De obras de Swedenborg

 

El Cielo y el Infierno #582

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Capítulo 61 (EL INFIERNO): La aparente situación y número de los infiernos

582. En el mundo espiritual, o sea en el mundo donde están los espíritus y los ángeles, existen objetos iguales a los que hay en el mundo natural, donde están los hombres, y hasta tal punto iguales, que con respecto a la forma exterior no hay diferencia. Allí se ven llanuras y montes; collados y rocas, y entre ellos valles, además también agua y varias otras cosas como en la tierra; sin embargo, son todas de origen espiritual, por cuya razón son visibles a los ángeles y espíritus, y no a los ojos de los hombres; siendo así que los hombres están en el mundo natural; y seres espirituales ven las cosas que son de origen espiritual, pero seres naturales las que son de origen natural. Por lo tanto el hombre — a no ser que le es dado estar en el espíritu — no puede en manera alguna ver las cosas que existen en el mundo espiritual hasta después de la muerte, cuando es un espíritu. Por contra, los ángeles y espíritus tampoco pueden ver cosa alguna en el mundo natural, a menos de hallarse en un hombre, a quien es dado hablar con ellos, porque los ojos, del hombre son adaptados al recibimiento de la luz del mundo (natural), y los ojos de los ángeles y espíritus son adaptados al recibimiento de la luz del mundo espiritual; sin embargo, los dos tienen ojos al parecer exactamente iguales. Que el mundo espiritual es así no lo puede comprender un hombre natural, y aun menos un hombre sensual, el cual no cree más que lo que ve con los ojos de su cuerpo, y toca con sus manos, por consiguiente lo que ha aprendido mediante la vista y el sentido, a raíz de lo cual piensa. Este tiene por lo tanto un pensamiento material y no espiritual. Puesto que la similitud entre el mundo espiritual y el mundo natural es tal, el hombre después de la muerte apenas sabe que ya no se encuentra en el mundo donde ha nacido y del cual ha salido, por cuya razón también llaman a la muerte un tránsito de un mundo a otro mundo igual. Que semejante igualdad existe entre ambos mundos puede verse más arriba, donde se trata de Representaciones y Apariencias en el Cielo (n.170-176).

  
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De obras de Swedenborg

 

El Cielo y el Infierno #170

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Capítulo 19 (EL CIELO): Las representaciones y las apariencias en el Cielo

170. El hombre que piensa tan sólo por el lumen natural no puede comprender que en el cielo hay cosa alguna que parezca a lo que hay en el mundo, y esto por la razón de que por ese lumen ha ideado y confirmado en sí que los ángeles son sencillamente mentes, y que mentes son una especie de seres etéreos y en su consecuencia que no tienen, como el hombre, sentidos, por consiguiente tampoco ojos; y no teniendo ojos, que no hayan para ellos objetos; siendo sin embargo así, que los ángeles tienen todos los sentidos que tiene el hombre, aún mucho más exquisitos; la luz por la cual ven es también mucho más luminosa que la luz por la que ve el hombre. Que los ángeles son hombres en perfecta forma, gozando de todo sentido, puede verse arriba (n. 73-77) y que la luz en el cielo es mucho más luminosa que la luz en el mundo (n. 126-132).

  
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