo que es de la vida? ¿O quién, entre aquellos que practican la piedad, actúan con arrepentimiento más allá de las palabras de sus bocas, confesándose a sí mismos como pecadores, orando con la doctrina de la Iglesia que Dios el Padre, quien por compasión contando con el Hijo que sufrió en la cruz por sus pecados, quitó la condenación y expió sus pecados con Su sangre, perdonaría con clemencia sus transgresiones para que pudieran pararse sin mancha delante de su trono de justicia?” (BE 52).

Aquí vemos que al separar al padre del Hijo, ellos pudieron idear la teoría o doctrina de la expiación indirecta. Esta teoría, en resumen planteaba que Dios el Padre estaba molesto con la raza humana y estableció destruirla, hasta que Jesús el Hijo intercedió y se ofreció a convertirse en un sacrificio de sangre y de ese modo expiar todos los pecados de la raza humana. Y así todo lo que uno necesita es creer que Jesús Cristo ya pagó la deuda por nuestros pecados y usted será salvo.

Ahora algunas personas hoy me han dicho que quizás en una época la doctrina de la Iglesia Cristiana enseñó esto, pero que hoy ya no lo enseñan. No obstante, aquí hay una parte de lo que actualmente se ha acordado sobre la declaración de fe para la Comunión Evangélica de Canadá, la cual es una organización compuesta por varias denominaciones y congregaciones. Plantea: “Hay un solo Dios, de existencia eterna en tres personas; Padre, Hijo, y Espíritu Santo… Afirmamos Su…muerte indirecta y expiatoria… La Salvación de la humanidad perdida y pecadora es posible solamente por medio de los méritos de la sangre derramada del Señor Jesús Cristo, recibida por fe aparte de las obras.”

Afortunadamente, no todos los predicadores Cristianos enseñan esta doctrina oficial en sus iglesias y no todos los cristianos participan en esta idea. Sin embargo, muchos todavía creen en esto, y es fácil ver cómo esta doctrina de una trinidad de dioses puede provocar confusión en la visión de uno acerca del Señor. Usted tiene un Padre tan disgustado con la raza humana que la única forma en que puede reconciliarse con ella y perdonarla es por medio de Su Hijo dispuesto a pagar la deuda de sangre. Esta no es la visión de un Dios único infinito quien es divinamente amoroso, completamente omnisciente, omnipotente y omnipresente.

Por lo tanto, el Señor vino nuevamente como el Espíritu de Verdad en las Doctrinas Celestiales de la Nueva Jerusalén para establecer el acuerdo de una vez y por todas- de que Jesús Cristo fue realmente Jehová Dios en forma humana. Note que al principio de la obra La Verdadera Religión Cristiana, el Señor revela lo que va a ser la fe de la Nueva Iglesia: “la fe… de la Nueva Iglesia en su forma universal es como sigue: el Señor desde la eternidad, quien es Jehová, vino al mundo para subyugar los infiernos y para glorificar Su Humanidad; y sin esto, ningún mortal hubiera podido ser salvo; y son salvos aquellos que creen en Él… Dios es uno en esencia y en persona, en quien hay una divina trinidad, y que Él es el Señor Dios el Salvador Jesús Cristo” (Verdadera Religión Cristiana 2).

Entonces, exactamente al principio de esta obra definitiva sobre el Cristianismo, el Señor deja claro que sí, Jesús Cristo nuestro Señor y Salvador era Jehová Dios en forma humana. Otra vez, ¿Por qué es este punto tan vital para el Cristianismo? Porque elimina todo pensamiento de dioses múltiples y nos da una forma realista de tener una imagen de sólo un Dios en nuestras mentes. Cuando vemos a Dios como uno, también nos da una forma funcional de entender Su infinito amor y compasión hacia la raza humana. Podemos ver a Dios como Divinamente Humano!

Él no fue un Dios enojado dispuesto a sacrificar a Su propio hijo para saciar Su apetito de castigo, sino más bien un Dios de infinito Amor Divino quien asumió la responsabilidad de venir al mundo en forma humana, para permitirle a los infiernos que lo atacaran y de esa forma le dieran la oportunidad de conquistarlos y restaurar nuestra libertad de elegir en problemas espirituales.

Debido a esta victoria sobre los infiernos, todos nosotros por igual tenemos ahora la oportunidad de ser salvos.

Esto es algo maravilloso acerca de lo que pensar, así como reflexionar sobre el advenimiento del Señor esta Navidad. Él vino a restaurar nuestra libertad de elegir y nos dio toda la oportunidad de ser salvos, pero todos necesitamos hacer nuestra parte en nuestra propia salvación. El Señor no nos puede salvar a menos que estemos dispuestos a participar y cooperar con Él. Y entonces el próximo número en la Verdadera Religión Cristiana expone para nosotros los deberes particulares que nos corresponden si vamos a hacer de la Redención y Salvación nuestra por el Señor, una realidad en nosotros: “(1) Dios es uno, en quien hay una Divina trinidad, y el Señor Dios el Salvador Jesús Cristo es ese Dios.(2)La fe salvadora es creer en Él. (3) No se debe hacer mal, porque el mal es del diablo y viene del diablo.(4) Se debe hacer el bien, porque el bien es de Dios y viene de Dios” (Verdadera Religión Cristiana 3).

Notemos que los dos primeros tienen que ver con nuestra fe y los dos segundos tratan acerca de nuestra caridad. No hay expiación indirecta aquí- nosotros debemos aprender a tener una visión correcta de Dios, descubrir cuál es Su voluntad, y entonces hacerla, y tener confianza de que si nosotros hacemos esas cosas lo mejor que podemos Él nos va a salvar.

¿Entonces cómo descubrimos al Señor y lo que Él quiere que hagamos? El Señor vino al mundo en forma de Verbo hecho carne, nos enseño acerca de Sí mismo, nos enseñó a discernir el bien del mal, lo bueno de lo malo, y la falsedad de la verdad. Él nos mostró con su ejemplo vivo la forma en que debíamos conducirnos.

Entonces después de que se levantó de la tumba en Su forma humana glorificada, dejó Su Palabra como documento escrito y testamento de Su Divina Voluntad, por tanto si nosotros creemos que Él fue de hecho el Salvador prometido durante largo tiempo, que vino a la tierra y nos liberó, y se esforzó para hacer como Su Palabra nos manda que hagamos, seremos salvos.

Este mensaje está en el corazón de la historia de la Navidad y define lo que es ser verdaderamente cristiano. Y todo comienza con una comprensión correcta de quien fue Cristo- concretamente Jehová Dios en la forma humana de nuestro Señor y Salvador Jesús Cristo. Entonces, regocijémonos esta Navidad en la Redención que el Señor nos ha ocasionado a través de Su misericordiosa venida al mundo y no olvidemos nunca el poderoso mensaje que contiene el primer y gran mandamiento:

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes…Guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová vuestro Dios…Y haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien.” (Deuteronomio 6:4-18).

Amén.