Juan 1:14

Studie

       

14 Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros, (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre,) lleno de gracia y de verdad.


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Napsal(a) Brian David (strojově přeloženo do Español)

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Este es un momento clave en esta historia. El comienzo de Juan 1 explica que el Señor es el amor perfecto e infinito que se expresó como verdad divina. La dualidad del amor y la expresión formaban un modelo para la humanidad, lo que significaba que la dualidad del Señor lo convertía en el humano divino por excelencia. Esto demostró que la verdad divina era el poder de la creación, y que el Señor compartió esa verdad con la humanidad desde el principio, para que la gente pudiera recibir su amor y devolverlo. Pero la gente seguía alejándose, y el Señor tenía que seguir expresando su amor en formas cada vez más externas para mantener la conexión.

Al mencionar a Juan el Bautista, el capítulo mostraba que los judíos de la época todavía tenían la verdad -la Palabra del Señor- contenida dentro de las toscas imágenes del Antiguo Testamento. Pero estaban tan impregnados de amores malvados y pensamientos falsos que la conexión con la Palabra -con el amor dentro del Antiguo Testamento- estaba a punto de ser cortada para siempre.

Así, el Verbo se hizo carne. El Señor pasó la plena expresión de su amor y su plena humanidad a la carne física como Jesús. De esta manera, Él pudo volver a mostrar la vida dentro de las Escrituras existentes y pudo hacer que Su propia vida y Sus propias palabras fueran parte de una expresión ampliada de la verdad para una nueva era de la humanidad. La gente ya no podía ver y sentir el amor del Señor a través del Antiguo Testamento, pero podía verlo y sentirlo en el rostro, las manos y las palabras de Jesús.

La "gloria" expresa aquí el brillo cegador de esa verdad. El "Padre" representa el propio amor del Señor, y ser "engendrado" significa que el amor se expresó en forma de verdad. Estar lleno de "verdad" tiene un significado bastante obvio, pero "gracia" significa un afecto, un amor por lo que es verdadero.

El Señor tenía que venir. Tuvo que dejar que su humanidad fluyera hacia la carne, hacia la más externa de las formas, porque esa era la única manera en que íbamos a verlo y abrazarlo.