Juan 1:9

Study

       

9 Aquella Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.


Commentary on this verse  

By Brian David (machine translated into Español)

Cattura di Cristo, o/t, 115.3 x 142.2 cm Fitzwilliam Museum Cambridge UK

Cuando oímos la palabra "verdad", tendemos a pensar en afirmaciones más bien frías, secas y académicas. Sin embargo, ese tipo de verdad es una forma llevada a los niveles más específicos y externos; en el fondo, la verdad es simplemente una expresión de amor, y cuanto más cerca está de ese amor, más dinámica, cálida y creativa es.

Piense, por ejemplo, en una hermosa foto enviada de una persona a otra a través de los ordenadores. La primera persona ve la imagen, se emociona con ella y quiere compartirla. El ordenador analiza esa imagen como millones de pequeños puntos de color que pueden expresarse matemáticamente, información que puede compartirse. El ordenador de la segunda persona recibe esa información, junta todos los puntos de colores y muestra la imagen para que la segunda persona también se emocione. A los ojos de las dos personas, esa imagen es una verdad relativamente interna, un contenedor bastante directo de sentimientos concretos. En el medio, dividida en pequeños trozos de información, esa imagen sigue siendo una verdad -sigue existiendo-, pero tiene una forma mucho más externa, más alejada del contenido emocional.

El último "contenido emocional" es, por supuesto, el amor del Señor, tan perfecto y poderoso que sólo podemos imaginarlo dando un paseo por el sol. Su expresión inmediata es "la luz" en este verso, lo que los Escritos llaman la verdad divina. Es como si tomáramos esa bonita imagen y la multiplicáramos a la centésima parte, hasta que es tan hermosa que nos hace caer de pie y nos obliga a taparnos los ojos. Es la expresión del rostro del Señor, si pudiéramos soportar verla; es como el sonido de su voz, si pudiéramos soportar oírla. Esa imagen es la verdad: es una forma de compartir los estados internos al nivel más extremo y exquisito.

Entonces, ¿cómo podemos aprovechar eso? ¿Cómo podemos llevar ese tipo de verdad a nuestras vidas? La respuesta es que tenemos que ser "el mundo", encontrando la luz en "todo hombre". El mundo representa la iglesia, que los Escritos definen como "donde se conoce al Señor y donde está la Palabra". Tenemos la Palabra, en la forma de la Biblia; conocer al Señor depende de cada uno de nosotros como individuo. El "hombre" representa aquí la verdad en un nivel más externo, expresiones del amor del Señor desglosadas en ideas que pueden aplicarse a nuestras vidas.

Lo que este versículo nos dice, entonces, es que si leemos la Biblia con el amor del Señor en mente, encontraremos ideas y pautas que nos llevarán a ser personas buenas y amorosas. Podemos conectar con la verdad divina y obtenerla en pequeños trozos que podamos utilizar.