110. 10. TRES RECUERDOS
RECUERDO. (Extracto). Una vez hallándome en el mundo espiritual, vi un objeto en el aire que caía hacia la tierra, rodeado de un círculo luminoso. Era un meteoro, vulgarmente llamado un dragón. Observé el sitio donde cayó, pero desapareció en el crepúsculo de la mañana, como suelen desaparecer los fuegos fatuos. Cuando hubo amanecido, fui al lugar donde cayó, y he aquí, en el suelo había una mezcla de azufre, limaduras de hierro y barro; luego, de repente, aparecieron dos tiendas de lona, una sobre el punto mismo y la otra al lado hacia el mediodía; miré arriba y vi cierto espíritu, que cayó del cielo como un relámpago, siendo lanzado dentro de la tienda, que estaba sobre el lugar, en el cual cayó el meteoro, hallándome yo en la otra, al lado hacia el mediodía. En la puerta de esta tienda estaba yo y vi al espíritu en la puerta de la suya. Le pregunté entonces, por qué cayó de tal manera del cielo, y respondió que fue echado como espíritu del dragón por los ángeles de Micael, « porque » , dijo, « dije ciertas cosas acerca de mi fe en la cual me confirmé en el mundo, entre otras cosas esto, que Dios Padre y Dios Hijo son dos y no uno; porque ahora todos en el cielo creen que son uno como el alma y el cuerpo y toda palabra que contradiga esto, es para ellos como picadura en las narices y como un gusano que se introduce en sus oídos, procurando perforarlos y causándoles así molestia y dolor; por lo cual, cualquiera que contradiga su creencia es invitado a salir, y si se resiste es precipitado cabeza abajo » . Al oír esto le pregunté: « ¿por qué no creíste lo que ellos creen? » y me contestó: « Después de salir del mundo nadie puede creer otra cosa que aquello en lo cual se ha confirmado, lo cual así ha sido inscrito sobre él mismo; esto permanece fijo en él y no puede ser modificado, sobre todo aquello en que se ha confirmado con respecto a Dios, puesto que cada uno en el cielo ocupa su lugar con arreglo a la idea particular que tiene acerca de Dios » .
El espíritu fue luego enviado al pozo del abismo, mencionado en el Apocalipsis 9:2 y siguientes), donde los ángeles del dragón discuten los misterios de su fe. El día siguiente, mirando hacia el mismo lugar, vi en vez de las tiendas dos estatuas que parecían seres humanos, hechas del polvo de la tierra del lugar, que consistía de azufre, limaduras de hierro y barro, y una de las estatuas parecía tener en su mano izquierda un cetro y sobre su cabeza una corona; en su mano derecha un libro, y también llevaba un racional adornado con piedras preciosas, y por la espalda un manto que notaba hacia la otra estatua; pero estas cosas fueron inducidas sobre las estatuas por medio de la fantasía, luego se dejó oír una voz que procedía de cierto dragonista: « Esta estatua representa nuestra fe como una reina, y la otra, que está detrás de ella, representa el amor como doncella suya » . Esta última era de la misma composición, de polvo de la tierra, y colocada a la extremidad del manto que arrastraba la reina, y tenía en la mano un papel en el cual estaba escrito: « Ten cuidado de no acercarte y tocar al manto » ; pero entonces cayó una fuerte lluvia del cielo, penetrando en ambas estatuas, las cuales, siendo compuestas de una mezcla de azufre, hierro y barro, comenzaron a hervir, como suele hacer una mezcla de estos ingredientes cuando se echa agua encima, y así ardiendo por un fuego interior, fueron reducidas a dos montones de ceniza, cuyos montones luego presentaban el aspecto de dos sepulcros.