El Cielo y el Infierno #461

Por Emanuel Swedenborg

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Capítulo 48 (EL MUNDO DE LOS ESPÍRITUS): Después de la muerte el hombre posee todos los sentidos, toda la memoria, pensamiento y afección que tuvo en el mundo, no dejando nada tras de si, sino su cuerpo terrenal

461. Que, el hombre, cuando pasa del mundo terrenal al mundo espiritual, lo cual hace al morir, lleva consigo todo lo suyo, es decir, todo lo que pertenece a su ser humano, con excepción de su cuerpo terrenal, me ha sido probado por mucha experiencia. Porque el hombre, cuando pasa al mundo espiritual o a la vida después de la muerte, se halla en un cuerpo como en el mundo. Aparentemente no hay diferencia, puesto que no siente ni ve diferencia alguna, pero su cuerpo es espiritual, por consiguiente separado de las cosas terrestres o sea purificado, y cuando lo espiritual toca y ve lo espiritual, es exactamente como cuando lo natural toca y ve lo natural. Por eso el hombre cuando pasa a ser espíritu no sabe sino que se halla en su cuerpo en el cual estaba en el mundo y por consiguiente no sabe que ha fallecido. El hombre-espíritu goza también de todo sentido externo e interno del cual ha gozado en el mundo; ve como antes, oye y habla como antes; tiene también olfato y gusto, y. al ser tocado siente por el tacto, como antes; asimismo tiene deseos, anhela, ambiciona, piensa, quiere, reflexiona, se aficiona, ama, quiere, como antes, y el que se complacía en estudios lee y escribe como antes; en una palabra, cuando un hombre pasa de esta vida a la otra, o de este mundo al otro, es como si pasara de un lugar a otro lugar y lleva consigo todo cuanto como hombre posee en sí mismo, de modo que no se puede decir que el hombre después de la muerte, que es la del cuerpo terrenal, ha perdido algo de lo suyo. Lleva consigo asimismo, la memoria natural, porque todo cuanto en el mundo vio, oyó, leyó, aprendió, y pensó, desde la primera infancia hasta el fin de la vida, lo retiene; pero no pudiendo las cosas naturales que están en la memoria aparecer en el mundo espiritual, descansan, como hacen cuando el hombre no piensa en ellas; pero son reproducidas siempre y cuando al Señor place. De esta memoria y de su estado después de la muerte se dirá más en lo que sigue. Que el estado del hombre después de la muerte es tal, no lo puede creer el hombre sensual, puesto que no lo concibe, porque el hombre sensual-externo no puede pensar más que naturalmente, también acerca de las cosas espirituales, por lo cual dice que las cosas que no siente, es decir, ve con los ojos de su cuerpo y toca con las manos del mismo, no existen, como se lee de Tomás (Juan 20:25, 27, 29). Cuál y cómo es el hombre sensual-externo, se puede ver en lo que antecede (n. 267 y allí en las notas B).

  
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