El Cielo y el Infierno #415

Por Emanuel Swedenborg

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Capítulo 43 (EL CIELO): La inmensidad del Cielo

415. Que el cielo del Señor es inmenso puede ser claro por mucho de lo que se ha dicho y manifestado en lo que antecede, sobre todo por aquello de que el cielo proviene del género humano (véase arriba (n.311-317); no sólo del género que nace dentro de la iglesia sino también del que nace fuera de ella (n. 318-328), por consiguiente de todos cuantos han vivido en el bien en esta tierra desde su primer origen. El que tiene algún conocimiento acerca de las varias partes, regiones y reinos de esta tierra puede comprender cuan grande es la multitud de hombres (nacidos) en este orbe terrestre. Quien calcule verá que mueren en ella diariamente varios millares de hombres, y dentro de un año por consiguiente algunas miríadas o millones, y esto desde el principio, después del cual han trascurrido muchos miles de años; cuyos hombres, después de la muerte, todos han ido, y continuamente van, al otro mundo, llamado el mundo espiritual; pero cuantos de ellos han llegado a ser ángeles del cielo no se puede decir. Se me ha dicho que en el tiempo antiguo muchos llegaron a serlo, porque entonces los hombres pensaban más interior, y más espiritualmente y porque así se hallaban en una inclinación celestial, pero en las edades que siguieron no lo consiguieron tantos, por la razón de que los hombres en el trascurso del tiempo se volvieron exteriores, empezando a pensar de un modo más natural y por ello a entrar en una inclinación terrenal. Puede por esto ser claro que el cielo es grande, en primer lugar sólo por los habitantes de esta tierra.

  
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